La vida del gran cirujano Rudolf Nissen (fig. 1) no es muy conocida en nuestro medio. Pero la operación que lo ha hecho estar en las páginas más gloriosas de la cirugía, la funduplicatura esófago gástrica, es conocida en todo el mundo quirúrgico. Por ello es conveniente relatar su vida. Nació en 1896 en una población de 25.000 habitantes fundada en 1200, Silenia, entonces parte de Prusia, ahora pertenece a Polonia con el nombre de Nysa. En esta población también nació Konrad Bloch, ganador del premio Nobel de Fisiología en 1964. Su padre era médico, el Dr. Franz Nissen, de religión cristiana, pero no afiliado a ninguna iglesia en particular. Su madre, Margarethe Borchert, era judía; de ella se sabe muy poco. Tuvo una hermana mayor y un hermano menor que él. El Dr. Franz Nissen ejercía como cirujano general en esa pequeña población localizada al borde de los montes Cárpatos, en la cual construyó una pequeña clínica donde en la parte de abajo trabajaba y en los pisos de arriba vivía con su familia. Rudolf siempre estuvo rodeado de un ambiente quirúrgico. Idolatraba a su padre1.
Figura 1. El Dr. R. Nissen con un numeroso grupo de cirujanos observando las radiografías de un caso durante la última etapa de su vida.
Poseía grandes dotes para dibujar y pintar. De joven incluso aspiraba a ser pintor. Fue evaluado por gente de varias instituciones pictóricas pero no logró ser admitido en alguna de ellas. Su destino era otro. Tuvo que, al igual que su padre, estudiar en la escuela de Medicina. Primero en Breslau y luego en Münich, durante los años 1913 y 1914. Posteriormente, ingresó al ejército alemán, primero para realizar su servicio militar obligatorio y después, cuando estalló la primera guerra mundial, participó en ella. Sufrió una lesión por bala en el tórax, lo declararon desahuciado y abandonaron; el ejército alemán emprendió la retirada sin auxiliarlo. Sin embargo, uno de sus ayudantes se dio cuenta de ello, se las ingenió para esconderlo entre los heridos con esperanzas de vida, logró su evacuación y su sobrevida. También fue presa de la tuberculosis. En esa época no había aún medicamentos contra esa enfermedad. También logró sobreponerse a ella.
Después de terminada la Primera Guerra Mundial reanudó su carrera de medicina. Al terminarla, no pudo encontrar un sitio como residente de cirugía. Tuvo que conformarse, durante 1920 y 1921, con un empleo en un laboratorio de patología de la Universidad Albert Ludoviciana de Freiburg, en el que trabajaba nada menos que el Dr. Ludwig Aschoff. Se dedicó al estudio de la etiología de la úlcera péptica. El Dr. Aschoff entonces recomendó a Nissen al Dr. Ernest Ferdinand Sauerbruch2, uno de los grandes pioneros de la cirugía torácica, para ingresar a su programa de residencia quirúrgica en Münich. Allí permaneció por 6 años como residente de cirugía y después pasó a ser cirujano ayudante del Departamento de Cirugía del Dr. Sauerbruch.
En 1923 hubo una manifestación nazi, «la marcha a Feldhemmhalle», en la que Hitler participó; hubo mucho de sorden, Hitler incluso fue arrestado y encarcelado. Durante esta detención escribió su libro Mein Kampf. Nissen empezó a tener gran preocupación por el futuro que le esperaba a Alemania y a todas las minorías religiosas y sociales, especialmente a los judíos. En 1933, Hitler subió al poder, lo que trajo como consecuencia que Nissen frecuentemente fuera molestado y bloqueado en su trabajo debido a su herencia judía, aunque no era un buen practicante de los deberes religiosos. Nissen entreveía muy acertadamente el futuro. Aún más, cuando en una ocasión Hitler visitó en el hospital a Sauerbruch, estando Nissen presente, escuchó directamente de ellos las ideas y planes nazis a imponer en Alemania. Incluso Sauerbruch comentó después de esa visita: «Ese hombre debe estar loco».
Es interesante saber que Nissen sintió que su vida estaba en peligro, a pesar de que en los archivos del Hospital Charité de Berlín indicaban que su afiliación religiosa era evangélica luterana. En su autografía, La vida del cirujano, el Dr. Sauerbruch considera a Nissen como judío. Nissen solo mencionaba estar orgulloso de las contribuciones de los judíos a la civilización, pero él no se consideraba como un judío activo, sino que se sentía más bien como poseedor de una composición universal. Admiraba el ambiente alemán por sus logros científicos sociales y artísticos.
En mayo de 1933, se casó con la entonces estudiante de medicina Ruth Becherer, joven aria rubia y hermosa. La ceremonia se celebró en la mansión del padre de la novia. Curiosamente, durante la fiesta de la boda, ante el asombro de Nissen, el coro de niños contratado para amenizar el evento cantó el popular himno nazi Hust Wessel, que menciona la conversión de cada nazi en un mártir. Los Nissen dejaron Alemania con la ayuda del banquero judío suizo Julius Bar, ayuda que también brindó a muchos más; los enviaron a Estambul, Turquía, donde fácilmente encontró un nuevo trabajo, al igual que muchos intelectuales judíos alemanes que hicieron lo propio.
Es sabido que el nazismo tuvo grandes efectos adversos en la práctica médica mundial. Además de las víctimas del exterminio en campos de concentración y en el frente de guerra, también hubo numerosas víctimas de experimentos humanos no éticos, eutanasia aplicada a discapacitados y otros muchos horrores cometidos en supuestas investigaciones científicas. En el ámbito médico, considerando solo la gastroenterología y la cirugía, en un recuento publicado por Cappell3, en 2008 relata que 53 prominentes gastroenterólogos que vivían en la Europa ocupada por los nazis fueron perseguidos; de ellos, 32 fueron exiliados, 11 asesinados, 5 forzados al suicidio y otros 5 sometidos a crímenes varios. Lo que provocó un descenso en el desarrollo médico y en la atención médica adecuada a millones de enfermos. Una generación completa de desarrollo tecnológico fue perdida por la guerra. Por ejemplo, la evolución de la fibra óptica se interrumpió para su implementación en endoscopios médicos. La fibra óptica fue inventada por Henrich Lam en 1930. Lam fue exiliado de Alemania por los nazis en 1936. Fue hasta 1957 que Herschowitz la aplicó al gastroscopio flexible. Lo mismo pasó con la prueba para detectar sangre oculta en heces. Isma Boas, alrededor de 1938, la diseñó, pero en ese año se suicidó. La prueba renació Greegor en 1967. Otros muchos médicos notables lograron huir a distintos países de Asia y de América. Lograron también mejorar el desarrollo médico y científico de los lugares que los acogieron.
Turquía, donde Nissen logró ponerse a salvo, entonces era gobernada por Kemal Atartuk, quien deseaba gobernar para convertir a Turquía en una nación moderna. Para lograrlo dio muchas facilidades a gente de gran valor, escritores, médicos, intelectuales, artistas y a otros personajes para llegar a su país y asignarles un buen trabajo. Organizó una revolución «desde arriba»; empezó por abolir el uso rutinario del clásico gorro turco cilíndrico sin alas de los hombres y el velo que cubría la cara de todas las mujeres. Introdujo el uso de las letras o caracteres romanos para sustituir el alfabeto árabe. Estableció la monogamia y prohibió la poligamia. Sus planes de educación fueron muchos; esto permitió la apertura a múltiples inmigrantes cultos para encontrar buenos trabajos. Nuevamente, después de 500 años, Turquía daba asilo a judíos perseguidos, como sucedió con su expulsión de España por los Reyes Católicos en 1492.
Nissen fue nombrado jefe de Cirugía del Hospital Cerrahpasa; a ayudó terminar el nuevo hospital que reemplazó al previamente construido en el año de 1912. Lo convirtió en la facilidad hospitalaria más moderna de Turquía. Impuso su ya conocido estilo de trabajo, con disciplina, ética y gran dedicación, en conjunto con cirujanos turcos, como el Dr. Ahmed Burlaneddis Toker, Fahri Arel, Dervis Manizade y otros más que, a la larga, se convirtieron en líderes de la cirugía turca4,5. Nissen durante su estancia en Turquía efectuó por primera vez su famosa funduplicatura en un paciente de Estambul, de 28 años de edad, con una úlcera del tercio distal del esófago. Resecó esa parte del esófago en conjunto con la parte proximal del estómago; luego unió el esófago al estómago pero también creo un rodete de estómago alrededor de la línea de sutura del esófago con el estómago6.
La familia Nissen dejó Turquía en 1939. Se dirigieron esta vez a los Estados Unidos de Norteamérica, dejando atrás sus pertenencias. Era la segunda vez que perdían todo. Su segundo hijo, Timothy, concebido en Turquía, nació en Estados Unidos poco tiempo después de su arribo.
Afrontaron nuevos problemas; no fue fácil encontrar trabajo, ya que Rudolf no tenía licencia americana para practicar medicina, no hablaba inglés, su esposa era aria y no muy bien vista por algunos, ya que la Segunda Guerra Mundial estaba en apogeo. Con la ayuda del Dr. Edward Churcill, gran cirujano de Boston, que lo había conocido en Alemania, consiguió su primer empleo en Estados Unidos de Norteamérica, como ayudante de investigación en el Hospital General de Massachusetts. Allí trabajó por 2 años7.
Fue llamado a Brooklyn, Nueva York, para empezar a trabajar en el Hospital Maimónides y en Hospital Judío de Brooklyn. Conoció a gente importante de varios medios, entre ellos al famoso médico radiólogo Gustav Buckey. Le fueron referidos pacientes famosos, como Albert Schweizer y el gran sabio, Albert Einstein. El Dr. Buckey, que lo conocía, se lo recomendó porque padecía dolor abdominal, con náuseas ocasionales. En el otoño de 1948, consultó a Nissen8; le diagnosticó un aneurisma de la aorta abdominal al palparle una masa abdominal pulsátil. Le recomendó ser operado para también investigar transoperatoriamente el estado de la vesícula biliar. Einstein aceptó y fue ingresado al Hospital Judío de Brooklyn en diciembre de 1948. Fue intervenido; el aneurisma, comprobado, y la vesícula biliar estaba sana. En ese tiempo, no había injertos vasculares para extirpar el aneurisma y reconstruir la aorta; Nissen lo único que pudo hacer fue envolver el aneurisma en papel celofán. Einstein, después de la operación, evolucionó muy bien. Estuvo 3 semanas hospitalizado. Finalmente, el 13 de enero de 1949 fue egresado del hospital, pero por la puerta trasera, ya que en la delantera se habían colocado gran número de periodistas y de fotógrafos esperándolo. Al retirarse, musitó a Nissen: «Mi panza a ustedes... les sacó la lengua».
Desde luego que el tratamiento del aneurisma simplemente envolviéndolo con papel celofán suena muy simple juzgándolo con los conocimientos actuales. Aparenta ser un tratamiento muy primitivo y solo con valor histórico. Sin embargo, no se puede juzgar de inútil, puesto que de alguna manera funcionó muy bien. Fue hasta 1955, 7 años después, cuando finalmente el aneurisma se perforó y terminó con la vida de Albert Einstein. Murió en el Hospital de Princeton, Nueva Jersey, donde con mucho trabajo fue hospitalizado, porque no quería internarse ni ser reoperado; mencionaba «es tiempo de irme y quiero hacerlo elegantemente, ya he cumplido con mi tarea». La autopsia comprobó la rotura del aneurisma.
Nissen quería regresar a Europa; no se adaptó a la vida americana. En 1951, fue aceptado en Suiza en la Facultad de Medicina y en Departamento de Cirugía de la Universidad de Basilea, Suiza. Con mucho dolor por parte de él y de su familia, dejaron Estados Unidos. Sobre todo extrañaba la intensa labor de investigación quirúrgica. Pensó que en Suiza la reanudaría, además de estar en un sitio en el que se hablaba un idioma conocido por él, bonito, agradable, tranquilo y sin prejuicios raciales. Reanudó su trabajo hospitalario en este, su cuarto hogar, el Kantonspital, donde se sintió a gusto, trabajó, enseño e investigó, y publicó a su entera satisfacción7. Finalmente murió en 1981.
En conjunto con lo que un servidor ha leído y escuchado de su vida, se ha formado la idea de la manera de ser del Dr. Nissen como un individuo rígido, inteligente, excelente maestro, mejor cirujano, con inventiva y creatividad, dedicado 100% a su labor quirúrgica. Como padre, era congruente con esa línea de ser y de actuar. Pero, tal vez, algo le faltó en su vida, más balance entre lo trascendente como profesional con lo más sencillo de la vida diaria, social, familiar y espiritual. Quedan dudas acerca de sus pensamientos íntimos, de la ambivalencia de su origen, de lo que sucedió con la vida de su madre y de la relación íntima con sus hijos. A pesar de ello, Vanderpool lo ha denominado como el «cirujano del siglo XX»9.
Autor para correspondencia:
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