Las quinolonas aportan buena absorción intestinal, penetración en los tejidos y un amplio espectro de acción antibacteriana. Sin embargo, presentan toxicidad tendinosa.
Presentamos un caso en el que, en un paciente joven, la toma de quinolonas ha provocado la rotura del extensor largo del primer dedo de la mano.
Varón de 48 años que precisa de hasta tres antibióticos distintos para la resolución de una otitis media: primero cefaclor, luego moxifloxacino y por último gentamicina.
A los 10 días, tras reactivarse el proceso, se le prescribe amoxicilina-clavulánico 1g, mometasona tópica nasal y levocetirizina. Al no mejorar, el otorrinolaringólogo pauta 10 días de ciprofloxacino 500mg/12h.
Al mes, tras bañarse en la piscina, presenta una nueva otitis media, por lo que se le prescribe por segunda vez 10 días de ciprofloxacino 500mg/12h, y por dolor e inflamación se le inyecta un vial de betametasona 6mg intramuscular.
A la semana de iniciar este tratamiento, comienza con dolor espontáneo en la mano derecha, a nivel de la articulación metacarpofalángica del primer dedo. Se le diagnostica tendinitis, por lo que se le recomienda reposo, hielo y antiinflamatorios y se le mantiene el ciprofloxacino.
A los 15 días refiere que al transportar una bolsa notó un chasquido muy doloroso en el primer dedo e impotencia funcional. La exploración era compatible con una rotura del extensor largo del primer dedo de la mano derecha, que precisó cirugía reparativa y rehabilitación.
Dado que se descartaron causas alternativas, como traumatismos o sobrecargas recientes, tanto la tendinitis como la rotura posterior de ese mismo tendón fueron notificadas al Centro Regional de Farmacovigilancia por sospecha de reacción adversa a las quinolonas, potenciada por la toma de corticoides.
Se trata de un caso de afección musculotendinosa en probable relación con la toma de quinolonas, con las singularidades de la edad del paciente, más joven que la media de los casos revisados1,3, y la localización, que no es el tendón de Aquiles2,3, lugar notificado más frecuentemente, sino el extensor largo del primer dedo de la mano.
Las quinolonas pueden llegar a producir hasta 20 casos de tendinopatías por cada 100.000 pacientes tratados4, cifras que pueden ser mayores si se dan factores concomitantes como edad >60 años3, insuficiencia renal5, uso de corticoides3, sobrecarga muscular, gota u obesidad.
Queremos destacar por último que una adecuada anamnesis habría permitido al profesional darse cuenta de que en apenas 1 mes se le habían prescrito tres quinolonas y en la última, además, combinado con corticoides, por lo que la probabilidad de aparición de una lesión tendinosa era elevada.