Consumidores de cannabis: algunas ideas para empezar
En los últimos años, drogas procedentes de otras culturas se han instalado progresiva y transculturalmente en un mismo medio sociocultural. El cannabis es, en la actualidad, la droga ilegal más consumida en las sociedades desarrolladas: está presente en todos los grupos socioeconómicos y étnicos, tanto en áreas urbanas como rurales1-4. ¿Legales o ilegales? Los jóvenes y adolescentes no se preocupan mucho por este tipo de distinciones, simplemente consumen las drogas que son accesibles, las que están en su mundo y a su alcance5,6. Históricamente, la drogodependencia ha sido el efecto resultante más asociado y a la vez temido, tanto por los profesionales de la salud como por la sociedad en general. Pero dados los actuales patrones socioculturales del consumo de drogas, no sólo debe preocuparnos la posible aparición del trastorno adictivo. Muchos jóvenes y adolescentes, policonsumidores de drogas, presentarán riesgos biopsicosociales importantes asociados y/o derivados de su uso/abuso sin llegar a ser, necesaria y técnicamente, adictos a ellas7. El cannabis se ha convertido en la actualidad en un centro controvertido de opiniones, rechazos y adhesiones. Interdisciplinariamente, suele ser objeto de estudio como agente multicausal. En este sentido, crece su interés como sustancia posiblemente útil para la aplicación clínica8-11, pero también genera temor como potencial inductor de trastornos amotivacionales, depresivos, psicóticos y esquizofrénicos para muchos de sus consumidores12-15. A mediados del siglo xx se consiguió, por primera vez, aislar el principio activo fundamental del cáñamo: el 9 tetrahidrocannabinol (THC, un compuesto de naturaleza no alcaloide). La planta tiene además unos 60 componentes activos reconocidos.
Efectos derivados del consumo de cannabis
El THC genera efectos depresores y psicodislépticos sobre el SNC (tabla 1), pero complementariamente a sus propiedades farmacológicas, coexisten también otras variables condicionantes de los efectos de su consumo16:
La cantidad consumida (dosificación).
La calidad de los derivados del cannabis (grado de pureza), que da lugar a distintas concentraciones de excipientes, de principio activo (cannabinoles) y de adulterantes (figs. 1-3).
Figura 1. Hachís (cannabis) de baja pureza. Nombre en argot: «apaleado». Fuente: Amalgama 716.
Figura 2. Hachís (cannabis) de calidad media. Nombre en argot: «polen». Fuente: Amalgama716.
Figura 3. Hachís (cannabis) de alta calidad. Nombre en argot: «bellota». Fuente: Amalgama716.
La vía de administración: aunque la vía más utilizada es la respiratoria (fumados), se usan también por vía oral (en forma de infusiones, pastelillos de marihuana o de hachís, etc.), por lo que sus efectos pueden presentar variaciones, alteraciones y hasta intoxicaciones en función del estado y las mezclas de los productos utilizados.
El policonsumo junto con otras drogas, básicamente tabaco, alcohol, drogas de síntesis, alucinógenos y cocaína. En este sentido, son relevantes los datos del National Household Surcey on Drug Abuse17, donde se puede constatar que sólo un 0,3% de los individuos que no consumen marihuana sí consumen cocaína y, por el contrario, de los consumidores habituales o adictivos del cannabis (los que han fumado en 200 ocasiones o más), el 77,3% ha consumido o consume cocaína.
Las características individuales del consumidor: peso, edad, sistema metabólico, historial biopsicopatológico, predisposición genética, etc.
Las características ambientales donde se produce el consumo: individual y/o compartido, espacios cerrados y multitudinarios o espacios abiertos al aire libre.
Frecuencia de consumo: se deberá distinguir entre el consumo experimental, ocasional, circunstancial, habitual y adictivo. Los mecanismos de tolerancia y dependencia se desarrollarán y se intensificarán también en función del tipo de frecuencias de consumo.
Detección precoz: señales, signos y síntomas de alerta
Uno de cada dos jóvenes y adolescentes de 14 a 19 años escolarizados de Cataluña manifiesta que consume o ha consumido cannabis2. Una parte de ellos, mayoritariamente los que hayan realizado un consumo experimental, ocasional o circunstancial, raramente presentarán trastornos derivados. Otros se convertirán en adictos y deberán ser tratados para ello. Finalmente, muchos consumidores, adictos o no, pueden precisar ayuda terapéutica por presentar trastornos biopsicosociales asociados y/o derivados de su consumo. En el contexto de la entrevista con el médico, es importante que se permita al paciente que él mismo identifique la frecuencia de su consumo y que, por tanto, se explore la sintomatología (tabla 1): rendimiento escolar y/o laboral, conflictos familiares y/o sociales, trastornos emocionales y/o psicopatológicos, aumento del tiempo de consumo de porros, consumo descontrolado, intoxicaciones y tiempos de máxima abstinencia al consumo, tiempos de consumo continuado, dificultad para realizar y/o mantener actividades, destinación presupuestaria, aumento de la tolerancia al consumo, recaídas, aparición de síndromes de abstinencia y aumento de los descuidos y/o los accidentes relacionados con el consumo18.
Intervención terapéutica desde el ámbito de la atención primaria (programas de disminución de daños y de riesgos)
Las actividades de promoción de la salud, el diagnóstico precoz, el apoyo terapéutico, el tratamiento de afecciones orgánicas asociadas, el seguimiento del proceso terapéutico, la articulación de las derivaciones terapéuticas, las técnicas de desintoxicación y los tratamientos sustitutivos son algunas de las actividades descritas por algunos autores19,20 como propias y posibles de realizar desde la atención primaria y dirigidas a los consumidores de drogas y/o drogodependientes; pero complementariamente a todas ellas, debemos plantearnos la oportunidad de intervenir desde los programas de disminución de daños y riesgos dirigidos a los jóvenes y adolescentes que han decidido fumar «porros» o que están en un proceso de consumo y que, en muchos casos, no habrán tomado aún la decisión de dejar de consumir cuando sean atendidos por el médico. En este sentido, sugerimos algunas recomendaciones, que se deben explicitar con un léxico comprensible. Puede ser eficaz que el médico inicie esta intervención preventiva a partir del siguiente enunciado: «Si has decidido consumir o estás fumando porros, estas reflexiones te pueden ayudar» (anexo 1).