Resumen del artículo original
El objetivo del trabajo fue valorar la utilidad epidemiológica y clínica de los datos contenidos en el documento de incapacidad laboral transitoria (ILT). Para ello se analizaron 5.075 episodios por enfermedad común y accidente no laboral ocurridos en la ciudad de Alicante y con algún día de baja entre el 1 de abril y el 30 de junio de 1984, aunque el episodio se hubiera iniciado antes de esa fecha o finalizado después. Estos episodios de ILT correspondieron a 4.954 individuos de los 68.910 asegurados con derecho a dicha prestación sanitaria. De cada episodio se registraron el sexo, la edad, el diagnóstico, la fecha de baja y la fecha de alta, a partir del documento disponible en la Inspección médica (P14). Las variables estaban bien cumplimentadas excepto la edad, que sólo fue registrada en un 19,4% de los episodios. El diagnóstico más frecuente fue la artrosis (CIE-9: 431-437), que representó el 11,2% del total de episodios y una media de días de baja entre 83 y 118, seguida de las enfermedades respiratorias agudas (CIE-9: 310-312), con el 10,7% y entre 9 y 12 días de bajas. Pero también emergen como problemas de salud prevalentes la bronquitis crónica (CIE-9: 323), que representa un 4,7% del total de episodios y una duración media entre 20 y 51 días de baja, junto con la depresión (CIE-9: 214), que representa el 2% de los episodios y una duración media de la baja de entre 49 y 156 días. No obstante, el 18,8% de los episodios contaba con un diagnóstico mal definido. La conclusión fue que los datos de incapacidad deben ser incorporados de manera sistemática a los procedimientos de información sanitaria.
Comentario
El enfoque sanitario de la incapacidad temporal (IT) ha ganado interés en estos últimos años. Los resultados de los trabajos surgidos de la cohorte Whitehall de funcionarios londinenses han llevado a formular la IT como un indicador integral del estado de salud de una persona que trabaja, más próxima a la definición promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de bienestar físico, psíquico y social1. La validación de este indicador ha llegado recientemente de la mano de un estudio en el que se ha encontrado una asociación significativa entre el riesgo de morir y la frecuencia de episodios de IT, especialmente para los de más de 7 días de duración2. En efecto, tal como se había señalado, la incapacidad es algo más que un problema de salud3 y la ocupación ha resultado ser el predictor de mayor peso en la incidencia de IT4. Esto es, aunque se traten de problemas de salud no producidos por las condiciones de trabajo, las llamadas contingencias comunes, éstas determinan si el trabajador con una lumbalgia o una infección viral puede o no realizar su tarea habitual5. En este sentido, la IT se puede entender también como un recurso para afrontar situaciones problemáticas (coping), ya sea como reacción a un problema de salud o a la percepción de las causas de su malestar6. Algo similar han encontrado Buitrago et al, que observan una diferencia significativa por grupos laborales en una muestra de 1.098 episodios de corta duración en un centro de atención primaria (CAP)7.
De manera complementaria a la valoración anterior, el interés por la IT también proviene de que hay que considerar la prescripción médica de un episodio de IT como parte del proceso asistencial de un cuadro clínico que se produce en un trabajador8. Este principio es crucial para valorar adecuadamente algunas tensiones que se pueden estar produciendo en la práctica de los profesionales de la atención primaria desde que las mutuas laborales gestionan la IT9. Esta situación ha actualizado una vez más el importante papel que desempeña la atención primaria como puerta de entrada de la enfermedad laboral. Es lo que constatan Cruzado et al10 al comprobar que numerosas enfermedades de origen laboral, ocurridas después de un accidente industrial, fueron atendidas y se prescribieron las correspondientes bajas por enfermedad en un CAP del municipio donde se produjo el accidente. En un reciente estudio realizado en el CAP de Castelldefels (Barcelona) se ha encontrado que aproximadamente un 16% de los episodios de IT atendidos en la atención primaria son de probable etiología laboral, en especial las enfermedades osteomusculares y mentales, las cuales deberían ser atendidas en las mutuas laborales11.
Finalmente, esta fuente de datos ha servido también para evaluar el impacto de determinadas enfermedades en la actividad asistencial de un centro de salud, como el lumbago12 o los trastornos mentales13. Sin embargo, esta tercera utilidad requiere un incremento de la cumplimentación del diagnóstico médico (en un 17% de los episodios no se disponía de este dato14) y una mejora de la calidad de éste (en una muestra de 224 episodios se encontró que el 11,6% de los diagnósticos no coincidía en el parte de baja y la historia clínica15).