Introducción. El envejecimiento progresivo de la población ha comportado un rápido aumento del grupo poblacional de los habitantes más ancianos, de manera que los > 89 años representan aproximadamente el 2% del total de > 65 años en España1.
Las úlceras por presión (UPP) son un importante problema de salud por su prevalencia y morbilidad asociada2, que pueden afectar a pacientes en todos los ámbitos asistenciales. Una gran mayoría de ellas (alrededor del 70%)3 ocurren en personas > 70 años. Diversos estudios han mostrado que con una correcta implementación de políticas específicas destinadas a su prevención se consigue evitar su aparición en un considerable número de casos2,4.
Objetivos. Evaluar en nuestro medio la prevalencia e incidencia de UPP en un grupo de población muy frágil, como son los nonagenarios, y comprobar la efectividad de un programa de prevención basado en recomendaciones para prevenir su aparición y enseñanza de los cuidados, cuando haya, para conseguir su curación.
Diseño. Estudio de cohortes prospectivo.
Emplazamiento. Centros de atención primaria.
Participantes. El trabajo se realizó dentro del estudio NonaSantfeliu, descrito ya previamente5. Se incluyó en el estudio inicial a 186 nonagenarios, el período de observación fue de 12 meses y se realizaron 2 evaluaciones al inicio y al final del período por parte del personal médico y/o de enfermería entrenado en la valoración geriátrica. Al año se revaluó a 140 nonagenarios; se excluyó a 36 participantes por haber fallecido y a 10 por cambio de domicilio.
Mediciones principales. Mediante entrevista personal, exploración a domicilio o en el centro de atención primaria cuando fue posible y posterior revisión de historia clínica, se recogieron datos sociodemográficos, actividades básicas de la vida diaria con el índice de Barthel (IB), cognición con el Miniexamen cognitivo de Lobo (MEC), comorbilidad con el índice de Charlson, riesgo de UPP con la escala de Braden con una puntuación 0-23 (< 12, alto riesgo), y valores de la versión abreviada del Mini-Nutritional Assesment (MNA-SF) del año previo. El MNA-SF que puntúa de 0-14 (< 11 se considera riesgo nutricional) puede, al detectar pacientes de riesgo nutricional, ser útil para identificar a los pacientes con mayor incidencia de nuevas UPP.
Intervenciones. Educación sanitaria a los pacientes y cuidadores, para una correcta aplicación de medidas preventivas, y enseñanza de los cuidados necesarios para la cura de las UPP según la guía de UPP del Institut Català de Salut.
Resultados. Se evaluó a 109 mujeres (77,8%) y 31 varones, con un promedio de edad al inicio del estudio de 92,7 ± 2,8 años. En total, 114 eran viudos (81,5%), 14 (10%) estaban casados, y 12 (8,5%) eran solteros. La mayoría, 102 (73%), seguía viviendo en la comunidad y 38 estaban institucionalizados. Al final del período la media del IB era de 56,9 ± 30,3, del MEC 22,4 ± 11, del índice de Charlson de 1,1 ± 1,5 y del MNA-SF de 11,4 ± 2,1. Los valores medios de la escala de Braden eran de 15,5 ± 2,4. El año previo, la prevalencia de UPP era del 7,1% (10) y al final del período de seguimiento, se habían curado todos los casos a excepción de un paciente. La incidencia de nuevas UPP fue del 3,5% (5 casos) con una prevalencia al año del 4,2% (3 mujeres y 3 varones). En la tabla 1 se puede observar las principales diferencias entre los pacientes con UPP al año de seguimiento y los pacientes sin UPP. En el análisis de regresión múltiple, tras ajustar por la edad y el sexo, la escala de Braden fue la única variable asociada significativamente con tener UPP en el momento de la evaluación (p = 0,011; odds ratio [OR] = 3,2; intervalo de confianza [IC] del 95%, 1,3-7,8).
Discusión. Las UPP han pasado de ser consideradas durante años un problema banal e inevitable a constituir en la actualidad un indicador de calidad asistencial debido a su gran impacto económico, tanto en el consumo de recursos humanos como materiales. La identificación de pacientes de riesgo y las recomendaciones preventivas son, sin duda, la mejor actuación para combatir las UPP2. El importante descenso observado en nuestro estudio, cercano al 50%, tras la implementación de medidas preventivas confirma la utilidad de la prevención, incluso en el paciente más anciano. Dado el reducido tamaño de la muestra, no se han observado diferencias en la prevalencia según el sexo, aunque se ha descrito una mayor prevalencia en mujeres6.
Conclusiones. Los programas de prevención de UPP son útiles en pacientes nonagenarios y debería intensificarse su implantación en los pacientes con riesgo en las escalas específicas para UPP, como la de Braden o con riesgo nutricional (MNA-SF).