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Vol. 64. Núm. 9.
Páginas 512-513 (noviembre 2017)
Vol. 64. Núm. 9.
Páginas 512-513 (noviembre 2017)
CARTA AL EDITOR
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Hipovitaminosis D: buscando la evidencia
Hypovitaminosis D: Searching for the evidence
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Ignatios Ioakeima, Alvaro Irigoyen von Sierakowskib, Laura Urieta Gonzálezc, Aida Moreno Justed, Clara Laguna Bernad, Francisca González Rubiod,
Autor para correspondencia
franciscagonzalezrubio@gmail.com

Autor para correspondencia.
a Grupo de Investigación en Técnicas Mínimamente Invasivas (GITMI), Universidad de Zaragoza, Zaragoza, España
b Centro de Salud Bombarda, Zaragoza, España
c Centro de Salud Delicias Sur, Zaragoza, España
d Grupo EpiChron de Investigación en Enfermedades Crónicas, Zaragoza, España
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Sr. Editor:

La vitamina D ayuda a fomentar una buena salud esquelética, manteniendo la homeostasis de calcio a través de su acción sobre el receptor de vitamina D1,2. La presencia de receptores de vitamina D en tejidos extraesqueléticos, la síntesis de formas activas de vitamina D en células que poseen actividad de 1α-hidroxilasa, y la asociación de la hipovitaminosis D con enfermedades extraesqueléticas hacen que se sospeche la existencia de un posible efecto extraesquelético de la vitamina D2. Aunque no se demostró relación causal con patología no esquelética, varios estudios investigaron posibles beneficios de la suplementación de vitamina D en el contexto de estas enfermedades, algunos de los cuales refieren mejoría en cuanto a la repercusión clínica, el pronóstico y/o la prevención. Sin embargo, varios estudios recientes postulan que las manifestaciones extraesqueléticas no se corresponden con el déficit de la vitamina D y, por lo tanto, no mejoran significativamente con suplementos vitamínicos2,3. Un estudio sugiere que la ausencia de evidencia para prescribir suplementos de vitamina D para disminuir la mortalidad global y prevenir enfermedad cardiovascular o neoplásica parece ser definitiva, sin necesidad de realizar más ensayos clínicos aleatorizados3.

La mayoría de las instituciones y sociedades no sugieren la realización de cribado poblacional para la hipovitaminosis D4–6. Sin embargo, se debe solicitar determinación de la 25-hidroxi-vitamina D3 (25[OH]D) ante cualquier dato analítico del metabolismo fosfocálcico que nos haga sospechar el déficit de vitamina D o cuando el sujeto pertenece a un grupo de riesgo (mujeres embarazadas, niños menores de 5 años, ancianos mayores de 65 años, pacientes obesos, personas de piel oscura desplazadas a latitudes con menos insolación, y personas institucionalizadas o con exposición solar limitada)2,4,7.

La prueba analítica más recomendada para la valoración de las concentraciones séricas de vitamina D es la determinación de la 25(OH)D sérica; sin embargo, no hay consenso para los valores séricos de referencia. Los valores mínimos para un estatus óptimo oscilan entre 20 y 30 ng/ml4,5. Esta incertidumbre ha generado una cierta duda en casos de concentraciones séricas entre 20-30 ng/ml, puesto que podrían reflejar un estatus de suficiencia o de insuficiencia de cara a la decisión de suplementar; en estas determinaciones un factor a tener en cuenta es la estacionalidad y la disponibilidad del individuo a incrementar la exposición solar.

La prescripción de suplementos de vitamina D está indicada en casos de hipovitaminosis D diagnosticada por determinación analítica en aquellas personas que pertenecen a un grupo de riesgo y que no pueden alcanzar un estatus óptimo de vitamina D mediante exposición solar suberitematosa2. Además, se recomienda suplementación profiláctica en población infantil menor de un año de edad, y en mujeres gestantes y durante la lactancia4,5. La decisión de prescribir suplementos de vitamina D debemos tomarla con cautela porque no está exenta de riesgos; antes se debe descartar la existencia de hipercalcemia y/o hipercalciuria.

Una estrategia alternativa para el tratamiento o la prevención de hipovitaminosis D es el aumento de la cantidad de vitamina D ingerida a través de la dieta mediante alimentos enriquecidos1; dicha medida es de importancia durante períodos con baja o nula exposición solar, recomendable incluso a partir del segundo año de vida8.

Es imprescindible recordar que la exposición suberitematosa a la luz natural sin protección solar es la fuente principal de vitamina D en niños y adultos. En ausencia de dicha fuente sería difícil, sino imposible, alcanzar los niveles séricos de vitamina D que requiere el organismo para sus necesidades metabólicas. La duración de la exposición solar depende de la estacionalidad, la zona geográfica, la hora del día, la coloración de la piel y de otros factores1. En la zona mediterránea, se puede producir vitamina D mediante exposición solar desde marzo hasta octubre aproximadamente, siendo dicha producción prácticamente nula durante el invierno. La exposición solar de manos y pies 2-3 veces a la semana durante aproximadamente el 25-50% del tiempo que se desarrollaría un eritema mínimo sería suficiente para cubrir los requerimientos necesarios de producción endógena de vitamina D1,9. Sin embargo, debido a que la exposición a la luz solar es un factor de riesgo para lesiones en la piel, deberíamos usar protector solar ulteriormente a ese corto período de exposición y evitar una exposición prolongada.

En conclusión, la determinación analítica de la 25(OH)D sérica está indicada para grupos de riesgo o ante sospecha clínica de deficiencia de vitamina D. La suplementación está indicada en casos de hipovitaminosis D diagnosticada, y profilácticamente para menores de un año de edad, así como durante el embarazo y lactancia. Las concentraciones bajas de 25(OH)D se han asociado con una relación causal solo con sintomatología esquelética. Los suplementos de vitamina D mejoran la prevención y evolución de enfermedades musculoesqueléticas, reduciendo el riesgo de caídas en personas mayores con deficiencia de vitamina D o con antecedentes de caídas. No se recomienda la suplementación para prevenir patología extraesquelética, como diabetes, enfermedad cardiovascular, y otras.

Por todo lo expuesto anteriormente, y como medida de prevención contra el déficit de vitamina D, para toda la población se recomendaría sin límite de edad, sexo, y raza, una buena alimentación basada en dieta mediterránea, unido a la realización de ejercicio físico al aire libre y luz natural.

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