Masculino de 21 años, con lesión única en prepucio de tres semanas de evolución, redonda, de fondo sucio, no dolorosa
Respuesta del diagnóstico de la imagen Aten Fam 2014;21(1):31
El nevo de Becker es un hamartoma hiperpigmentado, de bordes geográficos, congénito o adquirido, acompañado en muchas ocasiones de hipertricosis en su superficie. Habitualmente se localiza en hombro o el tronco.1
Fue descrito por primera vez por Becker en 1949,2 considerándose una patología muy poco frecuente –sólo he observado tres casos en 33 años de práctica como médico de primer nivel de atención–. En 1981, Tymen estimó una prevalencia de 0.5% en jóvenes de 17 a 26 años;3 aparece predominantemente entre los 10 y 20 años de edad,4 y en muchas ocasiones es precedido por una prolongada exposición solar.
Se le debe diferenciar del síndrome de Becker, que resulta de la asociación de este nevo con otras alteraciones óseas, musculares o cutáneas,5 explicándose mediante una herencia paradominante.6
El nevo de Becker, también llamado melanosis de Becker, es un tipo particular de hamartoma organoide con componentes tisulares de origen tanto ectodérmico como mesodérmico y desarrollo andrógeno dependiente;6 presumiblemente responde a un mosaicismo originado por fenómenos poszigóticos de pérdida de la heterozigocidad.7
Clínicamente se caracteriza por la presencia de una mácula de tamaño variable de escasos centímetros hasta que llega a cubrir grandes áreas, siendo de color marrón oscuro, de bordes generalmente bien delimitados, asentada principalmente en la región acromioclavicular y, con el tiempo, puede poblarse de pelos oscuros.
Histológicamente existe moderada acantosis, con elongación de las crestas e hiperpigmentación variable, sin un incremento en el número de melanocitos; en la dermis se observan melanófagos.8 Dermatoscópicamente se aprecia: red, hipopigmentación focal, hipopigmentación surco piel, folículos pilosos e hipopigmentación perifolicular.9
El diagnóstico diferencial se establece con el nevo melanocítico congénito, manchas café con leche, neurofibromatosis y hamartoma cutáneo adquirido del músculo liso.10
Finalmente, el manejo de esta patología resulta ser conservador: observación periódica y, si fuera necesario, toma de biopsia en caso de duda o de alguna otra entidad agregada.
Este artículo debe citarse: Guerrero-Zulueta A. Nevo de Becker. Aten Fam. 2014;21(2):65.