El Dr. Cervantes Castro1 presentó recientemente la necesidad de reevaluar los programas de estudio y perfil de los egresados de las escuelas de Medicina en el país, haciendo una analogía con lo logrado en el siglo pasado en EE. UU. y Canadá por el Dr. Abraham Flexner (pedagogo no médico).
La conclusión principal derivada en el citado reporte2 se puede resumir en lo siguiente: el país necesita menos y mejores doctores.
Actualmente, al parecer en México tenemos las mismas condiciones mencionadas en el pregrado y el posgrado.
En el mundo existen 3 países que rebasan más de 150 escuelas de Medicina: EE. UU., India y Brasil3. Actualmente nuestro país se encuentra en el 6.o lugar mundial con respecto al número de escuelas de Medicina.
En nuestra nación la certificación no es algo fácil de lograr, ya que con la denominada «libertad de cátedra» existe resistencia a ser sometido a procesos de evaluación y medición de calidad académica. Tratar de cerrar escuelas debido al bajo rendimiento de sus programas de estudio se puede considerar como una afrenta a la educación o tornarse en situaciones de índole política lejos de la intención inicial.
Una alternativa se podría considerar en la certificación por el Consejo Nacional de Medicina General de los egresados de una forma más continua y homogénea, con la correspondiente exigencia en el futuro para su desarrollo profesional.