El tratamiento anticoagulador oral (ACO) es un tratamiento crónico empleado en pacientes con riesgo tromboembólico para mantener unos niveles de coagulación adecuados que eviten episodios tromboembólicos con un incremento razonable de riesgo hemorrágico y un cociente positivo beneficio/riesgo. El fármaco anticoagulante más conocido y utilizado de forma mayoritaria en España es el acenocumarol, presentando el tratamiento con este fármaco unas características especiales que hacen necesaria la realización de controles analíticos periódicos (International Normalized Ratio [INR]) y un exquisito control clínico1.
Desde 1996 hasta la actualidad, en la revista Atención Primaria se ha abordado de forma recurrente la anticoagulación oral en atención primaria; sus riesgos, beneficios, implicaciones, alternativas, roles profesionales, e incluso los conocimientos de los pacientes sobre su tratamiento.
En las enfermedades cardiovasculares, para el éxito del tratamiento es fundamental tanto el paciente como la familia. Un complejo conjunto de habilidades, conocimientos y factores psicosociales, entre los que cabría destacar uno que no se ha abordado hasta el momento: la alfabetización en salud (AeS) que influyen en la efectividad de la persona para llevar un adecuado autocontrol de su medicación1.
El concepto de AeS es todavía dinámico y no existe consenso definitivo acerca de sus características. En general todas las definiciones coinciden en que se trata de un concepto multidimensional que se ve afectado por macrodeterminantes (socio-demográficos, psicosociales, culturales), así como microdeterminantes (la alfabetización en general de la persona, las características individuales, la experiencia personal con enfermedades previas y su interacción con el sistema sanitario, entre otras) de la salud2.
Diferentes autores defienden que una adecuada alfabetización en salud mejora los resultados de salud del individuo, reduce los costes asistenciales, aumenta el conocimiento en salud, acorta los tiempos de hospitalización y disminuye la frecuentación de los servicios sanitarios2.
Por el contrario, los pacientes con AeS inadecuada suelen tener poco conocimiento y un deficiente control sobre las enfermedades crónicas (fundamentalmente hipertensión, diabetes mellitus, asma y enfermedades cardiovasculares), mala praxis en su auto-tratamiento con adherencia inadecuada y uso limitado de servicios preventivos3.
A lo largo de los últimos años, son numerosos los estudios que evalúan el impacto de la educación sanitaria y el cumplimiento del tratamiento con anticoagulantes orales, pero son escasos los que relacionan la concordancia terapéutica o el control del INR con el nivel de la AeS, presentando además resultados controvertidos4–6.
Por ello, la consideración del nivel de alfabetización en salud en los pacientes con tratamiento ACO sería esencial y permitiría estratificar la población en función de dicho nivel, así como desarrollar intervenciones y estrategias educativas en relación con el tratamiento de forma individualizada que mejoren el empoderamiento y el autocuidado.
Además, explorar la relación entre el nivel de la AeS y la eficacia en el autocuidado y la adherencia al tratamiento ACO conjuntamente con la aparición de efectos adversos es un aspecto novedoso y poco estudiado y podría ofrecer una aproximación inicial a tener en cuenta en la elaboración de intervenciones sanitarias futuras, dadas las repercusiones esperadas en la seguridad del paciente, un mejor autocontrol y los beneficios económicos consecuencia de la reducción de eventos adversos y una menor frecuentación de los servicios sanitarios.
Conflicto de interesesLas opiniones incluidas en este manuscrito son las de los autores y no representan al Servicio Nacional de Salud británico, el NIHR, el Ministerio de Sanidad británico o el Public Health England.
Enrique Castro-Sánchez está afiliado al National Institute for Health Research Health Protection Research Unit in Healthcare Associated Infection and Antimicrobial Resistance en Imperial College London en colaboración con el Public Health England.