Sr. Director: En nuestros pocos años de experiencia profesional hemos tranquilizado en varias ocasiones a pacientes inquietos por rumores que han escuchado en los medios de comunicación (MC) acerca de enfermedades horribles, fármacos letales, etc. En la mayoría de los casos con razón, pero en varias ocasiones nos hemos tenido que morder la lengua.
Todos hemos tenido algún paciente que, viendo la televisión, se ha enterado de una campaña sanitaria que va a tener lugar en los próximos meses; y después, viene preguntando por ella para encontrarse con la cara de póquer de su médico que le responde: «pues todavía no nos ha llegado ninguna noticia».
Pero lo que nos motiva a escribir esta carta es el caso de fármacos que han sido retirados.
Primero fue la cerivastatina y «donde dije digo, tuve que decir Diego». El día antes de la retirada de rofecoxib (Vioxx®), una paciente me preguntó por los rumores que había oído en la radio acerca de dicho fármaco; la tranquilicé, porque al centro de salud (CS) no había llegado ninguna noticia, y asumí que se refería a la disputa que originó el estudio VIGOR (naproxeno frente a rofecoxib) en su día. Un día después, cuando llegué a trabajar, un compañero me avisó que, ¡según la radio!, el laboratorio MSD lo había retirado del mercado. Como trabajo en el turno de tarde, supuse que ya tendría alguna notificación en mi buzón. Craso error: sólo estaban las analíticas sempiternas. Llamé a una compañera para comunicárselo y me respondió: «pues acabo de recetar uno».
Un entrenador de fútbol dijo una vez: «lo peor de perder un partido no es perder, sino la cara de tonto que se te queda». Aquí no pierde nadie, excepto el paciente y nuestra credibilidad frente a él. En cuanto a la cara de tonto, pues...
Sé que el Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC) no puede adivinar las intenciones de un laboratorio particular, pero lo que sí puede hacer es mantenernos informados de manera rápida y eficaz. Es increíble que tengamos que enterarnos por los pacientes, los medios de comunicación o en una «charla de pasillo» de medidas de este tipo. Asumo que hay una estructura piramidal de información en la que el MSC se encuentra en el vértice y los CS en la base. No sé si el ministerio envió la información o se detuvo por el camino. El caso es que cuando llegué al CS, en mi buzón no había nada (y no fui el único). Espero que el flujo de información se agilice y en el futuro no tenga que temblar cuando un paciente me pregunte por «un rumor que ha oído en la radio».