La tecnología afecta la relación médico-paciente. El título de este artículo puede ser una afirmación o un interrogante. La tecnología es el supremo amplifi cador de las capacidades humanas; es un medio y un hacer del hombre. La medicina está inmersa en un mundo digital de comunicación y manejo del conocimiento y es cada día más dependiente de la tecnología. La creciente interacción de las máquinas co n el hombre y sus so ciedades está creando un nuevo biosoma. Cuando se habla de la deshumaniz ación de la medicina co incidente con el avance científico y tecnológico, realmente se refiere a cómo el médico en su afanoso actuar en una práctica dependiente de la tecnología ha dejado a un lado la actitud humanística y humanitaria, la cual se traduce en solidaridad y compasión, en un marco de ecuanimidad, aequanimitas, como lo planteó William Osler. En 1928, Harvey Cushing expuso que había diferencia entre el arte y la ciencia en medicina y se refirió al arte en el sentido hipocrático como la habilidad para crear confianza en el paciente y sus familiares. Arte es el aspecto humanístico y humanitario del médico, es lo que desafortunadamente en los tiempos modernos se inhibe o se ignora, y entonces se crea un desbalance frente al arrollador progreso de la ciencia y la tecnología. Por consiguiente, no es la tecnología la que deshumaniza; son deshumanizantes quienes usan la tecnología sin el marco humanístico y humanitario, que es componente indisoluble del acto médico.
Technology affects the doctor-patient relationship. The title of this article may be both an affirmative statement or a question. Technology is the utmost amplifier of the human capacities; it is both a means and ways and a making of man. Medicine is immersed in a digital universe of communication and management of knowledge and is growingly technology-dependent. The increasing interaction between machines and man and human societies is creating a new biosome. When one speaks of the dehumanisation of medicine coinciding with scientific and technological advancement, they are usually referring to how the doctor is busily engaged in a technology-dependent practice and leaves aside the humanistic and humanitarian attitude that translates into solidarity and compassion, in a framework of equanimity, aequanimity, as stated by William Osler. In 1928, Harvey Cushing stated that there is a difference between art and science in medicine and referred to art in the Hippocratic sense as the ability to create confidence in the patient and the family. Art is the humanistic and humanitarian facet of the doctor, which unfortunately is inhibited or ignored in modern times, thus creating an imbalance in the overwhelming progress of science and technology. Therefore, it is not technology that dehumanises; dehumanisation results from those who use technology as separate from the humanistic and humanitarian framework that is an indissoluble component of medical practice.