El primer caso de enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se detectó en Wuhan (China) en diciembre de 2019, y desde entonces comenzó a extenderse por todo el mundo. Los casos confirmados y las muertes crecieron rápidamente1, produciendo un impacto emocional en la población, con síntomas de ansiedad, estrés y depresión2.
En España, entre el 9 y el 13 de marzo de 2020 se produjo el cierre de colegios. El 14 de marzo se declaró el estado de alarma y el 16 de marzo se estableció el confinamiento de la población. El 5 de abril de 2020 se habían registrado 130.759 casos de COVID-19 en España, 1.200.000 casos confirmados a nivel mundial y más de 68.000 muertes1. España se convertía en el tercer país del mundo con más personas afectadas por esta pandemia.
Para muchos ciudadanos esta ha sido su primera emergencia social y sanitaria, causada por un agente vírico, lo que ha generado una gran incertidumbre y consecuencias adversas para la salud1.
Esta situación de pandemia puede haber ocasionado un cambio en el tipo y número de derivaciones a las distintas especialidades, por lo que nos planteamos identificar si existía una disminución o retraso en las derivaciones a la consulta de endocrinología pediátrica de un hospital de tercer nivel, así como en la distribución de las mismas. A esto se sumaba la sensación subjetiva, por parte del personal de endocrinología pediátrica, de un incremento del número de derivaciones por pubertad precoz, por lo que se hacía necesario, como un tercer objetivo, comprobar si la pandemia estaba influyendo en el momento de inicio de la pubertad.
Llevamos a cabo un estudio retrospectivo de casos y controles con muestreo consecutivo no probabilístico de los menores de 14 años derivados por primera vez desde atención primaria y especializada al servicio de endocrinología pediátrica de un hospital de tercer nivel, en el periodo de marzo de 2019 a diciembre de 2019 y de marzo de 2020 a diciembre de 2020, registrados en el software de consultas.
Se llevó a cabo una recogida de datos de todos los diagnósticos primarios y secundarios de la primera visita, así como al mes de la derivación.
Los criterios utilizados para la selección de pacientes fueron:
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Criterios de inclusión: menores de 14 años derivados por primera vez a la consulta de endocrinología pediátrica de nuestro centro durante un periodo de 18 meses.
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Criterios de exclusión: mayores de 14 años, falsas primeras visitas y derivaciones duplicadas del mismo paciente.
El estudio estadístico de comparación de medias independientes se realizó mediante el software R. Previamente se utilizó la prueba inferencial de normalidad mediante el test de Shapiro-Wilk.
En 2019 hubo un total de 598 derivaciones a la consulta de endocrinología pediátrica que cumplían los criterios establecidos (grupo control), mientras que en 2020 hubo un total de 471 derivaciones en el mismo periodo de tiempo.
Las causas más frecuentes de derivación durante el periodo control fueron: talla baja 37,5% (224/598), obesidad 17,4% (104/598) e hipotiroidismo 15,4% (92/598), mientras que en el grupo de casos de 2020 fueron: talla baja 27,8% (131/471), pubertad precoz 18,5% (87/471) e hipotiroidismo 14% (66/471) (fig. 1).
Dado que se trataba de muestras normales, se analizaron las diferencias entre todos los motivos de derivación mediante el test estadístico de la t de Student, obteniéndose significación estadística en talla baja (p=0,0019), obesidad (p=0,0002), pubertad precoz (p=0,0092) y alteraciones de la densidad mineral ósea (p=0,0328).
Se observa una distribución homogénea de las derivaciones durante 2019, con una disminución de las mismas durante los meses de vacaciones, mientras que en 2020 hubo un predominio de derivaciones en los últimos 3 meses del año.
El confinamiento, el cierre de colegios y la necesidad de distanciamiento social ha supuesto una disminución del ejercicio, trasgresiones dietéticas y un mayor tiempo en el domicilio y frente a pantallas digitales3. Además, la ansiedad y preocupación económica de los padres, junto con el miedo a enfermar, han podido suponer una situación de estrés en los niños4. Estos factores psicológicos y ambientales estimulan el factor insulinoide de crecimiento, la glucosa y la leptina e inhiben la melatonina, lo que puede estimular la hormona liberada por neuronas del hipotálamo (GnRH), que estimula la liberación de gonadotropinas5,6. Además, el aumento de conductas sedentarias se correlaciona con una elevación del índice de masa corporal, que a su vez es inductor de pubertad7,8. En nuestro caso, aunque las derivaciones por obesidad se vieron mermadas, sí que existía una sensación subjetiva de aumento de peso en los pacientes recibidos.
Apoyando esta teoría se encuentra el hallazgo de que en nuestra consulta ha habido un aumento de derivaciones por pubertad precoz, al igual que en los grupos italianos9,10. El grupo de Verzani et al. presenta una muestra de ambos sexos superior a la nuestra (n=224), pero llegan a las mismas conclusiones9, mientras que Stagi et al. presentan una muestra inferior a la nuestra (n=37), y solo de sexo femenino10. Sin embargo, Stagi et al. aportan que las nuevas pubertades precoces presentan una edad más temprana, un pico de lutropina y estradiol mayor, un volumen ovárico y uterino mayor, y un estadio de Tanner más avanzado al diagnóstico que en el grupo control. Además, refieren una evolución más rápida de la pubertad en aquellas que son prematuras, ya conocidas y diagnosticadas previamente a la pandemia9. Por último, reflejan un aumento del índice de masa corporal y un mayor uso de aparatos tecnológicos entre el grupo control, que sustentaría nuestra hipótesis de la influencia de estos hechos durante la pandemia como desencadenante de la pubertad10. Esto forma parte de una de las limitaciones de nuestro estudio, ya que no hemos podido constatar el aumento del índice de masa corporal en la totalidad de nuestro grupo control por un sesgo de información.
En conclusión, en nuestra muestra ha habido un aumento importante de nuevos casos de pubertad precoz durante el periodo de la pandemia por COVID-19. Además, en nuestra consulta han disminuido en 2020 las derivaciones por talla baja, obesidad y osteoporosis, y la distribución de derivaciones durante 2020 es variable, con un aumento en los últimos meses.
AutoríaAna B. Ariza Jimenez ha diseñado y redactado el artículo. Francisco J. Aguilar Gomez Cardenas ha ayudado a la recogida de datos. Carmen de la Camara Moraño ha supervisado el artículo. Todos los autores han visto este manuscrito, toman total responsabilidad del mismo y aprueban su publicación.
Conflicto de interesesLos autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.