La idea según la cual unas fuentes de información generan conocimientos en el facultativo y estos conocimientos generan hábitos de prescripción es una visión limitada de la prescripción médica, donde influyen elementos externos dependientes de la relación del médico con el paciente, la administración y la industria1.
Diversos autores cifran la presión inducida por los pacientes en torno al 10–30%2. No obstante, no debemos olvidar la alta frecuencia de prescripción realizada independientemente de la petición del paciente. Se cifra en un 50–70% el número de consultas de atención primaria que finalizan en prescripción3.
El objetivo del estudio fue cuantificar la presión de prescripción ejercida por los pacientes y evaluar las posibles influencias en esta presión de distintas variables, así como evaluar el número de consultas que finalizan en prescripción y cuantificar la prescripción de baja calidad médica en relación con la presión ejercida por los pacientes.
Sin embargo, nuestro estudio presenta una serie de lagunas metodológicas, como son el conocimiento del objeto del estudio por los médicos participantes y la propia ambigüedad del término presión de prescripción.
Se realizó un estudio descriptivo durante diciembre de 2007 mediante un cuestionario cumplimentado por 10 médicos colaboradores pertenecientes a 3 centros de salud del Área III de Atención Primaria de Asturias, con un total de 385 pacientes que acudieron en ese período a consultar por primera vez sobre un problema de salud, quedando excluidos los pacientes de otros centros o áreas y aquellos que acudieron a segundas o a sucesivas consultas o a consultas programadas.
Los resultados del estudio (tabla 1) fueron los siguientes: un 36,6% de los pacientes (intervalo de confianza del 95%: 31,7–41,6%) manifestó el deseo explícito de prescripción; sin embargo, el grado subjetivo de presión manifestado por los facultativos fue, en su mayoría, escaso o muy escaso. La mayor edad, el desempleo y el vivir solo se asoció en los pacientes de manera estadísticamente significativa a una mayor presión de prescripción (p<0,05), al igual que el sexo masculino, la mayor edad y el período de más de 20 o menos de 10 años de ejercicio laboral en los facultativos. Los motivos de consulta más asociados a una presión de prescripción fueron los ginecológicos, psiquiátricos y endocrinológicos.
Características de la población del estudio
Variable | Valor | Casos | Porcentaje |
Datos del médico* | |||
Edad | 25–45 | 197 | 51,2 |
46–65 | 188 | 48,2 | |
Sexo | Varón | 273 | 70,9 |
Mujer | 112 | 29,1 | |
Años de ejercicio profesional | ≤10 | 42 | 10,9 |
11–20 | 192 | 49,9 | |
>20 | 151 | 39,2 | |
Edad | 25–45 | 197 | 51,2 |
46–65 | 188 | 48,2 | |
Datos del paciente | |||
Edad | <25 | 87 | 22,6 |
26–45 | 119 | 30,9 | |
46–65 | 97 | 25,2 | |
>65 | 82 | 21,3 | |
Sexo | Varón | 165 | 42,9 |
Mujer | 220 | 57,1 | |
Nivel de estudios | Sin estudios | 22 | 5,7 |
Primarios | 165 | 42,9 | |
Secundarios | 160 | 41,6 | |
Universitarios | 38 | 9,9 | |
Situación laboral | Parado | 31 | 8,1 |
Jubilado | 115 | 29,9 | |
Activo | 237 | 61,6 | |
Baja | 2 | 0,5 | |
Vive solo | No | 349 | 90,6 |
Sí | 36 | 9,4 |
*Datos expresados en función de los casos atendidos.
Por otro lado, un 90,1% de las consultas finalizó en prescripción, y se detectaron prescripciones realizadas a petición del paciente, sin clara indicación médica (de las peticiones solicitadas por los pacientes consideradas como no adecuadas por los facultativos, un 34,6% se obtuvo igualmente).
Llama la atención de los resultados de nuestro estudio el alto número de consultas que finalizaron en prescripción (90,1%), cifra superior a otros estudios3. La presión de prescripción registrada, con un 36,6% de consultas en las que hubo manifestación de deseo explícito por parte del paciente de recibir una prescripción, es similar a la de otros estudios4; sin embargo, el grado de presión percibida es escaso, lo que indica una escasa presencia de actitudes intimidatorias por parte de los pacientes.
Destaca, igualmente, que de las solicitudes consideradas no adecuadas por los médicos, se obtuvo un 34,6%. Esta cifra, aunque elevada e indicativa de una prescripción de baja calidad, es algo inferior a la encontrada en otros estudios5, en los que los porcentajes alcanzan al 41–66%.
Como conclusión del estudio, la presión ejercida por los pacientes existe y podría determinar en ocasiones una prescripción de baja calidad; sin embargo, serán necesarios más estudios y a mayor escala para evaluar la presión de prescripción a la que se ven sometidos los profesionales de atención primaria y la posible prescripción de baja calidad secundaria a esta prescripción inducida.