Los tutores y jefes de estudio de medicina de familia y comunitaria han ido elaborando durante más de 2 décadas el corpus necesario para la docencia. Empezando por los criterios de acreditación de centros1 y de tutores2, conceptos que en nuestras latitudes no existían por aquel entonces. Teniendo en cuenta la inicial precariedad de conocimientos y habilidades específicos para la docencia de los profesionales, desde las unidades docentes (UUDD) se han hecho propuestas de metodología docente3, elaborando proyectos innovadores (portafolio de los residentes), y formando generaciones de tutores. Se ha reflexionado sobre metodología evaluativa y enseñanza de adultos, iniciado el camino hacia la evaluación formativa3,4, y trabajado hasta mejorar la sumativa, comprendiendo la necesidad de ambas y su interrelación.
El programa de la especialidad5, aprobado en 2005, se basa en la experiencia previa de más de 20 años de formación MIR en medicina de familia y comunitaria, y como cuenta en su introducción: «es la herramienta de referencia, y como tal debe ser dinámica y responder y adaptarse a las necesidades de las personas».
De un tiempo a esta parte los jefes de estudio en Catalunya no tienen demasiado tiempo para la docencia. Los innumerables procedimientos administrativos inundan sus despachos. Los tutores ya no dependen del mérito. Son o no son tutores en función de si tienen o no residente. Si no tienes residente, no eres tutor. Aunque cumplas criterios. Pero ¿qué decíamos hace unos años?: «La retirada de la acreditación se ejecuta por el gerente del centro a propuesta de la comisión de docencia o asesora». En cambio, ahora la necesidad normativa de un reconocimiento externo ha convertido el ser tutor en un mero ejercicio administrativo.
Nos quedaba un caramelo. Convertir las unidades docentes de medicina de familia y comunitaria en multiprofesionales de atención familiar y comunitaria.
Era una ilusión y una oportunidad. Médicos y enfermeras, trabajo en equipo, formación específica, potenciando la visión holística e integral. Pero la acreditación de centros ahora tampoco depende del cumplimiento de unos criterios consensuados por los mayores expertos en la materia, es decir los propios tutores y los jefes de estudio.
La acreditación es ahora un monstruo que en las unidades docentes de Catalunya lleva años ocupando el tiempo de jefes de estudio y secretarios. Cuatro años contestando los requerimientos de la administración para una acreditación no es de recibo. Con criterios cambiantes, que además pueden en ocasiones ni ajustarse al espíritu del programa formativo y que aún peor, incluso lo desvirtúan. No hay forma de hacer entender a la administración que lo importante es la adquisición de conocimientos y competencias y no en qué «dispositivo» hay que hacerlo y que la asignación de plazas en nuestra especialidad no puede depender principalmente de la elección de un centro hospitalario.
A pesar de todo, seguimos trabajando para la mejora de la formación. Siguiendo en esta línea, en las UUDD de Catalunya pronto se conocerá una nueva propuesta que supera el actual portafolio del residente por una versión electrónica del nuevo libro del residente que completa la versión analógica con elementos de autorreflexión y el uso de instrumentos hetero y autoevaluativos más comprensivos y atractivos.
La administración debe centrarse, menos en evaluaciones de estructuras y procesos, y más en resultados. Debemos superar la red burocrática que no nos permite avanzar. Necesitamos mayor autonomía de las decisiones en el ámbito docente por parte de las comisiones de docencia, empoderándolas para llevar a cabo la auténtica y más relevante tarea que tienen encomendada, la formación de especialistas en atención familiar y comunitaria.
Albert Casasa, Ferran Cordon, Joan Deniel, Didac Ettinghausen, Dolors Forés, Cruzma Fuentes, Montse Gavagnach, Josep Anton González,, Araceli Griñó, Gregorio Hinojosa, Francesc Margalef, Marta Navarro, Eduard Peñascal, Belen Perez, Judit Pertiñez, Madi Rosell, Beatriz Satué y Rosa Villafàfila.
M. Carme Alvira, Sofia Berlanga Fernández, Carme Graboleda Poch, Maria Àngels Larrabeiti Castillo, Carme Marquilles Bonet, Montserrat, Rambla Cardona, Montserrat Sallés Coletas, Montserrat Saumell Torner, Ció Tor Figueras y Judit Vila.