Sres. Directores: La prevalencia de los trastornos mentales (TM) en asistencia primaria de salud (APS) es del 24%1 siendo los diagnósticos más frecuentes los episodios de ansiedad y depresión. Una de las actuaciones prioritarias a desarrollar en el campo de la salud mental, expuesta en el Pla de Salut de Catalunya, es la estrategia de prevención primaria para identificar la población con riesgo de enfermar para ofrecerle cuanto antes el dispositivo asistencial del que disponemos.
Con estos precedentes, el objetivo principal de nuestro estudio es estimar la prevalencia de los TM de la población atendida del CAP de Les Borges Blanques, identificar los principales indicadores de riesgo, conocer con qué estrategias terapéuticas tratamos a nuestros pacientes y, finalmente, cuantificar el porcentaje de derivación a unidades de salud mental (USM).
Sujetos y métodos. Estudio descriptivo de tipo transversal basado en la revisión de 687 historias clínicas correspondientes a los pacientes adultos asistidos espontáneamente durante un año (1995).
Resultados. La prevalencia de TM estimada fue de un 10% (70/687). El perfil psicopatológico de nuestros pacientes fue: 43±17 años de edad, sexo femenino (61%), casados (56%) y de nivel cultural medio (64,9%). Sólo en la mitad de los casos se acudió a la consulta por síntomas psiquiátricos. La distribución de los diagnósticos más frecuentes se detalla en la figura 1. Cabe señalar el predominio de síndrome ansioso-depresivo en las mujeres (23%) y de toxicomanías en los varones (33%). La monoterapia es la tendencia terapéutica mayoritaria del médico de APS (60%), siendo las benzodiacepinas los fármacos más prescritos. La derivación a USM se llevó a cabo en un 44% de casos constituyendo el fracaso terapéutico el motivo más relevante (29%).
Discusión. Hemos constatado un bajo porcentaje de diagnóstico de TM entre el equipo de atención primaria de nuestro centro1,2. Esto podría atribuirse al desconocimiento e infravaloración de la enfermedad mental por parte de los médicos generalistas que prefieren abordar los trastornos de tipo orgánico3. Casi la mitad de nuestros pacientes que presentaban algún tipo de psicopatología no sugerían a priori su problema. Esto puede explicar en muchos casos el bajo porcentaje de detección de enfermedad mental en las consultas de primaria. Aparte de los factores relacionados con el médico, cabe señalar los referentes al paciente, puesto que la edad y los factores sociodemográficos pueden mantenerlos reacios a hablar de su vida personal, y finalmente los factores dependientes del sistema sanitario, que permite una elevada presión asistencial4,5.
Como posibles soluciones a este bajo nivel de detección, proponemos ayudar al médico de AP con instrumentos diagnósticos sencillos y protocolizados, como la Escala de Ansiedad y Depresión de Goldberg6, disminuir la presión asistencial facilitando la relación médico-paciente y, sobre todo, aumentar la formación de los médicos de cabecera, tanto en procedimientos diagnósticos como en técnicas de entrevista y abordaje terapéutico de las enfermedades mentales.
Sería también beneficioso facilitar la comunicación entre los distintos niveles asistenciales, de modo que médico de familia y psiquitra se corresponsabilizaran de este tipo de pacientes.
