Introducción. La sialorrea consiste en un exceso de saliva en la cavidad oral, ya sea por aumento de producción o bien por dificultad en su deglución. Se trata de un síntoma presente en algunas enfermedades neurológicas como parálisis cerebral, ictus, retraso mental, enfermedades de Parkinson y Alzheimer..., en alteraciones anatómicas de la orofaringe, y como efecto secundario de fármacos neurolépticos, entre otros1. La sialorrea tiene un importante impacto físico, psíquico y social de difícil tratamiento, que precisa, cuando es muy importante, como en el caso de la parálisis cerebral, un enfoque multidisciplinario2 para llegar a su control.
Caso clínico. Varón de 57 años, fumador, con antecedentes de laringectomía supraglótica y resección transmandibular por carcinoma en la base de la lengua y orofaringe a los 53 años, que consultó por un exceso de salivación desde dicha intervención quirúrgica. Esto le provocaba problemas de comunicación e higiene, así como dificultad para la masticación y deglución de los alimentos, e incluso saciedad precoz, hecho que provocó la aparición de una anemia (hematocrito del 35%, hemoglobina de 11,9 g/dl) y déficit ponderal (peso de 53 kg, índice de masa corporal [IMC] de 21 kg/m2).
El servicio de otorrinolaringología que llevaba el caso no ofreció solución al problema, por lo que realizamos una búsqueda sobre el tratamiento farmacológico de la sialorrea y encontramos referencias de fármacos con actividad anticolinérgica, entre los que destacaban el sulfato de atropina3, el glucopirrolato4 y la escopolamina5. El perfil de seguridad y la baja experiencia en su uso nos hizo descartar estas opciones, y se decidió usar un fármaco con actividad anticolinérgica conocida y con amplia experiencia de uso, la amitriptilina, en dosis de 25 mg por la noche. La respuesta fue favorable, con disminución de la saliva, mejora en la alimentación, aumento de peso (peso de 57 kg) y corrección de la anemia (hemoglobina de 15 g/dl).
Discusión y conclusiones. El efecto secundario de un fármaco es la consecuencia indeseable de su acción primaria, aunque en este caso ha resultado favorable. La actividad anticolinérgica de la amitriptilina permitió tratar un síntoma de difícil control y con una gran repercusión para el paciente, la sialorrea. Ha conseguido una importante recuperación nutricional y mejora en su calidad de vida que será muy importante, desde el punto de vista pronóstico de nuestro paciente, pues hace poco ha sido intervenido quirúrgicamente de un carcinoma escamoso pulmonar.