Introducción
El concepto «necesidades de salud» se define como el grado de salud-enfermedad que los usuarios potenciales de los servicios de salud experimentan, y está dado por la estrecha relación entre las necesidades básicas del individuo (salud física, autonomía) y las necesidades intermedias (buena nutrición, vivienda, ambiente, seguridad física, económica y en el trabajo, cuidado de la salud y educación)1, que a su vez están medidas y definidas por las condiciones sociopolíticas y culturales de cada población. Por lo tanto, este concepto tiene implicaciones importantes para establecer prioridades en la planificación y toma de decisiones en la provisión de servicios de salud2.
Habitualmente, el diagnóstico de las necesidades de salud en las unidades médicas es un diagnóstico de la demanda de atención, cuando se obtiene información de los registros de consulta médica sobre la población adscrita a la unidad médica. Sin embargo, no debemos perder de vista que la no demanda en la población no usuaria también refleja indirectamente otra parte de las necesidades de salud. Esta limitación provoca que no haya una relación definida entre la identificación de las necesidades de salud y los servicios otorgados3.
Además, la actividad del médico familiar no sólo se circunscribe a la atención del enfermo, sino que debe dirigirse al conocimiento del proceso salud-enfermedad del grupo familiar en el que se inserta el individuo, así como de la comunidad en la que se encuentra la familia. Esto puede ayudar al médico y a su equipo de salud a jerarquizar y planificar las acciones encaminadas a satisfacer esas necesidades. Asimismo, el diagnóstico de salud de la familia es el punto de partida para la elaboración de programas de salud4.
Por ello, el objetivo del presente trabajo fue evaluar las necesidades de salud en la población adscrita, tanto usuaria como no usuaria de los servicios del IMSS con el enfoque familiar.
Esquema general del estudio. Estudio descriptivo, transversal, de las necesidades de salud en atención primaria.
Métodos
Se llevó a cabo un estudio transversal en una muestra de 1.200 familias adscritas a la UMF 8 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la ciudad de Tlaxcala, entre octubre de 1999 y marzo del 2000.
Se calculó un tamaño muestral mediante una fórmula para estimar la proporción en una población con un grado de precisión absoluta5. Se definió como unidad de análisis a la familia, asumiendo que al menos un 50% de las familias solicitan servicios una o más veces al año, y dado que no se contaba con una estimación de la frecuencia de los indicadores de necesidades de salud, se estableció una probabilidad de 50% con un nivel de precisión absoluta de 0,03, obteniendo un tamaño de 1.200 familias. La selección de las familias se llevó a cabo mediante un muestreo polietápico.
Se diseñó un cuestionario denominado «Diagnóstico de salud de la familia», que incluyó 8 dimensiones, construidas con diferentes variables:
1. La estructura familiar3, que se clasificó de acuerdo con la convivencia de generaciones (nuclear completa e incompleta, extensa completa e extensa incompleta), por el tipo de asociación (diádica: madre soltera, padre soltero, abuelo/a-nieto, tío/a-sobrino) y por relaciones situacionales (grupos multipersonales o unidades domésticas, como los individuos de 60 años que viven solos o adultos jóvenes o profesionales que viven de forma independiente, parejas o grupos de homosexuales).
2. La función de la familia se clasificó a través del Apgar familiar6, que midió 5 áreas: comunicación, toma de decisiones, satisfacción, apoyo y aceptación (escala de 0-2), de tal forma que las familias se clasifican como disfuncionales (≤ 6 puntos) o funcionales (> 6 puntos).
3. Los recursos familiares se midieron con el índice de nivel socioeconómico7 y se consideraron las variables de la vivienda, el hacinamiento, la escolaridad, la ocupación y el ingreso familiar.
4. Los factores de riesgo individual y familiar como: el cuidado de los menores de 5 años, la presencia de accidentes en el hogar y el antecedente de alguna muerte en la familia de un menor de 5 años. En los mayores de 5 años se consideraron: tabaquismo, alcoholismo, obesidad, práctica de ejercicio, antecedente de enfermedades crónicas, antecedentes de muerte en mayores de 15 años en la familia, y la presencia de algún miembro con discapacidad.
5. Las variables relacionadas con los programas preventivos y las condiciones actuales de salud se tomaron por grupos específicos de edad, incluidos, en el grupo de los niños, el esquema de vacunación completo, los episodios de infecciones respiratorias agudas (IRA) y las enfermedades diarreicas agudas (EDA) en los últimos 6 meses, la alimentación con lactancia materna y vigilancia de la salud del niño en los menores de un año. En los niños de 1 a 4 años se consideraron también la detección de escoliosis y la agudeza visual. En los adultos mayores de 15 años se tuvieron en cuenta la detección de la diabetes e hipertensión arterial, las inmunizaciones y la salud dental; además, en las mujeres se valoró la utilización de métodos de planificación familiar en las que tenían un vida sexual activa, así como detección de cáncer cervicouterino y mamario.
6. La accesibilidad geográfica y de los programas de salud se midió por el tiempo de traslado desde el domicilio hasta la clínica, el tipo de transporte utilizado y tiempo de espera.
7. La disponibilidad de recursos humanos y físicos se obtuvo mediante la opinión que el usuario tiene sobre las condiciones en las que se proporciona la atención médica.
8. La satisfacción se evaluó teniendo en cuenta la opinión sobre el trato y la calidad en el servicio.
Se llevó a cabo la validación cualitativa del cuestionario mediante su revisión por un comité de expertos de las áreas de medicina familiar, salud mental y salud pública, con sesiones independientes y posteriormente 5 sesiones conjuntas para la aprobación por consenso. La evaluación de la aplicabilidad del instrumento se realizó durante la prueba piloto.
La información se obtuvo mediante visitas domiciliarias en las familias seleccionadas (previo consentimiento informado) por entrevistadoras previamente capacitadas. Se consideró como informante a un integrante de la familia mayor de 18 años que estuviera en el domicilio en el momento de la entrevista.
El análisis de la información se realizó mediante estadística descriptiva con el objeto de conocer las características generales de la población estudiada.
Resultados
Se entrevistó a 1.200 familias adscritas a la UMF 8 del IMSS, con una tasa de no respuesta del 7,3%, por lo que se obtuvo la información de 1.112 familias (4.425 personas). El 80% de la población fue del área urbana, principalmente de los municipios de Tlaxcala, Ixtacuixtla y Panotla.
La edad media de la población fue de 24 años, con un rango de un mes a 95 años. El 55% estaba en la etapa productiva (15-49 años) y el 30,4% era < 14 años. Un 12,6% de las familias tenía algún miembro analfabeto y el promedio de escolaridad entre los sujetos > 15 años fue de 9 años. La proporción de mujeres que trabaja fue casi la mitad que la de los varones. No obstante, la proporción de mujeres profesionales fue casi igual que la de los varones (el 4,8 frente al 4,5%). Observamos que una séptima parte de los sujetos en las familias no estaban asegurados.
De acuerdo con el resultado del Apgar familiar, el 93% de las familias era funcional y dos tercios de éstas se clasificaron como nucleares; asimismo, el 60% tenía más de 4 integrantes (tabla 1).
Entre los factores de riesgo, encontramos las quemaduras como la principal causa de accidentes (65,44%), y la diabetes mellitus y la obesidad como los antecedentes de enfermedades crónicas más frecuentes (tabla 2).
Observamos que el porcentaje de inmunización más bajo se obtenía en el grupo de 5 a 14 años, mientras que el grupo con mayor morbilidad por IRA y EDA fue el de los menores de un año.
Dos tercios de las mujeres en edad reproductiva tenían una vida sexual activa y utilizaban métodos de planificación familiar (dispositivos intrauterinos y oclusión tubárica bilateral, principalmente). La cobertura de los programas de detección de cáncer cervicouterino y cáncer de mama fue del 51,1 y el 36,9%, respectivamente. Sólo el 25% de la población adulta se ha realizado las pruebas de detección de diabetes mellitus e hipertensión arterial. Además, el 10,9% del total de la población mayor de 15 años refiere tener alguna enfermedad crónica, y la diabetes mellitus ocupa el primer lugar (tabla 3).
En relación con la accesibilidad y disponibilidad de los servicios médicos (tabla 4) observamos que la media de tiempo de traslado fue de 20 min y el tiempo de espera para recibir atención fue > 60 min. Asimismo, el 56% de las familias consideró que la calidad de la atención era buena, pero sólo el 18,3% de las familias manifestaba satisfacción (tabla 5).
Discusión
La evaluación de las necesidades de salud se ha abordado desde diferentes enfoques, como la visión del prestador, tanto del usuario como de los servicios, o indirectamente a través del análisis de la demanda, aunque hasta el momento no se ha propuesto una metodología uniforme8-13.
El presente estudio intentó evaluar las necesidades de salud mediante el diagnóstico de la salud de la familia, considerando sus diferentes aspectos (individuales y grupales). Los resultados obtenidos revelaron las condiciones de salud de la población estudiada en relación con los factores de riesgo y la utilización de los servicios, tanto preventivos como curativos, además de conocer su salud y la estructura de la familia.
Observamos que los datos sobre las condiciones de vida de la familia (vivienda, ambiente físico, acceso a la educación, disponibilidad de servicios) y sus factores de riesgo reflejan aspectos importantes que influyen en el patrón de comportamiento en relación con la demanda de los servicios y, por lo tanto, la satisfacción de las necesidades. Un ejemplo de esta situación puede ser la presencia de accidentes en el hogar en < 5 años, ya que en nuestros hallazgos llama la atención que la principal causa sean las quemaduras, lo que podría estar relacionado con las condiciones de la vivienda y la seguridad dentro del hogar.
Esto sugiere la necesidad de que el médico de familia, junto con su equipo de salud, aborde integralmente este problema.
Los resultados respecto a la baja aceptación de los programas de detección oportuna, como la detección de cáncer cervicouterino y de mama, así como la diabetes y la hipertensión arterial, son similares a los obtenidos en otros estudios14, lo que probablemente está relacionado con una inadecuada información sobre su importancia, la accesibilidad de los horarios y las barreras culturales, entre otros.
Entre las limitaciones que presentó el estudio encontramos la evaluación de la funcionalidad familiar, dado que, por un lado, los resultados muestran que el 90% de las familias era funcional, y por otro, la evaluación de otras variables, como la presencia de alcoholismo en las familias y las características sociodemográficas de éstas, hace pensar que podrían tener algún problema. Por ello, sería importante que, a pesar de que la funcionalidad sea adecuada, se centre el foco en las familias con algún otro factor de riesgo que pudiera afectar a la dinámica familiar. La otra limitación fue la parcialidad en el abordaje de las necesidades, dado que no contamos con información sobre las necesidades de los servicios para recuperar la salud.
A pesar de las limitaciones de nuestro estudio, creemos que el diagnóstico de necesidades de salud familiar es importante, ya que ayuda al médico de familia y al equipo de salud del primer nivel a planificar acciones para resolver los problemas de la población que se encuentra bajo su responsabilidad. Asimismo, permite también que dichas actividades estén encaminadas a favorecer la educación y promoción de la salud.
Lo conocido sobre el tema
*Las necesidades de salud tienen implicaciones importantes para establecer prioridades en lo que respecta a la planificación y toma de decisiones en la provisión de servicios de salud.
*La evaluación de las necesidades de salud se ha abordado desde diferentes enfoques, como la visión del prestador, tanto del usuario como de los servicios, o indirectamente a través del análisis de demanda, aunque hasta el momento no se ha propuesto una metodología uniforme.
Qué aporta este estudio
*El diagnóstico de salud familiar puede ser útil para identificar las necesidades de salud en la población de manera más específica.
Proyecto financiado por el Fondo de Fomento a la Investigación del IMSS en México.
Correspondencia:
Dra. L.P. Torres Arreola.
Centro Médico Nacional Siglo XXI. Unidad de Investigación Epidemiológica y en Servicios de Salud. Avda. Cuauhtémoc # 330. Colonia Doctores. 06725 México DF. México.
Correo electrónico laura.torres@imss.gob.mx
Manuscrito recibido el 29-6-2004.
Manuscrito aceptado para su publicación el 25-1-2006.