Sr. Director:
La colonoscopia flexible representa una herramienta fundamental para el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades del tracto digestivo. Las perforaciones iatrogénicas suponen la principal complicación derivada de la técnica1.
Presentamos el caso de un varón de 46 años, que tras una colonoscopia con polipectomía terapéutica presenta, en las horas posteriores, un enfisema subcutáneo cervical, torácico y en ambos flancos, sin sintomatología abdominal, que se mantiene estable y sin signos de irritación peritoneal. No existe leucocitosis ni anemización. La radiografía muestra un enfisema cervical, neumomediastino y neumoperitoneo llamativos (figs. 1 y 2). El paciente ingresa con tratamiento conservador (dieta absoluta, fluidoterapia y antibioterapia). Presenta buena evolución clínica, y es dado de alta en el quinto día del ingreso.
Fig 1. Neumoperitoneo, neumomediastino.
Fig 2. Enfisema cervical subcutáneo.
Las perforaciones instrumentales suponen entre el 0,1 y el 1% de las exploraciones diagnósticas, y llegan al 3% cuando se realizan procedimientos terapéuticos1-3. El mecanismo fisiopatológico se debe a las fuerzas mecánicas durante la introducción, el barotrauma o las lesiones producidas por el electrocauterio. En nuestro caso, la salida del gas a la cavidad peritoneal y/o el retroperitoneo difunde al mediastino e incluso a la zona cervical.
Existe controversia sobre su tratamiento, y en la bibliografía no existe evidencia científica que establezca la mejor opción de tratamiento. Sin embargo, las grandes series de pacientes publicadas hacen referencia a pacientes tratados con éxito de forma conservadora1-4.
Perforaciones pequeñas, con una correcta preparación colónica, ausencia de patología asociada, buenas condiciones del paciente o incluso peritonitis localizada, pueden permitir un tratamiento conservador, bajo vigilancia adecuada1,2. La cirugía está indicada cuando existe un cuadro de abdomen agudo, según el tamaño y la localización de la perforación, o la enfermedad subyacente del colon.