Este trabajo analiza los factores que determinan el comportamiento y la evolución de los precios de los alimentos entre 1990 y 2016. Se resaltan los cambios en las condiciones de la economía mundial que afectan los mercados de productos y su impacto en el proceso de globalización. Asimismo se revisa la situación particular de aquellas economías que influyeron de forma determinante en el proceso, como China, India, Brasil, Sudáfrica y Rusia. Se concluye que la declinación de precios de los alimentos y los bienes agrícolas fueron afectados por la desaceleración mundial de la economía, a través de una disminución del ritmo de crecimiento de la demanda en relación a la oferta de estos bienes.
This article analyzes the factors that determine the evolution and the behavior of food prices between 1990 to 2016. It emphasizes the global economy conditions which affect markets and its impact in the globalization process. Likewise, it reviews the particular situation on the economies that had decisive influence on this process like China, India, Brasil, South Africa and Russia. It concludes that the global economic slowdown has a positive impact on the decline of food prices and agricultural goods due to a growth rate decrease related to the supply on this goods.
Los precios de los alimentos han tenido un comportamiento inusual en la última década del siglo xx y la primera década del siglo xxi. Su comportamiento secular es a la baja en virtud de que la oferta de productos alimentarios crece más rápido que la demanda de productos alimentarios en forma regular. Sin embargo, los precios de los alimentos agrícolas modificaron ese patrón y tendieron a crecer durante el período señalado, en virtud de que la oferta de bienes alimentarios agrícolas creció en menor proporción que la demanda, situación que se volvió a invertir a raíz de la crisis financiera y económica que detonó en 2008 y que desaceleró el crecimiento de la economía mundial a partir de 2011.
Un factor importante aunque no el único, fue el acelerado crecimiento de las economías emergentes como son las de China e India en transición al desarrollo y las de Brasil y Sudáfrica por el incremento de los precios de los productos agrícolas, así como la economía Rusa que creció en forma importante en el contexto de precios del petróleo altos. Lo importante de esta expansión es la transformación de las economías de China e India que representan la tercera parte de la población mundial y que han incorporado aproximadamente a 700 millones de personas a este proceso de transformación, incrementando en forma significativa la demanda de productos agrícolas alimentarios y presionando por tanto al alza de sus precios entre 1990 y 2010.
La desaceleración del crecimiento de la economía mundial por la recesión de las economías de Estados Unidos y la Unión Europea, así como su impacto adverso sobre las locomotoras del crecimiento que son China e India, afectó negativamente la demanda de bienes agrícolas alimentarios y estos empezaron a reducir sus precios en el mercado mundial. Los países productores de estos bienes se han visto afectados también y como mantuvieron el peso de las exportaciones primarias han sido afectadas en el curso de esta década (Brasil y Argentina), a las que se sumó la caída de los precios del petróleo impactando adversamente su crecimiento (Rusia, Venezuela, Brasil, Ecuador, México).
El propósito de este ensayo es analizar los factores que han determinado el alza y la baja de los precios alimentarios entre 1990 y 2016 y evaluar la evolución posible de estos precios del corto al mediano plazo, señalando los cambios de las condiciones de la economía mundial que afectan el comportamiento del mercado mundial de estos productos, generados por la globalización económica.
La fase expansiva de los precios alimentariosLa globalización económica modificó las condiciones de la corriente circular de la economía a escala mundial y por tanto reconfiguró la economía mundial a la vez que cambió los ritmos de acumulación y crecimiento, que tendieron a disminuir en términos generales, si bien aceleró el crecimiento en un pequeño grupo de países denominados brics. Simultáneamente hubo una importante expansión de los flujos financieros y comerciales a escala internacional.
La globalización impacto en forma positiva y negativa a la agricultura a escala planetaria; positivamente al estimular la producción agrícola para exportación en los países en vías de desarrollo y los países desarrollados, negativamente al desarticular los reductos de la agricultura campesina de subsistencia y generar corrientes de migración masiva de la periferia hacia el centro, invirtiendo el sentido que el flujo migratorio había tenido secularmente.
La expansión de la exportación e importación de bienes agrícolas alimentarios también sufrió un cambio importante, los países en vías de desarrollo que por lo general eran productores de granos básicos y productos tropicales orientados al consumo interno y a la exportación, se convirtieron en exportadores de hortalizas y frutales e importadores de granos básicos, algunos siguieron anclados en la exportación de algún producto primordialmente como café, azúcar o soja. Los países desarrollados en cambio tendieron a la autosuficiencia alimentaria y a complementarse con los excedentes agrícolas de los países en vías de desarrollo. Sin embargo, en el caso de China e India, las importaciones de productos agrícolas crecieron considerablemente para mantener su ritmo de crecimiento y abastecer a una fracción importante de su población que mejoró sus ingresos y amplio su dieta alimentaria.
La aceleración de la demanda de productos agrícolas alimentarios se debió fundamentalmente a la diversificación de la propia demanda. En efecto, los destinos de consumo de los productos agrícolas se ampliaron, por un lado el incremento de bienes agrícolas para consumo humano y consumo animal, por otro lado el incremento de bienes agrícolas para alimentos procesados de consumo animal y humano, finalmente el consumo de productos agrícolas para la generación de biocombustibles.
La onda expansiva de los precios alimentarios va emergiendo en el curso de la década de los noventa para afianzarse en la siguiente década y llegar a su climax entre 2005 y 2007, hacia 2008 empieza a desacelerarse para finalmente hacer una inflexión a la baja notoria a partir de 2013 y declinar en el curso de los siguientes años. La onda expansiva coincide con la fase ascendente de la globalización económica y la desaceleración y caída con la fase descendente de la propia globalización.
Como es bien sabido, la globalización es un proceso complejo que se ha manifestado económica, social y políticamente. Como proceso económico constituye la trasformación estructural y sistémica del capitalismo a escala mundial a raíz de la crisis del capitalismo de posguerra en la estanflación de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Esta transformación económica parte de un proceso de reestructuración y expansión financiera, posible por la existencia de una sobre liquidez después del ciclo de posguerra y la introducción de las tics a escala mundial en todos los ámbitos de la actividad económica, particularmente en el sistema financiero, que muta de ser un sistema especializado a ser un sistema integral y múltiple a la vez con una sobredeterminación bursátil y especulativa.
Este cambio en la economía se acompaña por un lado de una trasformación en los sistemas productivos y de un proceso de apertura comercial y financiera que modifica el paradigma económico keynesiano dominante hasta ese entonces, en su lugar aparece el paradigma económico monetarista denominado neoliberal cuyo eje es la postulación de libre mercado y democracia, como centro estratégico que guía la transformación del capitalismo a escala mundial. Por lo tanto la globalización también se despliega como un proceso político y geoestratégico en la dominación mundial.
La agricultura va a ser afectada también, los sistemas de producción y riego se van a modificar paulatinamente, nuevas formas de producción bajo nuevas técnicas se van a desarrollar, el sistema de encolchado en las parcelas, el riego por aspersión, la agricultura de biotúneles e invernaderos o agricultura bajo techo, la electronización de la maquinaria y equipo agrícolas, el riego por goteo, la sustitución de la hibridación natural de semillas mejoradas por la biogenética y la generación de trasgénicos, todo ello orientado por la estrategia de aumentar rendimientos, reducir costos y elevar la rentabilidad económica. Estos cambios tecnológicos han permitido reconcentrar la tierra y el capital y elevar las escalas de producción y la productividad.
La apertura comercial y financiera que impulsa el nuevo paradigma neoliberal afectan también a la agricultura, ya que se reconfiguran las exportaciones e importaciones agrícolas y los países en vías de desarrollo se vuelven más dependientes de sus necesidades alimentarias básicas que los países desarrollados, quienes logran generar importantes excedentes alimentarios para exportarlos a los países en vías de desarrollo.
En el curso de la década de los noventa, las economías desarrolladas consolidan su proceso de recuperación económica y se eleva la tasa de crecimiento, el empleo y el control inflacionario; los países en vías de desarrollo inician su proceso de estabilización económica y reformas estructurales para configurar un nuevo modelo de crecimiento acorde a las necesidades del capital a escala mundial en su nuevo orden internacional.
Particularmente los países de América Latina se ven orillados a adaptar la agenda económica del Consenso de Washington, cuyos ejes estratégicos son las privatizaciones y los derechos de propiedad, la apertura comercial y financiera, el desplazamiento del estado como gestor económico y la reforma tributaria, a la vez que la transformación de los regímenes autoritarios en democracias electorales.
El proceso de globalización económica tiene un doble aspecto, por un lado es un proceso de reestructuración internacional de los mercados de bienes y servicios, trabajo, financiero y tecnológico, por otro lado es una agenda económica para los países en vías de desarrollo que en el caso latinoamericano cobró forma en el Consenso de Washington y en el caso de todos los países en las recomendaciones de política económica de la ocde.
En la gráfica 1 se puede apreciar el comportamiento de la tasa de crecimiento del pib a nivel mundial, de los países de la ocde y de los países que conformaron el bloque de los brics. El comportamiento de las tasas de crecimiento describe dos ciclos de crecimiento, uno que se inicia en 1991 y culmina en 2001, otro que empieza en 2002 y termina en 2009. El primer ciclo de crecimiento corresponde al período de consolidación de la globalización como proceso y como modificación sistémica en las economías del mundo, termina con la recesión económica de 2001. El segundo ciclo económico arranca en 2002, es más breve que el primero pero más intenso, termina con la depresión de 2009, corresponde a la etapa de mayor expansión económica mundial y a la aparición de los límites y costos de la globalización económica.
En términos generales en ambos ciclos económicos el crecimiento mundial es mayor que el crecimiento de la ocde, pero menor que el crecimiento de los brics. El mayor ritmo de crecimiento lo alcanzan los brics, después el crecimiento mundial y en tercer lugar el crecimiento de los países de la ocde, conformado por las economías desarrolladas y algunas en vías de desarrollo como México. Es interesante destacar que el ritmo de crecimiento de los países desarrollados disminuyó en comparación con el ritmo de crecimiento que alcanzaron en la onda larga de postguerra (1948-1982)
La gráfica 2 muestra el comportamiento del Índice de Precios de Alimentos en la década de los años noventa, en promedio el índice varío en 25% en relación al año 2000, en que los precios agrícolas tienen un descenso significativo, después del 2001 recuperaran su tendencia al crecimiento a un ritmo mayor que en la década de los noventa. La baja del Índice de Precios de alimentos coincide con la recesión económica norteamericana y europea de 2000 a 2001.
Los precios agrícolas alimentarios por el lado de la oferta crecieron en virtud de la elevación de los precios del petróleo, lo que encarece la producción de fertilizantes, plaguicidas y combustibles, además de las tarifas de transporte y electricidad; por el lado de la demanda se empieza a incrementar la demanda de productos agrícolas para producir biocombustibles, empleando como insumos para generar etanol a la caña de azúcar, el maíz y la soja principalmente.
Entre los productos agrícolas más importantes destacan arroz, azúcar, cacao, café y trigo. En la década de los noventa tendieron a incrementarse, el arroz fue el que presenta el índice de precios más alto, seguido del trigo, el café, el azúcar y el cacao, como se puede apreciar en la siguiente gráfica (gráfica 3).
Los productos agrícolas seleccionados muestran que su índice de precios converge con la tendencia del índice de precios general de los productos agrícolas, aunque con ciertas diferencias. El azúcar presenta un nivel de precios por arriba del año base que es 2000, con una tendencia hacia el alza moderada para todo el período El arroz es el producto que mayor índice de precios alcanza, en el ciclo 1991-2000 tiene un índice de precios mayor que en el ciclo 2001-2009 y repunta fuertemente hacia 2010. El cacao presenta un índice de precios bajo en relación a los otros productos lo mismo que el café, pero tiende a ser mayor en el período 1990-2000 que en el período 2001-2009. El café tiene un comportamiento similar al del cacao. El trigo, en este último caso el índice de precios es más alto que todos los demás productos a excepción del arroz, mantiene una tendencia ligeramente al alza en todo el período, y, como todos los productos repunta en 1996 y 2007 y baja en 2000-2001 y 2008-2009.
Los estudios de la fao y cepal indican que el comportamiento de los precios agrícolas y su inflexión al alza son resultado de diversos factores que los clasifican en estructurales y coyunturales y que afectan tanto el lado de la oferta como el lado de la demanda.
Los factores estructurales son aquellos que están relacionados con la determinación de la oferta y la demanda por las condiciones de producción y de mercado y que afectan en forma permanente las variaciones de la producción y el consumo de los bienes agrícolas, en tanto estas condiciones duren.
Los factores coyunturales se refieren al comportamiento de las variables económicas dada determinada situación de orden natural o de mercado y que afectan en forma transitoria las variaciones de la producción y el consumo de los bienes agrícolas.
La política económica por lo general tiene un comportamiento coyuntural, ya que su diseño e instrumentación se aplican en la coyuntura para estabilizar los precios de los bienes, procurando frenar su caída o su alza según sea el caso. Si la política económica está inserta en una estrategia de desarrollo y crecimiento, puede entonces comportarse de forma estructural, porque puede modificar las condiciones de producción y de consumo de los bienes agrícolas.
En el comercio internacional ha habido modificaciones por cuanto al tipo de países exportadores e importadores de bienes agrícolas. La división internacional del trabajo asentó desde el siglo xix y en el transcurso del siglo xx hasta la posguerra, que los países en vías de desarrollo se conviertan en exportadores de bienes primarios e importadores de manufacturas, por su parte los países desarrollados asumían el papel de exportadores de manufacturas e importadores de bienes primarios. Esta situación ha cambiado al finalizar la edad de oro del crecimiento de la posguerra en la década de los setenta. Los países desarrollados se empezaron a convertir en exportadores de manufacturas y alimentos, pero también en importadores de manufacturas e insumos agrícolas y minerales. Los países en vías de desarrollo iniciaron una larga transición para diversificar sus exportaciones y agregar la exportación de manufacturas maquiladas a los tradicionales bienes primarios, e importar insumos industriales, manufacturas y alimentos.
Esta modificación en la estructura del comercio mundial y en los papeles de los países desarrollados y en vías de desarrollo se ha profundizado en el contexto de la globalización económica (1990-2012), de forma tal que la interdependencia del comercio mundial es hoy más diversificada y más fuerte de lo que fue en el período precedente. El impacto ha sido positivo para la evolución del comercio internacional de bienes agrícolas, sin embargo, sigue operando en el fondo como factor determinante la diferenciación entre economías desarrolladas y economías en vías de desarrollo, la endogeneidad de la innovación tecnológica en las primeras y la exogeneidad de la innovación tecnológica en las segundas a excepción de China, India, Rusia y recientemente Irán, que promueven el esfuerzo por impulsar el cambio tecnológico endógeno.
En este nuevo contexto mundial afectado por la sobre especulación y la financiación de los mercados a futuro de los bienes agrícolas, la volatilidad de los precios ha aumentado y la inflexión al alza se ha convertido en la característica principal del comportamiento de los precios de estos bienes primarios.
Entre los factores estructurales de la oferta destacan: la innovación tecnológica, el incremento de la productividad, la reducción de los costos, el estancamiento tecnológico, el incremento de los costos, las variaciones de la superficie cultivada y cosechada, la rentabilidad, los cambios en los usos alternativos de los bienes agrícolas, la variación de inventarios, la variación del producto.
La elevación de costos por el estancamiento tecnológico de muchos países en vías de desarrollo, la elevación de costos por los incrementos de los precios del petróleo y la producción de insumos para la agricultura, el impacto adverso de las variaciones climáticas, han reducido los inventarios y disminuido el ritmo de expansión de la oferta
Por el lado de los factores coyunturales de la oferta se tienen a los siguientes: las variaciones climáticas, las variaciones de precios de los insumos, las variaciones de la tasa de interés, las variaciones del tipo de cambio, los efectos de la política económica, la volatilidad de los precios y las expectativas de la volatilidad de los precios.
La elevación de costos por el estancamiento tecnológico de muchos países en vías de desarrollo, la elevación de costos por los incrementos de los precios del petróleo y la producción de insumos para la agricultura, el impacto adverso de las variaciones climáticas, han reducido los inventarios y disminuido el ritmo de expansión de la oferta.
Por el lado de la demanda en términos estructurales ha influido la diversificación del consumo de los bienes agrícolas (consumo humano, consumo animal, consumo energético y consumo productivo), la modificación de los patrones de consumo de la población y la elevación del nivel de ingreso en los brics. Impacto similar al alza tiene la bursatilización, ya que los hedge funds que se inyectan en los mercados futuros de bienes agrícolas elevan la demanda de contratos a futuro.
La interacción de los factores en las fuerzas del mercado por el lado de la oferta y la demanda es un proceso complejo, en el proceso de globalización la resultante ha sido una tendencia moderada al alza de precios en la década de los noventa y una tendencia acelerada de la elevación de precios en la segunda mitad de la primera década del siglo xxi, situación que se modificó a partir de la depresión de 2009 por la crisis financiera de 2008, después de una recuperación breve entre 2010 y 2012, a partir de 2013 se inició el descenso de los precios agrícolas.
La inflexión a la baja de los precios de alimentosLos precios de los alimentos agropecuarios tuvieron una primera inflexión a la baja en el curso de los años 2008 y 2009, dado el contexto de la crisis financiera y económica que se expresó en la depresión de 2009, sin embargo, se recuperaron a partir de 2010 y alcanzaron su mayor repunte en 2012, la recuperación de 2010 está relacionada con la recuperación económica mundial como reacción a la depresión de 2009, en cambio el repunte de 2012 estuvo determinado por la caída de la oferta alimentaria en virtud de que la producción mundial de alimentos se contrajo por los efectos climáticos adversos, pues ese año se combinaron sequías severas y sobre precipitaciones pluviales en las distintas regiones agrícolas del mundo.
En 2013 se inició un descenso del índice de precios al consumidor en virtud de declinó el crecimiento económico a nivel mundial y las economías desarrolladas entraron en una situación de crecimiento bajo, situación que afecto al comercio global a través del cual se desaceleró el crecimiento económico de los brics, particularmente de China y de India.
Desde el punto de vista estructural la oferta de bienes agrícolas venía creciendo por debajo de la demanda y los costos de producción iban al alza por el estancamiento productivo, el alza de los precios del petróleo, los combustibles y los fletes, situación que se veía reforzada por la expansión demográfica, la inercia del crecimiento al alza no obstante la depresión de 2009, así como la diversificación de la demanda en el consumo.
En la Gráfica 4 se puede apreciar este cambio, también comienzan a incidir otros factores para la reducción de precios, como es la aplicación de nuevos paquetes tecnológicos en la producción agrícola, que combinan los sistemas de riego por aspersión o por goteo, que reduce la pérdida de agua por evaporación y permite incrementar la superficie irrigada, el cultivo en invernaderos y biotúneles que eleva la productividad pues permite un mejor control sobre los efectos climáticos, la generación de material vegetal y semillas de mayor rendimiento, y, el incremento de ciclos de producción en la agricultura bajo techo.
También va a estar incidiendo en la baja del índice de los precios agrícolas y de alimentos, la drástica reducción de los precios del petróleo, pues los precios de los combustibles derivados del petróleo serán competitivos con los precios de los biocombustibles, lo cual incide en los costos de transporte y almacenamiento.
Por el lado de la demanda los factores que han incidido en la baja del índice de precios alimentarios y agrícolas han sido en primer lugar la contracción de la demanda de alimentos y materias primas de los brics y las economías desarrolladas por los efectos de la desaceleración de la economía mundial. Esta situación que oscila entre el estancamiento y el crecimiento moderado, ha afectado la demanda de alimentos, materias primas y biocombustibles, además de que la reducción de los precios del petróleo eleva la competitividad de los energéticos de los hidrocarburos frente a los denominados biocombustibles.
Las variaciones de los precios de los bienes agropecuarios no afecta mucho las variaciones de la demanda, éstas dependen más de las variaciones del ingreso, de su distribución y de los cambios en el patrón de consumo. En efecto la demanda de bienes alimentarios agropecuarios es inelástica dentro de cierto rango, suben o bajen los precios la demanda varía menos que proporcional a la variación de los precios, no así si hay cambios en el ingreso. La desaceleración económica mundial si incide en los niveles de ingresos y en la distribución lo que a su vez afecta al patrón de consumo de la población. Además la desaceleración económica mundial afecta la demanda de los insumos agropecuarios y de los biocombustibles.
A partir de 2013 lo que se está dando es una combinación de factores favorables al descenso del índice de precios al consumidor, en tanto esta combinación de factores siga predominando el índice de precios al consumidor se mantendrá a la baja o tendrá un estancamiento relativo. Estos factores son la desaceleración económica mundial, la reducción de costos agropecuarios, la reducción de los precios del petróleo y de los combustibles derivados.
Sin embargo, se pueden dar altibajos en los precios de los bienes agrícolas específicos en función de las variaciones de la producción y los inventarios y de los efectos del cambio climático, situación que por lo pronto se ha vuelto permanente.
Si se analiza cada uno de los grupos de alimentos hay una convergencia a la baja en términos generales, aunque en cada grupo hay sus particularidades, en 2008 hubo un repunte en todos los grupos de alimentos y en 2009 bajó el ipc de todos a excepción de los cárnicos cuyo índice se elevó notablemente. En 2010 y 2011 se recuperaron los ipc de todos, para 2012 comienza el descenso para todos los grupos de alimentos, pero en 2013 repunta los índices de cárnicos y lácteos así como de aceites vegetales, los precios de los cárnicos se incrementan en 2014, pero en 2015 se reducen, en cambio los lácteos repuntan en 2015. En 2016 las tendencias a la baja se mantienen en todos los grupos de alimentos salvo en el caso del azúcar cuyo ipc repunta en el primer semestre del año y lo mismo sucede con aceites y vegetales.
Una constante en el crecimiento de la demanda es el crecimiento poblacional, sin embargo, este factor se expresa a través del ingreso disponible por parte de las familias y por la demanda inversión de insumos para la producción de derivados alimentarios. Si la oferta alimentaria es suficiente pero el consumo alimentarios es insuficiente es resultado de los niveles de ocupación y de distribución del ingresos, la población mundial que no tiene acceso a los alimentos es por su condición de marginalidad económica y social o porque la presión demográfica en las regiones atrasadas de agricultura tradicional supera las capacidades de producción de esas sociedades, es en estos ámbitos donde aparece el espectro de las hambrunas. La merma de las capacidades productivas de las regiones avanzadas y atrasadas es también resultado de los efectos del cambio climático.
En el curso de la primera década del siglo xxi los excedentes alimentarios tendieron a disminuir por el rápido crecimiento de las economías emergentes denominadas brics y por las tasas de crecimiento superiores de las economías en vías de desarrollo en comparación de las economías desarrolladas, esta situación ha comenzado a variar con el incremento nuevamente de la acumulación de inventarios por la reducción de la demanda a partir de los efectos de la crisis de 2009 y la desaceleración económica mundial subsecuente.
En la gráfica 6 se observa el comportamiento de la producción de cereales en el curso de las dos primeras décadas del siglo xxi. La tendencia a la producción de cereales ha sido al alza en todo el período, con reducciones significativas en 2002, 2009 y 2012. Sin embargo la tendencia del ipc de los cereales en el mismo período se caracteriza por una reducción importante en 2009 y un descenso sostenido a partir de 2013 hasta 2016. Esta situación de aumento de la producción y descenso de las variaciones de los precios de los cereales se explica por un lado por la reducción del crecimiento de su demanda a nivel internacional debido a la desaceleración económica y se ha traducido en un incremento de los inventarios, lo cual apuntala el alza de la oferta ante una demanda menos dinámica. De ahí el descenso del índice de precios al consumidor.
Las exportaciones y las importaciones han tendido a incrementarse de manera paulatina y su ritmo de crecimiento ha sido mayor a partir de 2011 hasta 2016, pero en una proporción menor al incremento del producto, esto puede significar en forma más puntual que lo que ha sucedido es una variación de la oferta mayor al alza que la variación de la demanda también al alza, por la expansión demográfica y la mayor propensión al consumo en los países en vías de desarrollo.
Si observamos la gráfica 7 se deduce que la oferta de cereales es mayor que la demanda en todo el período, esto supondría que los precios de los cereales tendrían que ir a la baja, sin embargo, lo que ha sucedido es una declinación del índice de precios del consumidor de los cereales a partir de 2013, esto se puede explicar porque por un lado la demanda ha tendido a incrementarse en un nivel menor que el de la oferta y que en la composición de la oferta se ha incrementado la proporción de los inventarios o excedentes de producción, por el incremento menor de la demanda en relación a la producción.
Si observamos el comportamiento de los índices de la demanda y oferta con respecto al año 2000, la variación de la demanda ha sido mayor que la variación de la oferta, solamente en 2010 la variación de la oferta superó a la demanda, de todas formas el nivel de la oferta se encuentra por arriba del nivel de la demanda. A partir del 2013 han tendido a crecer en forma similar en una proporción aproximada. La demanda varío en 131 en promedio con respecto a 2000 y la oferta varío en 126 en promedio con respecto a 2000 también. Quiere decir que la oferta de cereales ha estado bajo fuerte presión de la demanda, resultado de esta situación la producción se incrementó de manera importante.
En este sentido la resultante de un nivel de oferta superior a la demanda, de un incremento mayor del producto a partir de 2010 y del incremento de la acumulación de inventarios en este período, la presión de la demanda no pudo sostener el incremento de precios y éstos han tendido a descender, pero todo apunta a que los precios puedan volver a subir si se recupera el crecimiento y el empleo a nivel mundial y se eleva el comercio mundial de alimentos y productos agrícolas, a no ser que el cambio tecnológico en curso y el rescate de la agricultura de subsistencia y su modernización para combatir la pobreza, aunado al abaratamiento de los energéticos permitan incrementos de productividad, aumento del volumen de la oferta y la reducción de costos.
La recuperación económica mundial no parece inminente, la controversia por la dominación mundial en una situación crítica propiciada por la propia globalización ha ensombrecido en escenario mundial. La recuperación económica norteamericana va a un ritmo menor del esperado y la globalización neoliberal causó estragos en su planta productiva y el nivel de vida de la población, la coyuntura electoral definirá si los Estados Unidos se encaminan a un ajuste paulatino a la situación mundial o cambiaran su estrategia radicalmente ajustando la globalización a su interés nacional con consecuencias imprevistas.
La Unión Europea tiene que superar los retos de su sobreendeudamiento de algunos estados nacionales meridionales, pero tiene que afrontar los procesos de reconversión de las nuevas economías incorporadas en transición al desarrollo y redefinir su estrategia de alianzas en un escenario polarizado por los propios intereses norteamericanos que revelan la crisis de su estrategia en Ucrania y Siria principalmente y cuyo mayor efecto es la migración masiva de la población que ha estado presionando fuertemente a la Unión Europea.
En América Latina el escenario no es muy halagador, las economías de la región han visto descender su ritmo de crecimiento ante la contracción del mercado mundial y la propia crisis financiera, en buena medida han supeditado su crecimiento a su capacidad de exportaciones, sin realizar un proceso de reconfiguración del sector exportador a partir de la reconversión productiva interna de su planta productiva, sino en una estrategia caracterizada por la configuración de un enclave neoexportador de productos primarios y de maquiladoras manufactureras con un impacto limitado en el crecimiento hacia adentro.
El Bloque de los brics se encuentra en dificultades, China e India han perdido su ritmo de crecimiento si bien mantienen tasas de crecimiento altas en la actual situación mundial de estancamiento relativo. Rusia se enfrenta a una crisis económica propiciada por el descenso de los precios del petróleo y la supeditación de su economía y sus finanzas a la exportación de hidrocarburos. Brasil y Sudáfrica enfrentan una situación de estanflación por la supeditación de su crecimiento a la exportación de bienes primarios.
En la gráfica 9 se observa que el crecimiento económico a nivel mundial se ha recuperado muy lentamente y que las economías emergentes han desacelerado su crecimiento, el crecimiento mundial parece situarse en 3.5 para este año, similar al de la ocde y de los brics. La crisis de 2009 fue más severa en los países de la ocde que a nivel mundial, los brics disminuyeron su crecimiento pero se mantuvieron fuera de la crisis China e India, mientras que Brasil y Sudáfrica se estancaron. En conjunto los brics se recuperaron de 2010 a 2011, en 2012 fueron desacelerando su ritmo de crecimiento y convergen con el crecimiento de los países de ocde y la tasa mundial de crecimiento.
Al parecer la demanda de alimentos y de bienes agrícolas en general ha disminuido en su ritmo de crecimiento, en tanto que la capacidad productiva ha aumentado en mayor proporción a la expansión de su demanda, razón por la cual el índice de precios al consumidor de los alimentos y los bienes agrícolas en particular ha ido descendiendo desde 2013 a la fecha.
La desaceleración de la economía mundial y su lenta recuperación han influido en el descenso del ritmo de la demanda doméstica de alimentos y bienes agrícolas, pero la expansión demográfica y la reducción de los precios permiten hacer que la demanda crezca aunque en menor proporción a la producción y la acumulación de inventarios, de ahí que el índice de crecimiento de la oferta sea ligeramente mayor al de la demanda.
Tomando como ejemplo los cereales se ve en la gráfica 10 que el producto ha tendido a crecer en el período observado, el incremento de la demanda doméstica ha sido similar, las exportaciones han variado al alza un poco, los inventarios han crecido y la oferta también. Esta situación que se da en los cereales es similar a la que se da en el comportamiento de los alimentos en su conjunto si bien hay variaciones en cada grupo alimentario. El índice de precios al consumidor de los alimentos ha descendido de 225 a 150 en el curso de 2012 a 2016.
Los distintos grupos alimentarios han tenido comportamientos diferenciados pero en su conjunto la tendencia predominante ha sido a la baja. Los productos cárnicos son los que se han tendido a elevar durante todo el período observado, en virtud de la elevación de sus costos y la volatilidad de sus precios, la posibilidad de que sus precios no sigan al alza en la proporción actual y que se estabilicen está relacionada con la baja de los insumos para la producción de carne, es decir, de los forrajes y la disminución de los costos de transporte por la baja de los energéticos.
Los productos lácteos han tendido un comportamiento más errático pero al alza hasta 2013, a partir de 2014 han tendido a disminuir, es posible que sus precios se incrementen por la demanda del producto en las economías emergentes, ya que en los países desarrollados que son sus mayores consumidores la presión demográfica es baja y su consumo está estabilizado.
Los cereales después de esta situación a la baja, los precios pueden tender a estabilizarse hacia el 2020 por los incrementos de productividad y producción que inciden en los costos y los precios a la baja y los incrementos de la demanda de los mismos en un escenario de recuperación económica en los próximos años.
Las oleaginosas empiezan tienen una caída importante en 2009, se recuperan de 2010 hasta 2012 y empiezan a descender de 2013 a 2016, es probable que los precios tiendan a subir por la fuerte demanda que hay del producto, en particular en un escenario de recuperación económica.
El precio del azúcar se incrementó notablemente de 2004 a 2008 e inició su descenso a partir de 2009, la razón principal fue el incremento de su demanda por su empleo para la elaboración de biocombustibles, los efectos de la depresión mundial sobre su demanda primero y la baja de los precios del petróleo después han incidido en la declinación del índice de precios del consumidor en el caso de este producto, su expectativa es a estabilizarse en un nivel de precios menor al que tuvo en el período anterior.
Los biocombustibles aumentaron su precio en virtud de una mayor demanda, sin embargo en el caso de los biocombustibles de primera generación que son obtenidos del azúcar y la soya su precio seguirá con tendencia a la baja mientras el escenario de desaceleración económica se mantenga y los precios de los hidrocarburos sean bajos, si esta situación se modifica podrán repuntar en forma moderada.
En opinión de los expertos de fao “se espera que los precios de todos los productos agrícolas disminuyan durante los próximos diez años conforme el aumento de producción, apoyado por un crecimiento de los productividad y los bajos precios de los insumos, supere los lentos incrementos de la demanda. Si bien esto es congruente con la tendencia de disminución secular de largo plazo, se espera que los precios permanezcan en un nivel más alto que en los años anteriores al precio pico 2007-2008. La demanda será reprimida a medida que el consumo per cápita de productos de primera necesidad se aproximará a la saturación de muchas economías emergentes, y también por una recuperación lenta en general de la economía mundial” (fao 2016)
Los factores que obran en contra de la tendencia a la baja son los impactos adversos del cambio climático y de la especulación financiera en los mercados de futuros que inducen al incremento de la volatilidad de los precios.
ConclusionesLa hipótesis que orientó este ensayo es que la declinación de precios de los alimentos y los bienes agrícolas en general fue afectado por la desaceleración mundial de la economía, a través de una disminución del ritmo de crecimiento de la demanda en relación a la oferta de estos bienes.
En el curso del análisis se encontró que los factores que afectan la oferta y la demanda de los alimentos en general y de los productos agrícolas en particular son de orden estructural y coyuntural, tanto por el lado de la oferta como por el lado de la demanda.
En el ascenso de los índices de precios al consumidor de los alimentos se describen dos períodos, el primero de un ascenso lento entre 1991 y 2000 y después de un ascenso mayor entre 2003 y 2008, para declinar en 2009, tener una ligera recuperación entre 2010 y 2012 y volver a declinar a partir de 2013 hasta la fecha.
La corrección a la hipótesis formulada tomando como ejemplo el índice de precios al consumidor de los cereales es que tanto la oferta como la demanda se expandieron, que la oferta alcanzó un nivel mayor a la demanda por los incrementos en la producción y el aumento de inventarios, de tal forma que los incrementos de la demanda presionaron menos al alza de precios. Por su parte la producción vio disminuidos sus costos por los incrementos de la productividad y la reducción del precio de los energéticos, lo que permitió que los factores determinantes de la disminución del índice de precios al consumidor predominaran sobre los factores determinantes al alza del índice de precios al consumidor.
Las expectativas que se esperan en el comportamiento del índice de precios al consumidor de alimentos y productos agrícolas en general es a una estabilización a la baja en los próximos diez años, dependiendo de los efectos adversos del cambio climático y de la capacidad de recuperación de la economía mundial que se espera que sea paulatina.
Área de relaciones productivas, Economía, uam-Azcapotzalco. Sus líneas de investigación son: la transición de la economía mexicana en las últimas décadas, economía social y desarrollo agrícola en México y elaboración y aplicación de composta como material energético en colaboración con upiicsa-ipn, esca y U. Chapingo.