Hemos leído con interés la publicación en su revista por Pérez et al.1 sobre el uso del sistema de presión negativa en abdomen abierto como alternativa para la prevención del síndrome compartimental abdominal (SCA). Recientemente tuvimos la oportunidad de tratar una complicación secundaria al mal uso del sistema y por ello nos gustaría destacar las pautas básicas de su colocación, así como el tratamiento de las fístulas enterocutáneas relacionadas con su colocación errónea.
Se trataba de un varón de 57 años, intervenido urgente por aneurisma de aorta abdominal roto. Se realizó un bypass aorto-aórtico, presentando en el postoperatorio un SCA, decidiéndose dejar el abdomen abierto con sistema de presión negativa, colocando de forma errónea la esponja en contacto directo con las asas. En la revisión para cambio del sistema observamos que la espuma estaba adherida a las asas intestinales; se decide no retirar y suspender la presión negativa, realizando curas diarias, logrando epitelización del área alrededor de la espuma (fig. 1). Seis meses después, el paciente es dado de alta con seguimiento, evidenciando adecuada cicatrización de la herida que presenta la espuma integrada al tejido.
Seis meses más tarde, el paciente presenta secreción purulenta a través de la espuma, confirmándose por TC el diagnóstico de fístula enterocutánea. Se decide tratamiento conservador y posterior cirugía electiva, con resección de la placa de neotejido-espuma, logrando separarla de las asas, resección del asa de la fístula y reconstrucción de la pared abdominal con malla de polipropileno-titanio intraperitoneal. Presenta buena evolución posquirúrgica, sin complicaciones a un año del seguimiento.
El interés del caso radica por ser una complicación iatrogénica, no descrita en la literatura, secundaria al abdomen abierto tratado con sistema de presión negativa. Según las guías clínicas de la terapia VAC®, nunca debe colocarse el apósito directamente sobre el intestino expuesto; siempre debe utilizarse una lámina no adherente protectora, preferiblemente microperforada que proteja al intestino subyacente. Sobre esta lámina no adherente debe colocarse el apósito/espuma y, posteriormente, la lámina selladora, en la cual se realizará un orificio donde se conecta la aspiración que puede ser continua o intermitente. Estas curas deben realizarse cada 48-72h, y no menos de 3 veces por semana2.
El tratamiento de las fístulas enteroatmosféricas es controvertido, sin embargo, la mayoría de los autores proponen tratamiento conservador durante los primeros meses/un año3 exteriorizando la fístula para evitar el drenaje del contenido en el interior peritoneal, siendo opcional el uso de sistema de vacío. Algunos autores proponen4 el sellado de la fístula con tejidos biológicos. En el caso presentado creemos que la actuación debe ser conservadora a pesar de tener un cuerpo extraño incluido en el nuevo tejido y en la cirugía electiva intentar resecar únicamente el segmento de la fístula.
Conflicto de interesesNo existe conflicto de intereses entre los autores.