Los médicos que tenemos cierta edad (comencé la residencia en medicina de familia en 1984) todavía recordamos el calvario que suponía la recopilación de bibliografía para escribir un artículo científico. Tras largas horas en la biblioteca buscando las referencias adecuadas, había que encontrar el volumen en las estanterías, hacer cola para las fotocopias y dejar una cantidad considerable de dinero en éstas. Posteriormente, llegaron los CD con la información recopilada mensualmente y, después, la conexión online, lenta al principio y mejor actualmente con el ADSL desde nuestras casas y lugares de trabajo.
Todo esto es historia, y ahora disponemos de herramientas para acceder a la información de una manera rápida que permita tomar decisiones de una forma más segura y sin necesidad de disponer en la consulta o en el domicilio de caros y gruesos volúmenes de libros clásicos. Uno de los problemas que surge, una vez disponible la herramienta, es la elección adecuada del sitio web en el que depositar nuestra confianza, y extraer y aplicar su información. Cada médico ha elaborado poco a poco su selección particular, pero dicha selección no siempre se ha hecho con patrones objetivos, sino según sus propias percepciones sobre la calidad de aquella.
El interés del artículo «Evaluación de sitios web con información sobre medicamentos», publicado en este número de la revista1, radica en la elaboración de un consenso Delphi entre personas representativas, sobre los mejores sitios web para recopilar información de medicamentos. Para ello, no solamente han pedido la opinión particular, sino la opinión basada en estándares de calidad y códigos de conducta internacionalmente reconocidos. Los participantes han sido personas relevantes de distintos ámbitos.
Dentro del consenso respecto a la información sobre medicamentos, se encuentra una buena representación de los sitios web nacionales e internacionales más relevantes y que consiguen el mejor acuerdo sobre su utilidad y calidad. Un cierto reparo al listado sería la inclusión de algunas páginas que requieren suscripción y pago, de excelente calidad, pero no accesibles en muchos lugares.
En mi opinión, cualquier médico debe sentirse cómodo en la utilización de las páginas web aquí recomendadas; sin embargo, debería distinguirse entre aquellas que ofrecen información autorizada y descriptiva, como las fichas técnicas de la EMEA2, de aquellas que ofrecen opinión y valoración de medicamentos y terapias, como CEVIME3 u otros. Son complementarias y dan una información diferente.
Actualmente, no se debe concebir una consulta de cualquier médico, y en particular la de un médico de familia, sin una conexión a internet que permita acceder a las fuentes de información necesarias para actualizar, consultar o asegurar un conocimiento sobre el uso de los medicamentos o cualquier otro tema relacionado con la consulta diaria. Las herramientas existen y deberían estar disponibles para todos los médicos que trabajan en los sistemas de salud. En el ámbito rural, urbano o cualquier otro, el apoyo informático a la toma de decisiones permite disminuir la variabilidad clínica, iguala las condiciones de trabajo y aumenta el margen de seguridad en las actuaciones médicas. Los médicos reticentes todavía a utilizar las nuevas tecnologías deben ser conscientes de su necesidad y su gran utilidad.
Las recomendaciones efectuadas en el artículo de Jiménez et al servirán para poder acceder rápidamente a la información más completa descriptiva de un fármaco y a conocer el análisis de calidad sobre la adecuación de un fármaco, su lugar en la terapéutica y la opinión razonada de las personas que han dedicado su tiempo a evaluarlo y hacerlo accesible a los demás.
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