La neumatosis quística intestinal (NQI) es una enfermedad infrecuente. Descrita por primera vez en 1730 por Du Vernoy, se ha definido como la presencia de gas dentro de la submucosa o subserosa de la pared del intestino delgado y del colon y ha recibido distintos nombres en la literatura. Su detección se ha incrementado por el mayor uso de la tomografía computarizada (TC)1. Su clínica puede ser variada, desde hallazgo accidental en pacientes asintomáticos hasta situaciones que comprometan la vida del paciente.
Presentamos el caso de una paciente de 77 años, con antecedentes patológicos de ictus lacunar con hemiparesia izquierda y enfermedad de Parkinson, asociada a atrofia multisistémica y disfagia, por lo que precisó una gastrostomía endoscópica percutánea (PEG) para alimentación enteral. Fue valorada en consultas externas 2meses después, por dolor abdominal y alteración del tránsito intestinal, con exploración de masa abdominal a la palpación sobre fosa ilíaca izquierda, con abdomen blando, no doloroso, sin peritonismo y peristalsis conservada. Analítica normal. Se solicitó una Rx de abdomen en la que se apreciaba la sonda de alimentación y gas en la pared del colon derecho y, posteriormente, una TC informada con presencia de neumoperitoneo, retroneumoperitoneo y neumomediastino. Colon derecho con presencia de gas en la pared y pequeñas formaciones aéreas parietales en el colon izquierdo y trasverso, sin edema del meso ni líquido libre intraabdominal. No se identificaba gas en estructuras vasculares. Los hallazgos descritos podrían ser compatibles con isquemia intestinal, aunque la paciente no presentaba un abdomen agudo, por lo que parecía tratarse de un proceso progresivo, que podría ser secundario a NQI (figs. 1 y 2). Se decidió ingreso y tratamiento médico con oxigenoterapia, antibioterapia con ciprofloxacino y metronidazol, fluidoterapia y dieta absoluta. La paciente evolucionó favorablemente y en una TC de control se demostró significativa mejoría radiológica de la neumatosis intestinal, objetivándose mínima residual en el ángulo hepático del colon. Coprocultivo compatible con disbacteriosis. Fue dada de alta a los 14 días del ingreso hopitalario con alimentación enteral y oral.
La patogénesis de la NQI es desconocida y probablemente multifactorial. Aunque estudios antiguos muestran una afectación más frecuente en intestino delgado, estudios más recientes señalan una mayor afectación del colon2. Es más frecuente en mayores de 50 años, es idiopática en un 15% y secundaria a una amplia variedad de enfermedades en un 85%, entre las que se incluyen la asociación entre una alimentación enteral por sonda y la NQI3. Presenta un curso evolutivo variable, con una tasa de mortalidad alta cuando está asociada con necrosis intestinal y perforación. Numerosas hipótesis se han postulado en la patogénesis de la NQI, entre ellas la teoría mecánica, en la cual el gas diseca la pared intestinal desde su luz a través de perforaciones de la mucosa o a través de la cara serosa a lo largo de los vasos sanguíneos4. También se ha considerado la teoría bacteriana, en la que el gas producido por las bacterias accede a la submucosa a través de lesiones mucosas5. El argumento en contra de esta teoría es que los quistes son estériles y su rotura da lugar a un neumoperitoneo sin desarrollo de peritonitis6. La teoría química o de deficiencia nutricional defiende que la malnutrición puede impedir la digestión de los hidratos de carbono y provocar el aumento de la fermentación bacteriana en el intestino, con producción de grandes volúmenes de gas y, posteriormente, disección de la submucosa por el gas. Recientemente se ha asociado a la NQI con tratamiento quimioterápico, terapia hormonal y con enfermedades del tejido conectivo2. Por último la teoría pulmonar postula que el aumento de la presión intraluminal en el sistema respiratorio causaría una rotura alveolar, con lo que el gas de los alvéolos disecaría a través del diafragma los vasos mesentéricos y, de ahí, la pared intestinal7.
La NQI puede ser asintomática, sin embargo, los síntomas más comunes son el dolor abdominal y la diarrea (53%), seguidos por distensión abdominal, náuseas y vómitos, heces con sangre o mucosidad y estreñimiento. Casi el 16% de los pacientes tienen una complicación de la NQI, como la obstrucción intestinal, la intususcepción, el vólvulo, la hemorragia y la perforación8. El diagnóstico de la NQI está basado en la radiología; la TC es la más eficaz en la detección de la neumatosis, con un patrón quístico a lo largo de la pared del intestino9. La endoscopia es útil para excluir otras lesiones mucosas y mostrar los quistes submucosos8.
La terapia apropiada de la NQI varía desde el tratamiento conservador hasta la laparatomía exploradora. Pacientes asintomáticos pueden curarse sin tratamiento, mientras que los pacientes sintomáticos se tratan con descompresión intestinal, nutrición parenteral y reposición hidroelectrolítica. En algunos casos se ha descrito respuesta al tratamiento con metronidazol y terapia hiperbárica10. La cirugía se reserva para los casos de obstrucción intestinal, perforación o cáncer8.
El interés de este artículo se encuentra en el diagnóstico de una enfermedad poco frecuente como es la NQI, tras la colocación de una sonda de tipo PEG como posible factor etiológico, por lo que tendremos que tenerlo en cuenta ante el diagnóstico diferencial de neumoperitoneo en paciente asintomático portador de PEG.