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Vol. 23. Núm. 9.
Páginas 557-558 (mayo 1999)
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Vol. 23. Núm. 9.
Páginas 557-558 (mayo 1999)
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Introducción del control de calidad: auditoría del protocolo de hipertensión arterial
Introduction of quality control: audit of the hypertension protocol
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P. Sánchez Castroa, N. García Lafuentea, J. Truyols Boneta, R. García Santaféa
a Centro de Salud Santa Faz-Ayuntamiento. Alicante.
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Sres. Directores: La hipertensión posee un gran efecto sobre la morbimortalidad, y como factor de riesgo tiene importancia destacada en la enfermedad isquémica cardíaca y más aún en las patologías cerebrovasculares. Además la hipertensión es la enfermedad crónica más común en los países desarrollados, llegando su prevalencia al 25% en adultos1. Está demostrado que al controlar las cifras de tensión arterial por debajo de unos límites (140-159/90-99), es posible reducir la mortalidad cardiovascular y, por todo ello, se convierte en uno de los objetivos más importantes en el control de salud de la población, además de ser facilmente abordable desde la práctica habitual de la atención primaria2.

Tras la apertura de nuestro centro, se decidió seguir un protocolo de diagnóstico y tratamiento de hipertensión, basándonos en las recomendaciones del Joint Nacional Committee on Detection, Evaluation and Treatment of High Blood Pressure (1988)3. Creemos que la evaluación de un número pequeño de historias clínicas de nuestros pacientes hipertensos no nos resta demasiado tiempo a nuestra labor asistencial y nos orienta sobre el grado de cumplimiento en la aplicación de nuestro protocolo de hipertensión y el grado de control de las cifras tensionales de dichos pacientes.

Así, hemos evaluado 41 historias clínicas de pacientes hipertensos, abiertas durante el período 1997-1998 y extraídas aleatoriamente, y en ellas hemos medido 9 criterios (tabla 1).

Hemos obtenido un control de las cifras tensionales en el 73% de los pacientes (TA<160/95). Respecto al grado de cumplimiento del protocolo de hipertensión arterial, un 68% tenía realizada anamnesis de sus antecedentes familiares, el 95,1% de sus antecedentes cardiovasculares y el 85,3% sobre hábitos tóxicos. Tenemos constancia de una medición de peso y talla de referencia del 85% de los pacientes, en el 68% una auscultación cardiorrespiratoria, en el 58% una exploración de los pulsos periféricos y de la presencia/ausencia de edemas maleolares, y sólo en el 27% de los pacientes una exploración abdominal. En un 89% de las historias se incluía un estudio básico analítico; en el 63% además se completaba el estudio con iones y urea y en el 51% se incluía un control de orina. La exploración del fondo de ojo y el electrocardiograma anual se realizaron en el 14,7 y 37%, respectivamente. El 66% de los pacientes había recibido consejo sobre las medidas higiénicas, en el 85% de los casos se habían realizado los controles de tensión en 3 ocasiones en el último año y un 88% de los pacientes seguía un plan terapéutico previamente trazado.

Consideramos aceptable el grado de control de las cifras tensionales de los pacientes, teniendo en cuenta el escaso período de tiempo desde la implantación de nuestro protocolo (2 años). En otros trabajos publicados existe un grado de control de la tensión arterial del 43±9,7% de los pacientes, pero teniendo como medida aceptable que la TA sea <160/904. Respecto al cumplimiento de dicho protocolo de seguimiento de los pacientes hipertensos, encontramos buen grado de información acerca de los antecedentes de los pacientes; existe una discreta diferencia entre la medición de peso, talla y auscultación cardiorrespiratoria, respecto a la exploración de los pulsos periféricos, la existencia de edemas en miembros inferiores o la palpación abdominal (del 27%) en favor de los primeros. Al comparar estos datos con estudios previos, sin embargo, encontramos cifras superiores en el nuestro, dado que sólo realizaban una exploración completa en un 21% de los casos. Respecto a la petición de analíticas en estos pacientes, encontramos interesante el mayor número de controles de sangre sobre los de orina, y también es un dato extrapolable al resto de publicaciones. Sin embargo, nuestro grado de realización de electrocardiogramas y valoraciones de fondo de ojo es sensiblemente inferior al de otros trabajos, un dato a revisar y valorar por los miembros del equipo, con el fin de mejorar nuestro programa de hipertensos. Aun así, las mediciones seriadas de tensión, así como el haber recibido consejos sobre dieta, ejercicio y hábitos tóxicos y el grado de adhesión al plan terapéutico son más que aceptables en nuestro centro, lo cual consideramos básico para un buen manejo de estos pacientes.

Podemos concluir que el cumplimiento del protocolo es deficitario en cuanto a la práctica de una exploración completa, y a la realización de un ECG y del fondo de ojo, pero aceptable el grado de control de las cifras tensionales de nuestros pacientes.

Nos proponemos continuar el seguimiento durante un año más para aumentar el número de participantes en el estudio y establecer unos criterios de control de cifras tensionales aceptable por debajo de 140/90, siguiendo un poco las tendencias actuales de controlar las cifras para evitar no sólo el riesgo de ictus y de insuficiencia cardíaca congestiva, sino tambien los episodios de cardiopatía coronaria.

Bibliografía
[1]
Epidemología de las enfermedades cardiovasculares. En: Piedrola Gil P, Del Rey Calero J, Domínguez Carmona M et al. Medicina preventiva y salud pública. Barcelona: Masson, 1994; 838-839.
[2]
Tratamiento clínico de la hipertensión. Nueva York: Proffessional Communications, Inc., 1998; 15-18.
[3]
Arch Intern Med 1988; 148: 1.023-1.038
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