Con el objetivo de valorar la utilidad de realizar un índice tobillo-brazo (ITB) a los pacientes diabéticos o fumadores para conocer la prevalencia de enfermedad arterial periférica (EAP) asintomática, se ha diseñado un estudio transversal y observacional en un centro de salud de ámbito rural. Participaron 637 pacientes incluidos en el Programa de Diabetes o Tabaquismo, con edades entre 50 y 79 años. Se seleccionó de forma aleatorizada a 86 pacientes; se excluyó a los que tenían diagnóstico previo de EAP. Se citó a los pacientes telefónicamente para que acudieran al Centro de Salud. Se realizó el test de Edimburgo y el ITB mediante una sonda Doppler y esfigmomanómetro de mercurio, se siguió el procedimiento considerado de elección1 y se registraron los resultados de ambos miembros. También se registraron la edad, el sexo, la enfermedad asociada, el perímetro abdominal, la diabetes, el tabaquismo, la hipertensión, la dislipidemia y el tiempo de evolución.
Se observó a 61 varones con edad media (EM) de 65,8 años y 25 mujeres con EM de 66,5 años (diferencia no significativa [n.s.]), de los cuales 57 eran diabéticos (66%), 42 eran fumadores (48,8%), 19 eran exfumadores (22%), 44 eran dislipidémicos (51%) y 48 eran hipertensos (55%). El perímetro abdominal fue superior a 102cm en 27 de los varones (44%) y superior a 88cm en 20 de las mujeres (80%). El ITB fue inferior a 0,9 en 9 pacientes (10,4%), todos varones con EM de 70,5 años (EM en pacientes no afectados de 65,5 años; diferencia n.s). Tres pacientes (3,4%) tenían arterias no comprensibles (índice mayor de 1,4). Entre los pacientes afectados, el 75% eran hipertensos, el 50% tenía dislipidemia, el 33% tenía una enfermedad cardiovascular y el 25% tenía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Los años de evolución de la diabetes (12,4 frente a 10,36) y la media de paquetes por año (66,5 frente a 45) fue superior entre los pacientes afectados, aunque de forma n.s. El test de Edimburgo fue positivo sólo en 6 de los pacientes afectados con ITB menor de 0,7 o mayor de 1,4. De forma global, el ITB fue patológico en el 13,95% de los pacientes (intervalo de confianza del 95%: 6,04 a 21,85). En la figura 1 observamos cómo la proporción de pacientes afectados aumenta con la edad y claramente por encima de los 60 años.
La prevalencia de EAP en los diversos estudios publicados en el ámbito de la atención primaria oscila entre el 5 y el 30%, esto depende de la edad de los pacientes incluidos y de los factores de riesgo asociados2. La prevalencia del 14% que hemos encontrado está en consonancia con éstos, teniendo en cuenta las edades del grupo (de 50 a 79 años) y la exclusión de pacientes ya diagnosticados. Es decir, era enfermedad asintomática o no consultada y esto tiene importantes repercusiones clínicas (mayor riesgo) y terapéuticas3 (intensificación del tratamiento, antiagregación). Al igual que en otros estudios, observamos la gran comorbilidad de los pacientes afectados y la baja sensibilidad del test de Edimburgo para detectar los casos leves4. Aunque los años de evolución de la diabetes y el número de paquetes por año no presentaron diferencias significativas, pensamos que es debido al menor tamaño muestral de este estudio. Once de los 12 pacientes afectados eran fumadores o exfumadores, lo que avala los esfuerzos que hay que realizar para cambiar hábitos en los pacientes5.
Concluimos que la realización del ITB en pacientes diabéticos y fumadores es una prueba útil para la detección de arteriopatía asintomática y, como aconsejan muchas sociedades6, se debería incluir entre las exploraciones periódicas de estos pacientes en atención primaria, al menos en los mayores de 60 años.