Aunque los fármacos siguen siendo el principal pilar del tratamiento de la insuficiencia cardiaca, el abordaje de la prevención de la muerte súbita (terapia de desfibrilación) y el tratamiento de las alteraciones de conducción asociadas (terapia de resincronización) han supuesto un importante avance en las fases más avanzadas de la enfermedad, aportando un aumento de la supervivencia y mejoría de la calidad de vida. A pesar de estar respaldadas por multitud de ensayos clínicos y no haber duda de su eficacia, la aplicación de estas terapias en nuestro medio está lejos de las cifras consideradas apropiadas y claramente por debajo de la media de los países de nuestro entorno. En los últimos años, debido a la situación económica, estas diferencias son aún mayores1. Así, en terapia de resincronización cardiaca España es el país de la Unión Europea con menos implantes por millón de habitantes, con una distribución muy heterogénea entre las distintas comunidades autónomas e incluso de un centro hospitalario a otro2. Varios son los motivos que se han achacado a esta «infrautilización» de los dispositivos antiarrítmicos. Uno de los principales es la baja adherencia a las guías de práctica clínica, bien por desconocimiento o por pensar que los pacientes de la vida real no están representados adecuadamente en estas, habiendo «zonas grises» de indicación. El tratamiento de la insuficiencia cardiaca es abordado desde distintas especialidades, y en nuestro medio muchos de los pacientes con insuficiencia cardiaca no son valorados por especialistas en cardiología, lo que podría explicar parte de la falta de aplicación correcta y actualizada de las guías de práctica clínica. En cuanto a la eficacia de estas terapias fuera de los ensayos clínicos, son varios los trabajos que confirman estos beneficios en poblaciones en la vida real (mediante registros clínicos) y las sociedades científicas están realizando esfuerzos por adaptar sus recomendaciones a la práctica clínica diaria, como con los criterios de uso apropiado de dispositivos antiarrítmicos recientemente publicados3,4.
En este número de Cardiocore hemos contado con 2 grupos expertos para realizar una nueva controversia sobre la expansión o la restricción de las indicaciones de resincronización cardiaca. No se trata de buscar posturas antagónicas, ya que claramente ambos autores creen en las indicaciones de resincronización cardiaca, sino distintos puntos de vista que nos aporten una visión actual y completa de esta terapia. Los Drs. J.L. Peña et al.5, del Hospital Clínico de Málaga, nos hablan de las restricciones de las indicaciones desde el punto de vista de la selección de candidatos y tipos de dispositivos. Desde los primeros estudios un porcentaje importante de pacientes no presenta la respuesta esperada a la resincronización (mejoría de clase funcional y/o remodelado inverso ventricular). Por ello es importante una selección adecuada de candidatos que nos permita obtener el máximo porcentaje posible de pacientes respondedores. Los Drs. E. Trucco et al.6, del Hospital Clínic de Barcelona, tratan la expansión de la resincronización cardiaca a raíz de los estudios más recientes. Abordan las nuevas indicaciones en fases más precoces de la enfermedad, en pacientes en FA o que necesitan estimulación por bloqueo auriculoventricular.
El tratamiento de la insuficiencia cardiaca es cada vez más complejo, y para un manejo correcto de estos pacientes es fundamental el abordaje multidisciplinar (internistas, cardiólogos, unidades de insuficiencia cardiaca y electrofisiólogos). Solo así se podrá garantizar el acceso adecuado a estas terapias, indispensables en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca avanzada.