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Vol. 29. Núm. 1.
Páginas 3-5 (enero 2002)
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¿Acreditación delegada o acreditación demorada?
Delegated accreditation or delayed accreditation?
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P. Gayoso Diz
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¿Puede elaborarse un sistema de mejora para los profesionales, sin contar con los propios profesionales? ¿No supone esto una profunda contradicción que podría poner en cuestión la validez y pertinencia del sistema en sí mismo?

Los profesionales sanitarios contemplan actualmente con perplejidad el desarrollo del Sistema de Formación Continuada de las profesiones sanitarias (SFC) al margen de las sociedades científicas y otras instituciones, en las que se ha gestado tanto la actividad que hoy se conoce como formación continuada como los sistemas de evaluación y acreditación de la calidad de la formación que precedieron en varios años al SFC.

Las sociedades científicas agrupan al colectivo de profesionales que, a lo largo de décadas, han consolidado, con su trabajo clínico, docente e investigador, las características que constituyen los perfiles de las diferentes especialidades y áreas de conocimiento. Junto con otras estructuras (universidad, colegios profesionales, sistema sanitario) han liderado un continuo cambio en la incorporación de nuevos conocimientos y habilidades. Cambios que permitieran una atención sanitaria de mayor calidad y más adecuada a las necesidades de la población.

Es parte esencial de la actividad médica la transmisión de estos conocimientos y la puesta en común de los resultados de investigación que, a través del análisis crítico y el contraste empírico, permitan avanzar profundizando en el saber científico.

Con estas consideraciones, la formación continuada se entiende como imprescindible para mantener la competencia profesional y mejorar la calidad de la asistencia prestada.

La iniciativa del ministerio y las comunidades autónomas de establecer un sistema que garantice tanto la calidad de la oferta de actividades de formación continuada como su adecuación a los diferentes perfiles profesionales constituyó una excelente noticia para todos.

La magnitud y trascendencia de la tarea eran grandes, pero se contaba con la colaboración de todas las estructuras implicadas y con experiencias útiles tanto internacionales como en nuestro país, por lo que su abordaje resultaba factible aunque complejo.

La experiencia de otros países, en algunos casos como Estados Unidos muy dilatada, indica que es necesario contar con todos los recursos disponibles y desarrollar y aplicar mecanismos de garantía de calidad que aseguren la adecuación de la actividad acreditadora a su finalidad: aplicar criterios de calidad docente que permitan identificar las actividades de excelencia.

Por otra parte, la ya larga experiencia que la formación de posgrado tiene en España a través del sistema MIR confirma la importancia de la continua evaluación de la actividad como único mecanismo que garantice la calidad y, por tanto, su reconocimiento y prestigio.

Previamente al SFC, y también en estos años, algunas sociedades científicas tenían o han desarrollado sistemas de evaluación de calidad de las actividades de formación continuada dirigidas a su área específica de conocimiento. Es el caso, entre otros, del Sistema de Acreditación en Atención Primaria (SaAP), constituido por semFYC y SEMERGEN, y que inició su funcionamiento en acreditación de actividades en 1995.

Después de estos años de trabajo disponemos de la estructura, los recursos humanos y los materiales necesarios para realizar la evaluación de las actividades de formación continuada dirigidas a los facultativos de atención primaria.

Nuestra actividad puede ser auditada en cualquier momento. Nosotros mismos lo estamos haciendo desde el inicio del SaAP, en una línea de mejora continua que estamos convencidos es el pilar más sólido de nuestra credibilidad y de la confianza que los profesionales nos otorgan desde hace más de 5 años.

Esta experiencia y esta estructura es la que se ha ofrecido al SFC como un recurso que apoye su desarrollo, a través de la delegación de la actividad acreditadora. Esto significa el reconocimiento de que las instituciones con capacidad de acreditación delegada tienen instrumentos que permiten la aplicación de los criterios del Sistema de Formación Continuada y, por tanto, la acreditación de actividades. Sin duda, significa también la disponibilidad de la institución que ha recibido la delegación para someterse a un sistema externo de garantía de calidad y homogeneidad por parte del SFC.

Contar con los recursos de aquellas organizaciones que disponen de la experiencia, la trayectoria y la estructura necesaria para la aplicación de los criterios de acreditación de la Comisión de Formación Continuada (CFC) en la forma adecuada permitirá a ésta superar la actual y creciente situación de bloqueo, con gran demora en los tiempos de respuesta y falta de uniformidad en la aplicación de los criterios entre los evaluadores de la CFC que originan situaciones peculiares.

Pero sobre todo, y más importante, permitiría al SFC abordar el área a la que nos hemos referido previamente: el establecimiento de los criterios de auditoría y control de calidad de la actividad acreditadora y su aplicación, que resulta ya imprescindible. Es además un aspecto que tiene carácter indelegable por su importancia.

El prestigio del sistema depende de que consiga una suficiente coherencia entre: objetivos, aplicación de los criterios de acreditación y resultados de las actividades acreditadas. La coherencia, en parte sustancial afectada en este momento por el nivel de retraso acumulado, es ahora su talón de Aquiles, pero puede ser en el futuro su base más sólida y la mejor garantía para todo el sistema sanitario.

Las sociedades científicas estamos dispuestas a continuar avanzando en una línea de mejora continua de nuestros sistemas de acreditación y de colaboración con el resto de las estructuras del sistema sanitario. ¿Hasta cuando tendremos que esperar a que la CFC nos reconozca esta capacidad? ¿Seguirá siendo un diálogo sin interlocutor? En cualquier caso, mientras esperamos su respuesta, continuamos trabajando en mejorar nuestra formación continuada y nuestra competencia profesional.

 

 

Bibliografía general

Davis D. Continuing medical education. Global health, global learning. BMJ 1998;316:385-9.

Davis D, O'Brien MA, Freemantle N, Wolf FM, Mazmanian P, Taylor-Vaisey A. Impact of formal continuing medical education: do conferences, workshops, rounds, and other traditional continuing education activities change physician behavior or health care outcomes? JAMA 1999;282:867-74.

Peck C, McCall M, McLaren B, Rotem T. Continuing medical education and continuing professional development: international comparisons. BMJ 2000;320:432-5.

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