Desde que en 1987 se introdujo la técnica de drenaje vesical en el manejo de la secreción exocrina del injerto pancreático, esta modalidad terapéutica se popularizó hasta el punto de que el 87% de los centros estadounidenses la realizan en la actualidad como alternativa de primera elección. No obstante, esta técnica quirúrgica no está exenta de complicaciones debidas a su anastomosis a la vejiga.
Pacientes y métodosEn la Unidad de Trasplante Pancreático de la Universidad de Texas-Houston se han realizado, desde marzo de 1997 hasta agosto de 1998, 30 trasplantes pancreáticos con drenaje vesical (15 simultáneos con riñón, siete tras un trasplante renal y ocho solitarios). La anastomosis duodenovesical se realizó de forma laterolateral con una sutura automática circular del diámetro que permitiese la luz duodenal y se sobresuturó con sutura continua reabsorbible. Veintiocho de estos pacientes recibieron tratamiento inmunosupresor de continuidad con tacrolimus, micofenolato mofetil y corticoides, y dos con ciclosporina, rapamicina y corticoides. En este estudio se recogieron prospectivamente todas las complicaciones vesical, urinaria o del injerto debidas a la técnica de anastomosis duodenovesical, prestando especial atención a cada modalidad de trasplante empleada.
ResultadosLa tasa de supervivencia de los pacientes al primer año fue del 96% y la supervivencia del injerto durante el primer año del 93%. La tasa de complicaciones debida al drenaje vesical fue del 23,3% y se corresponde con: 2 pancreatitis infecciosas por reflujo vesical (un paciente falleció y otro requirió extirpación del injerto), 2 pancreatitis recidivantes por reflujo vesical que requirieron conversión a drenaje entérico, una duodenitis por reflujo vesical que requirió asimismo conversión a drenaje entérico, una hematuria por infección urinaria y uretritis recidivantes, y 2 hematurias debidas a las grapas de la anastomosis vesical que fueron extraídas por cistoscopia. La tasa de mortalidad debida al drenaje fue del 3,3%, la tasa de pérdidas del injerto al año fue del 6,6% y la tasa de conversiones de injertos funcionantes del 14,28%. Aproximadamente un 20% de los injertos pancreáticos drenados a la vejiga presentan complicaciones en el primer año del postoperatorio.
ConclusionesLa técnica de drenaje vesical es enormemente segura a la hora de realizar el trasplante pancreático simultáneo, secuencial o solitario; sin embargo, durante el primer año de postoperatorio induce una considerable morbilidad e incluso mortalidad, lo que debe hacer considerar la conversión electiva a drenaje enteral tras los primeros 6 meses postrasplante. Cada modalidad de trasplante de páncreas presenta distintos tipos de complicaciones postoperatorias debidas al drenaje vesical, lo que debe hacer considerar cada uno de ellos de forma diferente.
Since 1987, when bladder drainage in the management of exocrine secretions of pancreatic graft were popularized, this therapeutic modality has been accepted to such a degree that it is the therapy of choice in 87% of transplantation centers in the USA. Nevertheless, this surgical technique still presents some complications in the form of bladder anastomoses.
Patients and methodsFrom March 1997 to August 1998, 30 pancreatic transplants with bladder drainage (15 simultaneous pancreas-kidney [SPK] transplants, 7 previous kidney transplants [PAK], 8 pancreatic transplants alone [PTA]) were performed in the pancreas transplantation unit of the University of Texas at Houston. Duodenal-bladder anastomoses were performed L-L with stappler suture and were oversutured with reabsorbable suture. Twenty-eight of these patients were immunosuppressed with tacrolimus, MMF and steroids and the remaining two patients with neoral, rapamicine and steroids. Vesical, urinary and graft complications related to the anastomotic technique were prospectively noted, paying special attention to the transplantation modality used.
ResultsThe 1-year post-transplantation survival rate was 96% and graft survival was 93%. Complication rate related to the bladder drainage technique was 23.3% corresponding to two patients with infectious pancreatitis due to bladder reflux (one patient died and the other required graft removal), two patients with recurrent pancreatitis secondary to bladder reflux requiring enteric conversion, one patient with duodenitis due to bladder reflux also requiring enteric conversion, one patient with hematuria due to urinary tract infection and urethritis and two patients with urinary bleeding due to the staples of the bladder anastomoses. These were extracted using a cystoscope. Mortality due to drainage was 3.3%, graft loss at 1-year was 6.6% and conversion rate was 10%. Approximately 25% of pancreatic grafts with bladder drainage presented surgical complications during the first year of followup.
ConclusionsBladder drainage in SPK, PAK and PTA is extremely safe. However, morbidity and mortality associated with this procedure during the first year after surgery is considerable. Elective conversion to enteric drainage should be considered after successful transplantation. Due to the technique of bladder drainage, complications vary according to the modality of pancreas transplantation performed.
Este trabajo ha sido financiado en parte por una beca Braun-Dexon de apmpliación de estudios en el extranjero de la Asociación Espñola de Cirujanos (Beca concedida al Dr. Carlos Emparan en 1997) y presentado como resumen en la Reunión de la Asociación Española de Cirujanos (Pamplona, 1999).