Después de leer el artículo «Cambios en las expectativas profesionales de los residentes de medicina de familia y comunitaria»1 nos gustaría felicitar a sus autoras por haber escogido este tema de gran interés, especialmente cuando en las convocatorias MIR de los dos últimos años es progresivo el número de plazas que quedan desiertas
Las autoras discuten los aspectos a considerar en las expectativas que puedan tener los residentes de Medicina Familiar y Comunitaria (MFyC) con respecto a su futuro profesional: reconocimiento de la especialidad, contexto laboral y equilibrio entre la vida laboral y personal.
Para sumar y corroborar estas consideraciones cabe dar voz a estudiantes y residentes para conocer en los electores lo que no atrae de la especialidad. Los estudiantes tienen en cuenta la gran carga burocrática a la que son sometidos los médicos de MFyC. También entra en juego la posibilidad de desplazarse a zonas más rurales o pueblos pequeños alejados de las grandes ciudades y el rechazo hacia esta opción2.
Parte del rechazo viene por el poco contacto que han tenido los estudiantes de medicina con la medicina de familia en la universidad y con la medicina rural. Es necesaria mayor presencia de la especialidad en el grado, reclamando una estructura docente no opcional, relacionada con otras asignaturas y con estancias más prolongadas en atención primaria2.
Un alto porcentaje de residentes (87,3%) trabajan más de 40 horas semanales y, como consecuencia, tienen agotamiento laboral, sensación de aprendizaje y de atención médica ineficiente3 y limitación para dedicarse a otras actividades más allá de la atención sanitaria.
La retribución no es acorde con la dedicación, tiempo de formación invertido, responsabilidad, casos de eventualidad laboral, ausencia de desarrollo profesional y determinados horarios.
Es comprensible que un porcentaje considerable de residente de MFyC decida no continuar la especialidad una vez iniciada2.
Además de recabar la opinión de estudiantes y residentes, se hace necesario recurrir a estudios comparativos en otros países. De la misma manera que se han explorado los valores en Medicina Familiar, cabría analizar los elementos y experiencias que la hacen más o menos atractiva4.
Las medidas que se adopten deben dirigirse a estimular la demanda de la especialidad y el deseo de permanecer en el ejercicio de la atención primaria pero, ¿cómo hacerlo en la práctica?