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Vol. 24. Núm. 9.
Páginas 505-506 (noviembre 1999)
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Unificación de convocatorias MIR
Contagious diseases in primary care. Handling them better and using antimicrobial drugs properly
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T. Gómez Gascóna
a Presidente de la Comisión Nacional de la Especialidad de MFyC.
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En 1995 se decidió establecer una convocatoria específica para plazas de formación especializada en medicina familiar y comunitaria (MFyC), dirigida exclusivamente a los licenciados en medicina post-95. Ello fue resultado de la problemática generada por la Directiva de la Unión Europea 86/457, refundida posteriormente en la 93/16, que obligaba a partir del 1 de enero de 1995 a tener una formación específica de al menos 2 años para poder trabajar en el ámbito de la atención primaria en los países miembros de la Unión Europea, dentro del marco de los sistemas sanitarios públicos.

Se llegó al acuerdo, tras la presión de los estudiantes y de todas las partes implicadas (con dos encierros de médicos de familia y residentes de MFyC en el Ministerio de Sanidad), de aumentar las plazas MIR a 5.000 durante 5 años y crear una convocatoria específica dentro del MIR para los licenciados post-95 con plazas de MFyC, además de la convocatoria general (también con plazas de MFyC, pero en mucha menor proporción). Esto fue consecuencia de la decisión de los Ministerios de Sanidad y Educación, en 1990, de que la formación específica en medicina general en España sería la especialidad ya existente de MFyC. Por lo tanto, los acuerdos de 1995 supusieron un reconocimiento claro y explícito a la especialidad, aunque también conllevaron unos efectos secundarios importantes: aumento drástico de la oferta de plazas MIR de MFyC de 1.200 a 2.000 y concesión del certificado de generalista (en función de los derechos adquiridos) para más de 110.000 médicos en España, aun cuando más de la mitad de ellos eran especialistas, con lo que desconocemos realmente los médicos generales que existen en nuestro país.

Se pretendía con el MIR específico disminuir la bolsa histórica (médicos que no habían podido acceder a la especialización de posgrado), a la vez que se iba incorporando a los post-95 que se iban graduando, de forma que, a partir del año 2000, se pudiera llegar a un MIR distributivo, al tener todos los licenciados acceso a plaza.

Se puede afirmar que se ha mejorado la situación de la bolsa histórica y la mayoría de los licenciados post-95 se han podido ir incorporando al MIR en un plazo de 1-3 años, pero no se ha acabado con el problema al seguir las facultades generando un número excesivo de licenciados, ya que ni siquiera han cumplido su compromiso de disminuir un 2% anual el número de estudiantes, habiendo convocado 4.200 plazas para el próximo curso.

Desde luego, la primera medida a tomar, como reclaman el Consejo Nacional de Especialidades Médicas, la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), el Ministerio de Sanidad y Consumo, la Organización Médica Colegial, las sociedades científicas e incluso la Conferencia de Decanos de Medicina, es disminuir radicalmente el número de estudiantes de medicina, de forma que en 6 años se pueda empezar a mejorar la situación, con la finalización de 2.000 estudiantes por año como máximo, lo que permita convocar 2.500-3.000 plazas, dando cabida a todos los licenciados, permitiendo que los especialistas puedan hacer otra especialidad e, incluso, podría servir para reservar unas plazas a los pre-95 que no hayan podido obtener el título por las dos vías excepcionales en curso: la homologación para los médicos generales y el RD para los MESTOS.

Tenemos la mayor ratio de médicos por 1.000 habitantes de Europa, conjuntamente con Italia, superando en casi el doble a Canadá, Estados Unidos y Japón. La OMC habla de 165.560 médicos colegiados a 31-XII-19951.

¿Qué hacer ahora?

Como especialidad, nos vimos obligados a asumir la parte fundamental del incremento de plazas y estamos generando 9.000 especialistas en estos 5 años, contando con los que van a empezar el año próximo en función de la convocatoria 1999-2000. Esto va a suponer incrementar enormemente la dificultad laboral y saturar por completo el mercado, pero a la vez hace que seamos un fuerte colectivo de médicos tanto cuantitativa como cualitativamente, lo que también conlleva unas innegables ventajas.

Ahora bien, una vez que asumimos además la homologación para los compañeros médicos generales, no podemos seguir manteniendo el mismo ritmo de residentes. Según un reciente estudio, la atención primaria está a menos de 3 años de saturarse2.

Lo primero es unificar las convocatorias en una sola, que incluya nuestra especialidad, o sea volver a la situación anterior a 1995. La especialidad de MFyC tiene que ser una más, y además de las más importantes por las necesidades de los servicios sanitarios modernos.

Seguidamente, la especialidad tiene que pasar a ser de 4 años, para poder incluir todos los contenidos necesarios y adaptados a los requerimientos de la atención primaria del siglo xxi.

Estas dos premisas son básicas y están ampliamente consensuadas entre todos los médicos de familia, siendo una prioridad absoluta. Ya se está trabajando en el programa para 4 años, de forma que se pueda llevar a cabo a corto plazo.

¿Cuántas plazas convocar a partir del año 2000?

Ello obedecerá a varios condicionantes, pero el número máximo es la capacidad docente real del sistema sanitario. Hay que reacreditar a todos los centros de salud actualmente acreditados, en función de los nuevos criterios vigentes, para conocer cuántos residentes podemos formar con garantías de calidad. Luego existirán otros componentes políticos, gremiales, científicos..., pero poseemos la fuerza suficiente como especialidad para decidir nuestro futuro en función de lo que consideremos necesario y no en relación a las presiones de otros colectivos: estudiantes, otras especialidades, partidos políticos....

Tenemos la responsabilidad social de tomar decisiones que afectan al futuro de los médicos, junto con todas las demás organizaciones e instituciones implicadas. Nuestro país no puede permitirse el lujo de formar médicos y luego «tener que especializarlos», para que acaben en paro sin ninguna opción laboral en muchos años. O se cierra el grifo de las facultades de medicina o nos vamos a perjudicar todos los médicos: los licenciados futuros por estar en paro, los médicos actuales porque nos pelearemos cada vez más por tener un puesto de trabajo y por las áreas de competencia para conseguir lo anterior, y todos por el desprestigio que iremos adquiriendo derivado del conflicto que se originará por el gran excedente de médicos. Cada uno tiene que asumir sus responsabilidades, porque la situación va a adquirir tintes dramáticos en poco tiempo y cada vez peores.

Según el estudio ya comentado2, con datos de 130.242 médicos activos en España, «si seguimos con la situación actual, en los próximos 5 años el Sistema Nacional de Salud tendrá una sobrecarga adicional de 14.750 médicos, en 10 años de 28.650 y en los próximos 20 de 47.121». Hoy sobra ya un 20% de profesionales.

A nuestro nivel, debemos formar unos buenos especialistas en MFyC, adaptados a los requerimientos presentes y futuros, sobre los que va a recaer la responsabilidad fundamental del cuidado de la población.

Por otro lado, tenemos que reivindicar el poder realizar todo el perfil profesional del médico de familia y tener unas condiciones de trabajo que nos permitan llevarlo a cabo (población adscrita razonable, acceso a todo tipo de pruebas diagnósticas, capacidad de gestionar recursos...).

Las dificultades continúan siendo grandes, como ha venido pasando a lo largo de la relativamente corta historia de la especialidad de MFyC y de la atención primaria, pero si todos nos responsabilizamos en nuestras parcelas: el trabajo diario con nuestros pacientes, la actualización científica constante, la docencia de pre y posgrado, la investigación, la participación activa en las sociedades científicas, sindicatos y colegios de médicos, el futuro indudablemente será nuestro.

 

Bibliografía
[1]
En: Anuario de la salud, la medicina y la sanidad 1999. Madrid: Fomento Salud, 1999.
[2]
Madrid: Fundación CESM, 1999
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