Catedrático de Cirugía de la Universidad del País Vasco (UPV) (Unidad Docente de San Sebastián) falleció en su domicilio el pasado 7 de abril de 2008. Había realizado la Licenciatura de Medicina en la Facultad de Zaragoza (1972). Conocí a Miguel en 1969 cuando era alumno interno, justamente cuando yo me incorporé como médico a la cátedra de Patología y Clínica Quirúrgicas B que dirigía nuestro común maestro, el Prof. D. Manuel González González. Coincidiendo con la conclusión de su licenciatura, con una gran previsión de futuro, aprobó el examen del Educational Council for Foreign Medical Graduates US; 2 años más tarde leía su tesis doctoral, y obtenía los títulos de Cirugía General (1972) y Cirugía del Aparato Digestivo (1976).
Su carrera docente, asistencial e investigadora comenzó en Zaragoza, donde desempeñó el cargo de profesor ayudante (1972¿1977); después se trasladó a su querida San Sebastián, donde obtuvo los nombramientos de Prof. asociado de la UPV y Prof. adjunto (1978¿1984), luego obtuvo por oposición la plaza de Prof. titular (1984¿2003) y de catedrático de Cirugía (08-11-2003), puesto que ostentó hasta su fallecimiento.
Miguel se encontraba muy a gusto en Zaragoza, siempre recordaba con cariño nuestra ciudad, generosa y llana, sus múltiples amigos, su querida facultad de la juventud. Fue un lector infatigable, su perfecto conocimiento de varios idiomas le permitía una fácil lectura de las revistas europeas y norteamericanas más prestigiosas, realizar múltiples viajes y estancias en las universidades de Massachusetts, Worcester, Minnesota, Cambridge, Boston, Harvard y el Memorial Sloan-Kettering Cancer de Nueva York, entre otras muchas, en las que se ocupó sobre todo de sus 2 líneas de investigación preferentes: paratiroides y trasplantes; temas sobre los que publicó 391 trabajos en revistas nacionales e internacionales.
En 1977 se colegió en San Sebastián, llegó a ser vicepresidente del Colegio de Médicos y posteriormente consultor del Instituto de Criminología de la UPV, coordinador de la Unidad Docente de San Sebastián, fundador y director de la revista en línea Kirurgia y director de Cuadernos de Medicina, Sociedad de Estudios Vascos (2002¿2006), revisor de múltiples revistas nacionales (como Cirugía Española, en la que destacó por su valiosa y continua colaboración) y revistas internacionales de gran prestigio, etc.
A mi juicio hubo 2 hechos que marcaron su vida profesional: la ruptura con su querido Hospital Nuestra Señora de Aránzazu y el infarto de miocardio que tuvo entre 1994 y 1995, que motivaron que a partir de estas fechas se dedicara exclusivamente a la universidad. Su empuje, su entusiasmo y su generosidad, con el olvido intencionado de otras actividades más lucrativas o más aparentes, lo colocaron en el centro de atención de muchos jóvenes en formación a los que dedicó los mejores años de su vida, gracias a una autoexigencia permanente y excesiva, a pesar de sus progresivas limitaciones físicas, a las que intentaba sobreponerse con su trabajo diario y su prestigio personal. Los que lo conocieron recordarán que cuando se le preguntaba qué tal estaba, él siempre respondía con una sonrisa¿ «sobrevivimos». Como consecuencia de esta dedicación, los mismos alumnos organizaron un acto de homenaje que se celebró el 31 de octubre de 2008 en el Hospital Donostia, al que tuve la oportunidad de asistir, en el que 9 conferenciantes glosaron la personalidad académica, profesional y humana de Miguel. Los mismos alumnos, en un hecho sin precedentes que los honra, han sufragado y colocado una placa recordatoria de su profesor en la Unidad Docente de Medicina.
Miguel era un vasco universal, un adelantado al tiempo que le tocó vivir, como reza el título de su artículo, que dedicó al Dr. Julián Bergareche, (Bol. Soc. Bascongada de Amigos del País, 1997), y como gran entendido que era también de música, pensaba como Mikel Laboa que «para que una lengua no se pierda hay que repetirla»: de hecho, no solamente hablaba euskera y por supuesto inglés y francés correctamente, además dominaba las bases de las lenguas muertas.
Ha fallecido en un momento de máxima plenitud profesional, docente e investigadora. Su hijo Alejo, su madre, su hermana Maite y demás familia, su querida San Sebastián, su Universidad y los muchos que lo queríamos hemos sufrido una gran pérdida que solamente superaremos con la ayuda de ese juez inexorable que es el tiempo.
Hasta siempre, Miguel.