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Inicio Atención Primaria Educación a diabéticos tipo 2: ¿por qué no en grupos?
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Vol. 23. Núm. 8.
Páginas 485-492 (mayo 1999)
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Educación a diabéticos tipo 2: ¿por qué no en grupos?
Education for type 2 diabetics: why not in groups?
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MJ. Armaléa
a Centro Salud Las Fuentes Norte. Zaragoza.
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Objetivo. Evaluar la eficacia de un programa de educación grupal a diabéticos, consiguiendo disminuir la glucemia basal, el índice de masa corporal y la hemoglobina glucosilada, estimular el autocontrol de la glucemia en pacientes con tratamiento insulínico, mejorar los conocimientos e incluir en educación grupal al 75% de la población diana.

Diseño. Ensayo clínico controlado de muestras apareadas, de 2 años de duración.

Emplazamiento. Centro de Salud Las Fuentes Norte. Zaragoza.

Pacientes. Doscientes cuarenta y tres diabéticos tipo 2, distribuyéndose de forma aleatoria 120 en el grupo intervención y 123 en el grupo control, incluyendo a todo paciente sin antecedentes de educación grupal en 2 años anteriores y sin limitaciones para acudir a charlas y controles. No hay abandonos en el primer año y 9 en el segundo.

Intervenciones. Taller de educación sanitaria grupal durante 2 días en el primer y segundo años.

Mediciones y resultados. En el grupo intervención, al terminar el estudio los aciertos en la encuesta aumentan en 4,2; la glucemia basal disminuye 17,1 mg/dl, la hemoglobina glucada baja 0,5 y el autoanálisis aumenta en un 14,2%, todo con diferencias significativas para p<0,005 y un intervalo de confianza del 95%. El índice de masa corporal disminuye 0,3 sin diferencias significativas. Entre el primer y segundo años se pierden conocimientos, empeorando el control metabólico. En el grupo control no hay diferencias significativas en ninguna variable.

Conclusiones. Un programa estable de educación grupal puede ser efectivo, sobre todo por el aumento de conocimientos, fomentando unas condiciones óptimas para el cambio hacia un estilo de vida más saludable.

Palabras clave:
Educación sanitaria grupal
Diabetes tipo 2
Talleres de educación

Objective. To evaluate the efficacy of a programme of group education for diabetics, which succeeded in reducing base glucaemia, body mass index and glycosilated haemoglobin, stimulating insulin-treated patients´ self-monitoring of glucaemia, improving their understanding of the disease, and bringing into group education 75% of the target population.

Design. A controlled clinical trial with paired samples, lasting two years.

Setting. «Las Fuentes Norte» Health Centre, Zaragoza.

Patients. 243 type 2 diabetics, distributed at random, with 120 in the intervention group and 123 in the control group. All patients with no history of group education in the previous two years and with no restrictions on their attending talks and monitoring were included. No-one gave up in the first year; 9 did in the second year.

Intervention. Group health education workshop for two days in the first and second years.

Measurements and main results. In the intervention group, at the end of the study, success in the survey increased by 4.2; base glucaemia dropped by 17.1 mg/dl, glycate haemoglobin went down by 0.5, and self-analysis went up by 14.2%, all with significant differences (p<0.005 and CI95%). The body mass index went down by 0.3 without significant differences. Knowledge was lost between the first and second year, with worse metabolic control. In the control group there were no significant differences in any variable.

Conclusions. A stable programme of group education may be effective, especially because of the increase in knowledge of the disease, fostering excellent conditions for a change to a healthier life-style.

Keywords:
Group health education
Type 2 diabetes
Education workshops
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Introducción

Según un estudio reciente en Aragón, la prevalencia de la diabetes mellitus es de un 6,1% de la población general y la frecuencia de diabetes no diagnosticada es del 3,0%, casi el 50% del total de las diabetes1, similar a otros estudios realizados en diversos países2.

La diabetes mellitus está reconocida como problema de salud pública internacional de magnitud creciente. La 42 Asamblea Mundial de la Salud adoptó unánimemente en 1989 una resolución instando a los miembros a evaluar la importancia nacional de la diabetes, aplicar medidas poblacionales para la prevención y control de la enfermedad y compartir con otras naciones las oportunidades de adiestramiento y educación disponibles3-5.

Estudios realizados en los últimos años, como el United Kingdom Prospective Diabetes Study y otros, muestran una clara relación entre glucemia y complicaciones en la diabetes tipo 26-8. Todo esto nos confirma que el control glucémico es importante en la diabetes tipo 2, pero sin educación diabetológica no puede haber autocontrol y sin autocontrol no es posible una compensación óptima de la diabetes. Por lo tanto, es imprescindible para evitar la presentación de complicaciones a corto y largo plazo9.

Es evidente la importancia de los equipos de atención primaria, por su posición privilegiada en cuanto a accesibilidad, continuidad e integración de su labor para mejorar el control y la detección precoz de las complicaciones de la diabetes y promover la enseñanza del autocuidado a estos pacientes10-13.

La incorporación de los programas de educación diabetológica como parte fundamental del tratamiento de la diabetes mellitus ha supuesto un cambio importante en la evolución de la enfermedad14,15. Los métodos más empleados en atención primaria son la enseñanza individualizada y grupal, métodos no excluyentes pero que serán seleccionados y combinados de forma que se ajusten mejor a las necesidades del paciente16.

Nuestro trabajo tiene como objetivo evaluar la eficacia de un programa de educación a grupos de diabéticos, mediante la consecución de objetivos clínicos (disminución de la glucemia basal, del índice de masa corporal y de la hemoglobina glucosilada) y asistenciales (estimular la utilización de autocontrol de la glucemia basal en pacientes con tratamiento insulínico, mejorar los conocimientos e incluir en educación grupal al 75% de la población diana).

Material y métodos

Se diseñó un ensayo clínico controlado de muestras apareadas, realizado en el Centro de Salud Las Fuentes Norte de Zaragoza, entre diabéticos tipo 2 diagnosticados en el centro de salud y pertenecientes a 4 cupos de medicina general, con un nivel sociocultural medio-bajo, controlados en la consulta programada de medicina general y enfermería. Con una duración de 2 años.

El tamaño muestral ha sido calculado para el objetivo clínico que mayor muestra requiere. Para ello se ha utilizado la fórmula de datos apareados. Por estudios previos realizados en el centro sobre la población diabética tipo 2, ha sido calculada la variancia de la diferencia de medias mediante una t de Student para datos apareados, siendo el estadístico 34.66cuadrado md/dl. Para un error * del 5% y para un error ß del 20% son necesarios al menos 89 casos individuales en cada uno de los grupos, intervención y control.

Una vez conformada la muestra total, los sujetos se estratifican por edad y sexo antes de su asignación aleatoria. Ambas muestras son comparables. El estudio se realizó con un total de 243 pacientes, 120 en el grupo intervención y 123 en el control. Son incluidos los pacientes diagnosticados previamente de diabetes tipo 2 y pertenecientes a los 4 cupos de medicina general seleccionados aplicando los siguientes criterios de exclusión: a) todo paciente con antecedentes de educación sanitaria grupal recibida en los 2 años anteriores, y b) todo paciente con limitaciones físicas, psíquicas o sociales que le impidan acudir regularmente a las sesiones grupales o a los controles analíticos. El estudio comienza en enero de 1996 y termina en diciembre de 1997, no produciéndose ninguna pérdida en el primer año y 9 en el segundo (4 pacientes del grupo control y 5 del de intervención).

En el grupo intervención, además de los controles habituales realizados en consulta de demanda y/o programada habitual, se realiza un taller de educación sanitaria grupal durante 2 días consecutivos, con 1,30 h de duración, utilizando materiales como: balanza, productos naturales y envasados, pizarra, fotografía de platos cocinados a tamaño natural, transparencias, aparatos de autocontrol, jeringuillas y plumas de insulina, agua, guantes, limas, etc. Los asistentes realizan murales alusivos a alguno de los temas tratados. Se entrega documentación escrita al finalizar el taller17.

Se utiliza una encuesta de conocimientos antes de la charla del primer día, después del segundo y a los 3 meses en el grupo intervención y en el grupo control el primer día y a los 3 meses (tabla 1), de forma individualizada por los profesionales de enfermería que impartían la educación grupal, previo consenso para la unificación de criterios, elaborada y validada por la Universidad de Sidney, utilizada y nuevamente validada en España en atención primaria por Piñeiro Chonsa F et al18 (anexo I).

En el grupo control no se realiza intervención educativa distinta a la de los controles habituales realizados en consulta de demanda y/o programada.

 

 

ANEXO 1. Encuesta


1. En los diabéticos que no siguen correctamente el tratamiento, el azúcar esta:


a) Normal.


d) Aumentado.


c) Disminuido.


d) No lo sé.


2. De las siguientes afirmaciones, señale cuál le parece a usted la correcta:


a) No es importante que su diabetes esté bien controlada mientras no pierda el control.


b) Se debe tener azúcar en la orina para estar seguros de no tener el azúcar en sangre bajo.


c) El azúcar alto en sangre mantenido aumentará el número de complicaciones por su diabetes.


d) No sé.


3. La cantidad normal de azúcar en sangre se encuentra entre:


a) 40-60.


b) 70-115.


c) 140-260.


d) No sé.


4. La mantequilla contiene principalmente:


a) Proteínas.


b) Azúcar.


c) Grasa.


d) Minerales, vitaminas.


e) No sé.


5. El arroz contiene principalmente:


a) Proteínas.


b) Azúcar.


c) Grasa.


d) Minerales, vitaminas.


e) No sé.


6. La diabetes produce cambios en varios órganos del cuerpo. ¿En cuál de los siguientes no los produce?:


a) Cambios en la vista.


b) Cambios en riñones.


c) Cambios en el pulmón.


d) No sé.


7. En un diabético que se inyecta insulina y sus análisis demuestran que el azúcar está elevado, el médico le recomendará:


a) Debe dejar de inyectarse insulina.


b) Debe disminuir la cantidad de insulina que se inyecta.


c) Debe aumentar la cantidad de insulina que se inyecta.


d) No sé.


8. Cuando un diabético en tratamiento con insulina está enfermo y no puede comer, el médico le recomendará:


a) Debe dejar de inyectarse insulina.


b) Debe continuar inyectándose insulina.


c) Debe usar pastillas antidiabéticas en lugar de insulina.


d) No sé.


9. Si nota que el azúcar le ha bajado mucho, debe:


a) Inyectarse insulina o tomar una pastilla antidiabética.


b) Debe acostarse y descansar.


c) Debe tomar inmediatamente azúcar.


d) No sé.


10. Cuál de los siguientes alimentos puede comer en las cantidades que usted desee sin peligro de que aumente su azúcar:


a) Manzanas.


b) Pepino.


c) Carne.


d) Miel.


e) No sé.


ANEXO 1. Encuesta (continuación)


11. La causa de que se produzca una bajada de azúcar puede ser:


a) Inyectarse demasiada insulina.


b) Inyectarse poca insulina.


c) Hacer poco ejercicio.


d) No sé.


12. Una de las siguientes sustituciones de alimentos no es correcta. ¿Cual?:


a) Un huevo por una chuleta pequeña.


b) Una porción de pan por la porción correspondiente de macarrones.


c) Un vaso de leche por dos naranjas.


d) No sé.


13. Si no le apetece tomar leche para desayunar, ¿por qué otro alimento lo puede sustituir?


a) Tomando más pan.


b) Tomando más fruta.


c) Tomando una porción de queso.


d) No sé.


Las variables utilizadas son: índice de masa corporal (IMC), glucemia basal, hemoglobina glucada, autocontrol, tratamiento, todas ellas el primer día y a los 3 meses, en ambos grupos.

En el segundo año vuelven a ser recogidas todas las variables y las encuestas en la misma secuencia que en el primer año, realizándose la intervención educativa en el grupo intervención.

El tratamiento y análisis de datos se realizó mediante el programa SPSS-PC. La tecnología estadística utilizada para medidas dentro del mismo grupo fue la t de Student para datos apareados y entre los 2 grupos se utilizó la t de Student para grupos independientes, y para muestras cualitativas con más de 2 variables el análisis de la variancia con un factor. Se realizó también un análisis de datos independientes entre ambos grupos.

Resultados

De los 243 pacientes, 123 pertenecen al grupo control (GC) y 120 al grupo intervención (GI); la media de edad es de 64,7 años (índice de confianza [IC], 63,0-66,3) y 63,8 (IC, 61,5-65,9), respectivamente. La media de años de diagnóstico en el GI es de 8,1 (IC, 6,5-9,4) y en el GC de 9,1 (IC, 7,7-10,5). Un 52% son mujeres y un 48% varones en los 2 grupos, con un nivel sociocultural medio-bajo.

Las patologías asociadas por las que se les controlaba, también, en la consulta individual eran en el GI: EPOC, 4,1%; hipertensión arterial, 61%; dislipemias, 27,6%, y obesidad, 80,5%. En el GC: EPOC, 5,1%; hipertensión arterial, 49,2%; dislipemias, 36,4%, y obesidad, 72,9%. Un 37,3% de los pacientes eran fumadores en el GI y un 35,8 en el GC, siendo un 95,5 de ellos varones.

Primer año

No se produce abandono alguno en ninguno de los 2 grupos. En el GI la glucemia disminuye 12,4 mg/dl con diferencias significativas p<0,005 (IC, 17,7-6,5), mientras que en el GC aumenta 11 mg/dl (IC, 14,7-5,8); hay diferencias significativas entre ambos grupos, p<0,005.

La hemoglobina glucada en el grupo intervención desciende 0,3 con diferencias significativas para una p<0,005 (IC, 0,48-0,16) y en el grupo control sube 0,4 (IC, 0,25-0,46); hay diferencias significativas entre los 2 grupos, p<0,005.

En el IMC no hay diferencias significativas en ningún caso (tabla 2).

Realizan autoanálisis en el GI un 28,8%, con una frecuencia de 3 veces por semana (IC, 1,6-4,3) y a los 3 meses un 28,8%, con una frecuencia de 4,4 (IC, 3,03-5,76); en el GC un 14,8% con una frecuencia de 2,6 (IC, 1,8-3,39) y a los 3 meses un 14,8% con una frecuencia de 2,7 (IC, 1,8-3,59). Hay diferencias significativas entre los 2 grupos.

En el GI un 72% de los pacientes que se inyecta insulina realiza autocontrol, mientras que en el GC es un 40%.

La media de aciertos en la encuesta, sobre 13 para el GI es de 7 en la primera (IC, 6,58-7,53), 9,5 en la segunda (IC, 9,05-9,94) y 10 en la tercera (IC, 9,95-10,94), y para el GC un 6,3 en la primera (IC, 5,89-6,80) y un 7 en la segunda (IC, 6,54-7,45). Entre la última encuesta de los 2 grupos hay diferencias significativas, p<0,005. Por grupos de edades, en el GI el que mejor contesta en la primera encuesta es el grupo más joven (41-50 años), con una media de 8,3 (IC, 7,02-9,57) sobre 13, y el que peor lo hace el de mayores de 81 con un 4,2 (IC, 2,8-5,5), siendo el grupo que más rectifica. En el GC el que mejor contesta a la primera encuesta es el grupo de 51-60 años, con una media de 7,8 (IC, 6,7-8,8) sobre 13, y el que peor lo hace es el de más de 81 años con un 5,3 (IC, 2,6-8,2) en la primera encuesta y en la última hay ligeras mejorías en todos los grupos (fig. 1).

Las preguntas más rectificadas en el grupo intervención son las n.º 6 y 13, con un 40,7 y un 39% de correcciones, respectivamente, y en el GC las 4 y 12, con un 10,6 y un 9,7%. En la última encuesta las preguntas peor contestadas son en el GI la 11, con un 55,1% de las contestaciones acertadas, y la 5, con un 55,9%; en el GC la 5, con un 22%, y la 10, con un 24,4% (tabla 3).

Segundo año

Son excluidos 9 pacientes del estudio por fallecimiento, por cambios de ciudad o por ingresos, 4 del GC y 5 del GI.

En el GI la glucemia basal desciende 13,7 mg/dl con diferencias significativas (p<0,005), mientras que en el GC es de 11,2 mg/dl. Hay diferencias significativas entre ambos grupos, p<0,005.

La hemoglobina glucada en el CI disminuye un total de 0,3 con diferencias significativas, p<0,005 (IC, 0,48-0,22) y en el CG aumenta un 0,2 (IC, 0,10-0,25). Hay diferencias significativas, p<0,005.

El IMC en el GI baja en los 3 meses 0,1 (IC, 0,37-0,17) y en el GC sube 0,1 (IC, 0,2-0,51). No se detectan diferencias significativas.

Realizan autoanálisis en el GI un 28,9% de los pacientes, con una frecuencia de 3,3 veces semanales (IC, 1,5-5,03) y a los 3 meses un 43,5% de ellos, y la frecuencia se mantiene en 3,3 (IC, 2,13-4,46). En el GC son un 16,0%, con una frecuencia de 2,6 (IC, 1,7-3,4), y a los 3 meses no hay cambios. Hay diferencias significativas en el GI y entre ambos grupos, p<0,005. Al finalizar el proyecto en el GI un 86,2% de los pacientes que utilizan insulina realizan autocontrol (tabla 2).

La media de aciertos en la encuesta sobre 13 para el GI es de 8,6 (IC, 8,19-9,06) en la primera encuesta, 10,9 en la segunda (IC, 10,5-11,3) y 11,2 en la tercera (IC, 10,9-11,5). Para el GC de 6,2 en la primera (IC, 5,88-6,65) y de 6,4 en la tercera (IC, 6,03-6,88). La media de aciertos por grupos de edades en el GI coincide con el primer año, tanto en el grupo que mejor y peor contesta como en las rectificaciones de la última encuesta; en el GC el que mejor contesta es el de 41-50 años, el que peor lo hace de 71-80 y las rectificaciones en todos los grupos son mínimas y no significativas (fig. 1).

Las preguntas más rectificadas en el GI son la n.º 5, con un 37,3%, y la 13, con un 40%; en el GC son la 2 y 12, con un 10,1 y 3,4%, respectivamente (tabla 3). Las que menos en el GI son las 1, con un 2,6%, y la 3, con un 6,1%, que son también las que menos posibilidades de mejorar tenían, ya que partían de cifras muy elevadas; en el GC son la 7, que desciende el porcentaje de respuesta acertadas y la 6, con 0,8%.

En la última encuesta las preguntas mejor contestadas en el GI son la 1 y la 4 sobre tratamiento y alimentación, respectivamente, y las peor respondidas la 11, sobre complicaciones, y la 8, sobre tratamiento; en el GC las mejor contestadas son la 1 y 4, que coinciden con el GI, y las peor las 10 y 11, sobre alimentación y complicaciones, respectivamente.

Comparación entre primer y segundo años

En el GC no hay diferencias significativas entre los 2 años en cuanto a la glucemia basal, hemoglobina glucada, IMC, frecuencia de autoanálisis y resultados de las encuestas.

En la GI hay un incremento al principio del segundo año de la glucemia basal de 10 mg/dl y la hemoglobina glucada de 0,2, no de forma significativa respecto de la última determinación del primer año, y disminuyen la glucemia basal en 17,1 mg/dl y la hemoglobina glucada en 0,5, de forma significativa, p<0,005 al finalizar el trabajo. El IMC no varía, pero sí el autoanálisis, que aumenta de forma significativa al finalizar el segundo año en un 14,7%. En el primer cuestionario del segundo año hay una disminución de la media de aciertos de 1,4 preguntas respecto del último del primer año y aumenta la media en 3 preguntas de forma significativa, p<0,005 al finalizar el proyecto.

Discusión

La distribución por edad y sexo y los datos clínicos de los pacientes que participaron en el proyecto son similares a otros trabajos realizados en atención primaria con diabéticos tipo 219,20.

Los estudios sobre diabéticos tipo 2 en atención primaria son cada vez más frecuentes, pero no hemos podido encontrar bibliografía para poder comparar globalmente nuestro proyecto con la rigurosidad necesaria.

Partimos de unos pacientes con unas patologías asociadas en que predomina la obesidad, como en otros estudios consultados21, seguida de hipertensión arterial y dislipemias, parámetros estos últimos no sometidos a seguimiento en el proyecto, ya que éste se encamina a ver la incidencia de la educación grupal en su control metabólico y de conocimientos, no descartándose su valoración en próximos estudios. En cuanto al hábito tabáquico, es ligeramente inferior a otros estudios consultados25, si bien es cierto que por características de nuestra población éste se halla más arraigado en la población masculina, siendo sólo un 4,49% las mujeres fumadoras.

Como hemos observado, la glucemia basal y la hemoglobina glucada descienden ligeramente pero de forma significativa en el GI y experimentan una subida no significativa en el GC.

En cuanto al IMC, coincide con otros trabajos realizados en los que no hay modificación alguna22-24.

Las diferencias iniciales en el autoanálisis en los 2 grupos creemos que son debidas al azar, ya que su distribución fue realizada de forma aleatoria. No hay modificaciones en el primer año en el número de pacientes que lo realizan, pero en el GI sí aumenta la frecuencia en el primer año de forma significativa, teniendo en cuenta que no se hizo hincapié en este tema.

En las encuestas partimos de cifras de aciertos similares en ambos grupos, y al finalizar el primer año en el GI aumentan los aciertos de forma significativa, mientras que en el GC no hay diferencias significativas. Por grupos de edades, en el grupo intervención contestan mejor los de 41-50 años y peor los más mayores, pero son también éstos los que más rectifican.

Entre el primer año de proyecto y la primera intervención del segundo año pasan 11 meses en los que no hay educación grupal. Podemos observar cómo en este tiempo en el grupo intervención hay un incremento de la glucemia basal de 9 mg/dl significativa; la hemoglobina glucada también experimenta una subida de 0,1 no significativa y el IMC sube ligeramente en este tiempo de forma no significativa.

Al finalizar el estudio en el GI conseguimos que la glucemia basal disminuya 17,1 mg/dl y la hemoglobina glucada 0,5, ambas con diferencias significativas, y el IMC 0,3, lo que no es significativo.

En este segundo año se hizo más hincapié en la importancia del autoanálisis en los pacientes tratados con insulina, produciéndose un incremento en su realización, dando unas cifras que coinciden con otros trabajos publicados26. En este punto hay que destacar que, en esos momentos, en nuestra área de salud los pacientes podían disponer de reflectómetros sin coste económico (tema muy importante por la situación socioeconómica de la zona).

En cuanto a las encuestas, en el GI pasamos de una media de aciertos en el primer test de 7 (sobre 13) al inicio, que aumenta a 10 al final del primer año. Al comenzar el segundo hay una pérdida de conocimientos, bajando a 8,6, con una subida al final del segundo año a 11,2, aumentando en total 4,2 los aciertos, por lo que los resultados en el segundo año son mejor que en el primero, lo que nos anima a seguir en esta línea.

En el GC no hay diferencias significativas en ninguno de los aspectos estudiados.

En ambos grupos las preguntas mejor contestadas son la 1, llegando a un 100% en el GI (saben perfectamente que si un diabético no lleva bien el tratamiento su glucemia estará elevada) y la 9, demostrándonos así que saben cómo salir de una hipoglucemia.

En la encuesta las preguntas referentes a alimentación son 5 de las 13 de que consta. Se puede ver que, a excepción de la referente a la mantequilla (n.º 4), el resto son de las peor contestadas en la primera encuesta del primer año, lo que nos lleva a pensar que la educación dada en la consulta individual no ha sido todo lo efectiva que cabía esperarse; sin embargo, son las preguntas más rectificadas en la última encuesta, lo que demuestra que las nociones sobre alimentación esta vez sí han sido asimiladas. Hemos intentado desterrar la idea de que la alimentación del diabético es monótona, cara y diferente a la del resto de la familia, enseñándoles las equivalencias y las sustituciones de forma práctica, incluyendo la realización de pósters por parte de los asistentes, con temas como: cómo cocinar la legumbre, cena de Navidad, comida aragonesa, postres especiales, etc., que en estos momentos están expuestos en el centro de salud.

Las tres primeras preguntas tratan de temas generales y son de las mejor contestadas, pero es curioso que al final del proyecto un 100% en el GI sepa que en los diabéticos que no llevan bien el tratamiento la glucemia está aumentada, mientras que aún hay un 2,6% que no sabe cuál es la cifra normal de glucemia.

Las preguntas sobre tratamiento no son de las mejor contestadas, pero sí de las más rectificadas.

Sólo nos queda comentar las preguntas sobre complicaciones; una de ellas, la 11, es de las peor contestadas y la menos rectificada, lo que creemos que es debido al redactado de la cuestión, pues la contestación está en negativo y nuestros pacientes no la entendían bien.

La educación mejora el control metabólico y la calidad de vida17. En nuestro centro de salud se viene realizando educación individual hace años; por lo tanto, nuestro interés era ver si con la educación grupal podemos obtener beneficios en cuanto al control metabólico, autocontrol y mejora de conocimientos a corto y medio plazo. A tenor de nuestros resultados, cabe esperar que continuando con las intervenciones se mantenga una progresión en la mejoría de los mismos a largo plazo, al menos así parecen avalarlo estudios internacionales6-8.

A la vista de los resultados pensamos que, aunque la disminución de la glucemia basal y la hemoglobina glucada en el GI no es grande, sí es significativa, acercándonos a valores de hemoglobina glucada próximos al 6% (es decir, la normoglucemia), que según estudios recientes parecen proteger frente a la presencia de retinopatía y nefropatía27, y cómo un programa educativo sin grandes estructuras organizativas ni recursos materiales puede ser efectivo, ya que el aumento de conocimientos sí que es importante. Por lo tanto, el utilizar la educación grupal como estrategia de promoción de la salud favorece la creación de condiciones óptimas para el cambio, hacia un estilo de vida más saludable, permitiendo modificar los aspectos cognitivos.

Pero esta educación no puede ser impartida de forma puntual, ya que se pierde con el tiempo, sino constituir un programa estable con refuerzos anuales y cambiando la estructura de las intervenciones para evitar la monotonía, reforzando lo que se explicó el año anterior e introduciendo nuevos conceptos con metodologías innovadoras, pasando a ser una actividad más de nuestra cartera de servicios.

Hemos podido observar, aunque no se ha medido, la buena disponibilidad del paciente para participar de forma continuada en la educación grupal. Creemos que en esto ha influido el ser su misma enfermera la que impartía la educación individual y grupal, que no habían participado antes en este tipo de actividades y que la metodología era participativa, con lo que el paciente se sentía integrado en el grupo y parte activa de él, sorprendiéndonos en muchos casos su interés y grado de participación, pese a su edad. También quisiéramos destacar cómo el papel de enfermería se ha visto reforzado después de esta experiencia, por lo que animamos a los profesionales de enfermería a prepararse y a realizar este tipo de actividades en otros centros de salud.

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