Recientemente se ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de promover la investigación en atención primaria de salud (APS)1-4. Diferentes autores coinciden en destacar la necesidad de realizar estudios sobre problemas de salud relevantes en este ámbito que produzcan resultados fácilmente transferibles a la práctica clínica habitual. Como consecuencia de una elevada presión asistencial, la mayor parte del tiempo de los médicos de este nivel de atención se destina a las consultas a demanda, y apenas queda tiempo para otro tipo de atención (programada, a domicilio) para formación continuada y mucho menos para investigación.
En APS se genera el consumo de más del 80% de los medicamentos. Esto permite entender que una parte de los esfuerzos de la investigación en APS se dedique a estudiar los efectos de los fármacos (viejos, nuevos, pautas de tratamiento, etc.). Por muchos motivos, buena parte de estos esfuerzos están dedicados a estudiar los efectos de fármacos nuevos. Sin embargo, en la práctica clínica habitual se administran cotidianamente fármacos de eficacia más o menos probada, pero de los que se desconoce su efectividad.
Desde el punto de vista de la salud pública, resulta imprescindible seguir estudiando cómo se utilizan los fármacos que ya están en el mercado y qué resultados ofrecen en comparación con los nuevos, tanto para la salud de los pacientes que los reciben, como en términos de eficiencia, ya que su financiación es mayoritariamente a partir de fondos públicos. No sólo es necesario conocer y comparar los resultados que se obtienen con diferentes fármacos, sino también los que se pueden conseguir en el contexto de la práctica habitual o con intervenciones no farmacológicas como, por ejemplo, las modificaciones de los estilos de vida. No es en absoluto descartable que éstas muestren un efecto superior al de los fármacos en muchos casos.
Esta necesidad de adquirir conocimiento a partir de la consideración de los problemas de la práctica es universalmente reconocida y puede llegar a propiciar el encuentro de diferentes actores: pacientes, profesionales, investigadores, administración pública del Sistema Nacional de Salud (SNS), universidad, sector privado. Nuestra sociedad demanda urgentemente que la producción de conocimiento le sea transferida lo más directamente posible y que los recursos sanitarios sean utilizados de la manera más eficiente posible para permitir la optimización, la sostenibilidad y, fundamentalmente, la equidad en el SNS.
El conjunto de las empresas prestadoras de servicios sanitarios del SNS necesita analizar constantemente la información sobre los procesos que aplica y los resultados que obtiene, con el fin de informar la toma de decisiones en situaciones complejas. Tanto es así que el SNS puede considerarse como una gran empresa en la que el conocimiento desempeña un papel central y básico para su desarrollo. Esta gran empresa de conocimiento es compradora de tecnología sofisticada y necesaria para alcanzar sus objetivos y debe fortalecer, por tanto, su posición y su papel de comprador en un mercado de la tecnología en el que tan importante es ser vendedor como comprador. Es imprescindible que el SNS lleve a cabo, de manera rutinaria, un ejercicio de medición epidemiológica de los resultados que obtiene en términos de salud con las intervenciones preventivas y terapéuticas a las que, como sucede con los medicamentos, dedica un enorme esfuerzo presupuestario. El SNS debe ser productor de conocimientos sobre la salud de la población que atiende y sobre las medidas adecuadas para preservarla y mejorarla, y no un mero receptor de los conocimientos generados aparte del propio sistema.
En la actualidad, la investigación clínica o si se prefiere la investigación en biomedicina carece de un marco legislativo que establezca los límites de lo permitido y lo no permitido, las responsabilidades y los derechos de cada uno de los implicados y que cree un marco favorable para el desarrollo y promoción de todo tipo de investigación clínica, que incluya el conjunto de actividades destinadas a la creación de conocimientos sobre la salud de la población. Los aspectos legislativos, reguladores y operativos (excesivamente burocratizados) de la investigación clínica actual sólo contemplan los ensayos clínicos con medicamentos y dentro de un marco que sólo pueden cumplir las empresas privadas con intereses a veces no coincidentes con los del sistema sanitario.
El pasado 1 de abril de 2004, se llevó a cabo en Barcelona una reunión sobre Investigación APS, organizada por la Fundación AstraZeneca. A partir del debate sobre los éxitos y los fracasos de experiencias de los presentes, se discutió sobre necesidades y prioridades de la investigación clínica. También se analizaron los inconvenientes y las oportunidades del contexto de la atención primaria para el desarrollo de la investigación y se consideraron los objetivos y las características metodológicas y organizativas que deberían tener los proyectos. Se decidió recoger en el documento (cuyo texto completo se puede encontrar en la versión electrónica) las principales ideas y propuestas surgidas en el transcurso de la reunión (tabla 1). Este documento concluye con una declaración conjunta bajo el epígrafe «Plataforma para la Promoción de la Investigación en APS» (tabla 2) con la que los asistentes a la reunión desean mostrar su compromiso para impulsar una serie de iniciativas comunes.
Los participantes proceden de diferentes especialidades médicas, médicos de familia, farmacólogos clínicos, o son farmacéuticos y trabajan en una amplia gama de lugares de trabajo: asistencia en APS, miembros de organizaciones de apoyo a la investigación, responsables de áreas de gestión, universitarios, miembros de consejerías de salud, profesionales de la industria farmacéutica, representantes de sociedades científicas. Todos están unidos por el interés y el compromiso de colaborar para desarrollar un tipo de investigación que dé prioridad a la producción de resultados fácilmente aplicables a las condiciones reales de la asistencia en la atención primaria de nuestro país. Del mismo modo que el centro de gravedad de la reunión estuvo constituido por las ideas y opiniones de los médicos de familia de la semFYC, son los médicos de familia quienes, sin ninguna duda, deben liderar este proceso puesto que, hoy por hoy, son los máximos exponentes en nuestro país del compromiso con las iniciativas que promueven la eficiencia, la equidad y la sostenibilidad del SNS.