Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS)1 define la salud sexual como «la integración de elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales, del ser sexual, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor». La actividad sexual está influida por múltiples factores educacionales, culturales, sociales y biológicos2. La conducta sexual depende de cómo nos sentimos y del concepto de atractivos y deseables3. Ludeman4 sugirió que debían estudiarse las relaciones sexuales como un todo y no sólo los aspectos genitales.
La frecuencia con la que las mujeres mayores mantienen relaciones sexuales varía entre el 24 y el 68%5-8. Ciertos factores sociales9,10 (residir en residencias, no tener pareja y un nivel cultural bajo y/o una mala capacidad funcional) se relacionan con la pérdida de la actividad sexual. Cuando aparecen estos factores es más predecible el declive de la actividad sexual en las mujeres según envejecen3. La edad, el placer sexual previo, el estado conyugal, el ocio3,10 y la alta autoestima8 predicen una actividad sexual continuada.
El objetivo de nuestro estudio es estimar la prevalencia de las relaciones sexuales en mujeres mayores de 64 años en nuestro entorno, conocer los factores que condicionan su actividad sexual, determinar el deseo e interés para mantener una vida sexualmente activa y valorar el impacto que tienen las relaciones sexuales sobre la calidad de vida.
Sujetos y método
Diseño
Estudio descriptivo transversal realizado en el centro de salud Palacio de Segovia en el Área 7 de Madrid. Se realiza una entrevista individual a las mujeres, en una consulta del centro de salud, en la que se cumplimentaba una encuesta. El encuestador era un médico residente mujer de medicina de familia, para lograr una mayor intimidad.
Criterios de inclusión
Mujeres de edad >= 65 años que acuden a la consulta de su médico de familia.
Criterios de exclusión
Mujeres encamadas y con enfermedad psiquiátrica y/o deterioro cognitivo moderado-severo.
Participantes
En total participaron 179 mujeres (intervalo de confianza [IC] del 95%, precisión del 7%, prevalencia estimada del 40%). La selección de las mujeres se realizó entre noviembre de 2004 y febrero de 2005. Captación proporcional en los 10 cupos médicos del centro, de forma secuencial a la salida de las consultas.
Variables del estudio
Sociodemográficas; enfermedades propias y de la pareja; fármacos; escalas geriátricas para actividades básicas e instrumentales de la vida diaria (índice de Katz y Lawton-Brody); calidad de vida según las láminas de la WONCA11; valores de la sexualidad, atracción y deseo sexual, frecuencia y prácticas sexuales, expresión, importancia, motivación y satisfacción sexual12.
El análisis estadístico se realizó con el programa informático SPSS.
Resultados
De las 179 mujeres a las que se solicitó participar, 162 aceptaron responder (90,5%). La edad media fue de 74,7 ± 7,8 años. El 42,5% (68) eran viudas, 58 etaban casadas (36,3%), 25 eran solteras (15,6%) y 6 divorciadas o separadas (3,8%). Tenían pareja estable 61 mujeres, lo que representa un 37,7%. Refierían estudios básicos 111 mujeres (71,1%), bachillerato 17 (10,9%), formación profesional 12 (7,7%), sin estudios 9 (5,8%) y estudios universitarios 7 (4,5%).
Las enfermedades y tratamientos más frecuentes de las mujeres de la muestra y de sus parejas se describen en la tabla 1.
Relaciones sexuales
En la actualidad, 34 (20,9%) mantienen relaciones sexuales (figs. 1 y 2). Los motivos por los que mantienen o mantuvieron anteriormente relaciones sexuales se exponen en la tabla 2. De las mujeres encuestadas, 50 (30,8%) creen que establecer una comunicación con la pareja es el elemento más importante de la sexualidad; 37 (22,8%), el placer mutuo; 5 mujeres (3,1%), la procreación; 4 (2,5%), el placer individual; 15 (9,2%), tanto la comunicación como el placer mutuo, y 37 (25%) mujeres no saben o no contestan. La frecuencia de las relaciones sexuales en las mujeres que mantienen actualmente relaciones sexuales es: 11 (32,3%), una vez al mes; 10 (29,4%), una vez a la semana; 5 (14,7%), una vez cada tres meses; 2 (5,8%), cada dos semanas; 2 (5,8%), menos de una vez al año; 1 (2,9%), una vez al año y 3 no contestaron a la pregunta. Consideran su frecuencia como adecuada 25 mujeres (73,5%); insuficiente, 5 (14,7%) e indiferente, 1 (2,9%); 3 (8,8%) mujeres no saben o no contestan.
FIGURA 1. Algoritmo resumen de las actividades sexuales de las mujeres del estudio.
FIGURA 2. Relación entre tener pareja estable, historia sexual previa y relaciones actuales.
Las mujeres con menor edad mantienen más relaciones sexuales que las mayores (odds ratio [OR] = 0,85; 0,74-0,97; p < 0,022).
La presencia de enfermedades en la mujer o en su pareja no influye sobre la actividad sexual, excepto que ellas hubieran tenido cáncer (aumento de actividad sexual; p < 0,048)).
De las 115 mujeres que refieren estar satisfechas con las relaciones sexuales mantenidas en su juventud, mantienen relaciones actualmente 33 (28,7%), sólo 1 (3,4%) mujer que no estaba satisfecha mantiene relaciones actualmente (p < 0,003, OR = 17; 1,7-178,9). La influencia de variables subjetivas para mantener relaciones, independientemente de tener pareja o no, se expresa en la tabla 3.
Deseo sexual
En total, 38 mujeres (23,9%) confiesan mantener deseo sexual, 121 (74,7%) no presentan deseo y 3 mujeres no saben o no contestan. Según ellas, tiene más interés sexual: la mujer en 9 (7,9%), su pareja en 58 (50,9%), ambos en 42 (36,8%) y ninguno en 5 (4,4%). Opinan que es muy importante mantener una vida sexual activa 54 (38,3%), poco importante para 9 (6,4%), indiferente para 15 (10,6%) y nada importante para 63 (44,7%); 21 mujeres no saben o no contestan. De las 38 mujeres que tienen deseo por mantener una actividad sexual activa, mantienen relaciones sexuales actualmente 20 (52,6%) y no las mantien 18 (47,4%). De las 121 mujeres que no tienen deseo, mantienen relaciones sexuales 14 (11,6%), y no tienen relaciones 107 (88,4%), diferencia que es significativa (p < 0,001; OR = 8; 2,3-26,9).
Pareja estable
De las mujeres con pareja estable, mantienen relaciones sexuales 32 (52,5%), de las mujeres sin pareja, 2 (2%) (p < 0,001). De las mujeres con pareja 38 (71,7%) se sienten atractivas para su pareja. De las mujeres que mantienen relaciones sexuales actualmente, 27 (71,1%) se sienten atractivas para su pareja y 2 (13,3%) no. De las mujeres que no mantienen relaciones sexuales actualmente, 11 (28,9%) se sienten atractivas para su pareja y 13 (86,7%) no (p < 0,001; OR = 47; 10-331). No encontramos relación significativa entre calidad de vida y tener pareja estable.
Calidad de vida
Tuvieron un índice de Katz A 157 mujeres (96,9%) y un índice de Katz B, 5 (3,1%). Índice de Lawton-Brody: 148 mujeres (91,4%) tuvieron un índice de 8; 8 (4,9%) un índice de 7, y 6 (3,7%) un índice de 5. Según las láminas de la WONCA: calidad de vida buena 28 (17,3%), intermedia 109 (67,3%) y mala 25 mujeres (15,4%).
Mantener relaciones sexuales es un factor dependiente del índice de Katz (p < 0,007) e independiente para el índice de Lawton-Brody (p > 0,604) y de la calidad de vida (láminas de WONCA) (p > 0,749).
Las mujeres con calidad de vida alta que mantienen relaciones son 7 (25%); con calidad de vida intermedia, 24 (22%) y con mala calidad de vida, 3 (12%). Tener relaciones sexuales en la actualidad no implica tener mejor calidad de vida.
La sexualidad y el paso del tiempo
Las respuestas a la pregunta abierta «¿En qué cambió su vida sexual con el tiempo?» se recogen en la tabla 4.
Discusión
El trabajo se ha realizado con las mujeres que acuden a consulta solicitada por ellas mismas, que son más independientes para las actividades básicas e instrumentales de la vida diaria, por lo que los resultados del estudio podrían ser limitados y sobrestimar el porcentaje de las relaciones sexuales. Por otro lado, estas mujeres suelen presentar alguna enfermedad y acuden más a consulta médica para solicitar recetas para cumplir su tratamiento y para control, lo que puede hacer que ciertas enfermedades sean más prevalentes en nuestra muestra que en la población general.
Un cuarto de las mujeres decían tener relaciones sexuales, resultados cercanos a los de Ribera et al10 y en contraste con los del estudio de Duke et al y Noguerol et al9, en los que casi la mitad de las mujeres casadas de más de 65 años eran sexualmente activas.
En nuestro estudio la principal variable que predice una vida sexual activa es tener pareja estable, similar a los estudios citados previamente. No se ha encontrado relación entre las enfermedades más prevalentes y tener actividad sexual, excepto haber presentado cáncer en la mujer. Las mujeres que han tenido relaciones sexuales satisfactorias en décadas anteriores las mantienen en la vejez, relación encontrada también por Bretschneider y McCoy13. En el estudio de Reig7, el nivel cultural alto está relacionado con mantener una vida sexual activa, dato no encontrado en nuestra muestra, aunque nosotros teníamos a pocas mujeres con estudios superiores. La autoestima elevada está relacionada con mantener relaciones sexuales8.
El deseo de la mujer por mantener relaciones sexuales es uno de los factores más importantes para determinar que se mantenga una vida sexual activa, y son las tres cuartas partes de las mujeres que lo tienen las que mantienen relaciones, mientras que en otros estudios7 eran la mitad. Pero, curiosamente, sólo una décima parte de las mujeres que tienen relaciones sexuales actualmente las mantienen por deseo propio, y la mitad dicen mantenerlas por deseo de la pareja. Factores que disminuyen las relaciones sexuales son la viudedad y el paso del tiempo (un tercio piensa que su vida sexual cambió a peor y sólo una de cada 5 a mejor).
No hemos de olvidar que las mujeres mayores también tienen una vida sexual activa que puede condicionar su faceta psicoafectiva y el desarrollo de enfermedades psicosomáticas. Los médicos de familia, en muchas ocasiones, por pudor o falta de información, evitamos hablar estos temas con nuestras pacientes. Familiarizarnos con estos temas en la consulta facilitará la detección de posibles enfermedades y la adquisición de mayor confianza con las mujeres. Resulta llamativo que en una sociedad en la que cada vez se abordan más los temas sobre sexualidad no haya muchos estudios sobre las mujeres mayores.