Conocer la relación entre el consumo de psicofármacos en mujeres y los resultados de los test Apgar y acontecimientos vitales estresantes (AVE).
DiseñoEstudio descriptivo transversal.
EmplazamientoCentro de Salud General Fanjul (Área 7 de la Comunidad de Madrid).
ParticipantesTodas las mujeres de entre 25–65 años de edad que acuden a las consultas de atención primaria durante una semana del mes de marzo de 2005.
Mediciones principalesEncuestas validadas de disfunción familiar (Apgar) y acontecimientos vitales estresantes (escala aditiva de evaluación de reajuste social).
ResultadosAcudieron 625 mujeres, de las que se entrevistó a 121 (19,36%), con una media de edad de 46,8±12,7 años. El 90% son españolas. El 55,4% están casadas, el 67% tiene hijos, el 3,3% no tiene estudios y el 75,2% ha cursado estudios primarios y el 21,5%, estudios universitarios. Trabaja fuera de casa el 57,9%. Los antidepresivos son utilizados por el 24% de las mujeres y las benzodiacepinas, por un 30,6%. El consumo de benzodiacepinas aumenta con la edad (p<0,001). Al relacionar el consumo de benzodiacepinas o antidepresivos y la existencia de mayor disfuncionalidad familiar o AVE, no se observan diferencias estadísticamente significativas.
ConclusionesAunque de manera intuitiva se podría pensar que los AVE y la disfunción familiar determinan un mayor consumo de psicofármacos, no hemos podido encontrar una relación estadísticamente significativa. Se detecta un mayor consumo de benzodiacepinas a mayor edad.
To find out the relationship between the use of psychoactive drugs in women and the results of the APGAR and stressful life events (SLE) questionnaires.
DesignCross-sectional, descriptive study.
SettingGeneral Fanjul Health Centre in Area 7 of the Community of Madrid.
ParticipantsAll the women between 25–65 years who were seen in Primary Care clinics in one week in March, 2005.
MethodValidated surveys validated of family dysfunction (Apgar) and stressful life events (additive scale of evaluation of social readjustment) were carried on women between 25–65 years who took psychoactive drugs.
ResultsOf the 625 women who were seen in the clinics, 121 (19.36%), with a mean age of 46.8±12.7 years, were interviewed. Of these, 90% were Spanish, 55.4% were married, 67% had children, 3.3% had not received schooling, 75.2% had a primary school education, 21.5% with university studies, and 57.9% work outside the home. Antidepressants were used by 24% of the women, with 30.6% taking benzodiazepines. The use of benzodiazepines increases with the age (p<0.001). On having look at the relationship between the use of benzodiazepines or antidepressants and the existence of major family dysfunction or major stressful life events (SLE) we verify that statistically significant differences do not exist.
ConclusionsAlthough it was intuitively possible to believe that SLE and family dysfunction lead to a higher use of psychoactive drugs, we could not find a statistically significant relationship. We have shown that there is a higher use of benzodiazepines in older women.
La tensión de la vida diaria puede tener un impacto significativo en los patrones de expresión de la salud y de la enfermedad no sólo en lo personal, sino en el entorno del individuo, es decir, la familia1.
Hay una tendencia a utilizar términos psiquiátricos para detectar situaciones que puedan generar dificultad en el ámbito familiar, principalmente debido a la escasa formación de los médicos de atención primaria2–4 sobre los ciclos vitales familiares.
Para tener un conocimiento del impacto familiar en el cuidado de la salud y los efectos de la enfermedad en la familia, se han desarrollado escalas numéricas del funcionamiento familiar, como el test de Apgar familiar y la escala de acontecimientos vitales estresantes (AVE)5.
El test del Apgar familiar6, descrito por Gabriel Smilkstein, permite medir la salud funcional de la familia a través de los siguientes parámetros: adaptabilidad (recursos familiares para la resolución de problemas), participación (cooperación de los miembros de la familia), gradiente de crecimiento (maduración física, emocional y social que se lleva a cabo a través del apoyo mutuo), afecto (relaciones de cuidado y cariño que interaccionan entre los integrantes de un grupo familiar) y resolución (tarea de compartir el tiempo, de dedicar recursos materiales y especiales para apoyar a todos los miembros de la familia). Estos cinco componentes se evalúan mediante una serie de preguntas, de modo que se conoce el funcionamiento de la familia a través de la satisfacción del entrevistado con su vida y la percepción que éste tiene del propio funcionamiento familiar.
El instrumento de medida de los AVE es una escala aditiva de evaluación de reajuste social (SRSS) de Colmes y Rahe (1967), modificada para adaptarla a nuestro medio por De la Revilla7 en 1994. Los AVE son los sucesos que ha padecido el sujeto durante el último año y que actúan como un estímulo que causa un sufrimiento o estrés y origina malestar en el individuo y en la familia. Cada uno de los acontecimientos puntúa, según la gravedad, entre 100 (el acontecimiento más grave) y 11 (el menos relevante), y así se clasifica a los pacientes en riesgo alto (puntuación >300), riesgo medio (300–199) y riesgo bajo (<199).
Como queda reflejado en un reciente estudio8, los profesionales consideran que existe una asociación positiva entre el consumo de psicofármacos y el sexo femenino y plantean la necesidad de mejorar la formación en relación con el diagnóstico y la psicoterapia para minimizar el creciente uso de dichos fármacos.
El objetivo del presente estudio es conocer la relación entre el consumo de psicofármacos en mujeres y los resultados de los test Apgar y AVE.
Material y métodoDiseñoEstudio descriptivo transversal en el Centro de Salud General Fanjul (Área 7 de la Comunidad de Madrid), durante una semana de marzo de 2005.
Muestra y participantesLa población de estudio la constituyen todas las mujeres de entre 25–65 años de edad que acuden a las consultas de atención primaria en dicho periodo. Se excluye a las mujeres que padecen trastorno psiquiátrico severo, déficit cognitivo-sensorial grave o enfermedad osteomuscular aguda.
Las mujeres eran invitadas a participar en el estudio y tenían que pasar a otra consulta donde dos médicos residentes se encargaban de realizar las encuestas.
La encuesta, de carácter anónimo, incluye variables demográficas, socioeconómicas, nivel de estudios, consumo de benzodiacepinas y antidepresivos y los test Apgar y AVE.
Análisis estadísticoSe empleó los programas SPSS V.11.0 y EpiInfo. Los resultados se expresan en forma de porcentaje (con sus correspondientes intervalos de confianza [IC] del 95%) y medias±desviación estandar (DE).
La relación entre el consumo de psicofármacos, la edad y las test de Apgar y AVE fue analizada mediante la prueba de la t de Student para muestras independientes.
ResultadosAcudieron 625 mujeres, de las que se entrevistó a 121 (19,4%), con una media de edad de 46,8±12,7 años, cuyas características principales se recogen en la tabla 1. El 90% son de nacionalidad española.
Características de la muestra (n=121)
% | IC del 95% | |
Estado civil | ||
Solteras | 29,8 | 21–38 |
Casadas | 55,4 | 46–64 |
Separadas | 9,1 | 6–14 |
Viudas | 5,8 | 1,2–10,4 |
Estudios | ||
Sin estudios | 3,3 | 1–8,3 |
Primarios | 75,2 | 67,1–83,3 |
Superiores | 21,5 | 13,8–29,2 |
Situación laboral | ||
Ama de casa | 38 | 29–47,1 |
Trabajan | 57,9 | 48,6–67,1 |
En paro | 3,3 | 0,9–8,3 |
Estudiantes | 0,8 | 0–4,5 |
Mujeres con hijos | 67 | 59,1–76,5 |
Conviven con alguna persona dependiente | 12,4* | 6,1–18,7 |
Cuidadora principal | 13,2 | 6,8–19,7 |
Vive sola | 9,1 | 3,6–14,6 |
Dificultad económica para llegar a fin de mes | 26,4 | 18,2–34,7 |
IC: intervalo de confianza.
Los resultados del cuestionario Apgar muestran que el 72,7% de las familias son muy funcionales; el 21,5%, moderadamente disfuncionales y el 5,8%, severamente disfuncionales.
En relación con el número de AVE sufridos en el último año, el 84% de las mujeres presentan riesgo bajo; el 8%, riesgo medio y el 8% restante, riesgo alto.
Respecto al consumo de psicofármacos, los antidepresivos son utilizados por el 24% de las mujeres y las benzodiacepinas, por el 30,6% (tabla 2). El origen de la prescripción es la consulta de atención primaria en el 78,6% de las mujeres. En el 64,5% de los casos, el diagnóstico está registrado en la historia clínica, y los principales son depresión (11,6%), ansiedad (9,9%) e insomnio (3,3%).
Duración del consumo de psicofármacos
Consumo de AD, % (IC del 95%) | Consumo de BZD, % (IC del 95%) | |
24 | 30,60 | |
0–6 meses | 24,1 (6,8–41,3) | 32,4 (16–48,8) |
6 meses–1 año | 20,7 (8–39,7) | 10,8 (3–25,4) |
> 1 año | 55,2 (35,4–75) | 56,8 (39,4–74,1) |
Total | 24 (16–32) | 30,6 (21,9–39,2) |
AD: antidepresivos; BZD: benzodicepinas; IC: intervalo de confianza.
Analizando el consumo de benzodiacepinas respecto a la edad, se detectaron diferencias estadísticamente significativas (p<0,001) (fig. 1). Por el contrario, no se apreciaron diferencias estadísticamente significativas con el consumo de antidepresivos (p=0,29) (fig. 2).
Al relacionar el consumo de benzodiacepinas y la existencia de mayor disfuncionalidad familiar o mayor número de AVE, no se encuentran diferencias estadísticamente significativas (p=0,28) (figs. 3 y 4). Tampoco la hubo con el consumo de antidepresivos (p=0,29) (figs. 5 y 6).
Aunque de manera intuitiva se podría pensar que los AVE y la disfunción familiar determinan un mayor consumo de psicofármacos, no hemos podido encontrar una asociación estadísticamente significativa entre ellos. Esto puede deberse al tamaño muestral o a las limitaciones que presentan los cuestionarios empleados. En una revisión del cuestionario de AVE, Lobo centra sus críticas en que utiliza una escala aditiva en la que algunos ítems no son totalmente independientes entre sí, por lo que no pueden ser aditivos, es decir, que no distinguen un episodio deseado (casarse) de una dificultad (financiera, social).
Se ha detectado un mayor consumo de benzodiacepinas a mayor edad.
Haría falta profundizar en la adecuación de las prescripciones de psicofármacos, ya que el principal origen de las prescripciones viene del médico de atención primaria.
Se debería aumentar la formación en cuanto a la búsqueda de AVE y disfunción familiar y registrarlo en la historia clínica.
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La relación entre el consumo de psicofármacos y disfunción familiar ha sido poco estudiada.
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Hay tendencia a utilizar términos psiquiátricos para detectar situaciones de dificultad en el ámbito familiar, quizá por la escasa formación de los médicos de atención primaria sobre los ciclos vitales familiares.
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Se han desarrollado escalas numéricas del funcionamiento familiar: el test de Apgar familiar y la escala de acontecimientos vitales estresantes (AVE), en un intento de cuantificar las funciones de la familia.
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Se ha podido encontrar relación estadísticamente significativa entre los AVE y disfunción familiar respecto a un mayor consumo de psicofármacos.
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Se detectado un mayor consumo de benzodiacepinas a mayor edad.
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Se debería aumentar la formación en cuanto a la búsqueda de AVE y disfunción familiar y registrarlo en la historia clínica.