He leído con atención el artículo sobre las «Características de la profesionalidad de los especialistas y ventajas de los equipos multidisciplinares en el manejo del cáncer de tiroides», por Diez et al.1. Me parece muy interesante porque recoge las opiniones de un número elevado de especialistas involucrados en este campo, aunque hay algunos aspectos que vale la pena comentar:
- 1.
Se habla de las bondades de los equipos multidisciplinarios, pero la mayoría de los encuestados pertenecen a hospitales, y no hay que olvidar que la organización de los mismos es multidisciplinar. Si se cumpliesen los objetivos para los que se crearon los distintos servicios, ¿seguiría haciendo falta la reagrupación de profesionales?
- 2.
Comentan que los grupos multidisciplinares permiten realizar un trabajo «centrado en el paciente», a diferencia de lo que ocurre con los llamados «médicos autoritarios», que se creen propietarios de los pacientes. Estimo que el hecho de que sea un grupo no garantiza que se trate a los pacientes de forma individualizada y lamentablemente con frecuencia se diluye la responsabilidad de cara al paciente2.
- 3.
Los autores también dicen que en los grupos se «tratan las enfermedades» de forma coordinada y se facilita la comunicación entre profesionales, pero persiste el error de tratar las enfermedades y no a las «personas que padecen enfermedades», como ya recomendaba Hipócrates (480 años a. C.), que es algo muy distinto. El tratar enfermedades tiene consecuencias negativas; una de ellas es la aplicación estricta de protocolos previamente establecidos evitando la deseada individualización de los tratamientos, que es evidentemente más compleja porque requiere de la experiencia del clínico, pero es claramente más justa y beneficiosa para el paciente3.
Sería interesante contrastar el presente estudio con otro, en el que la encuesta se realice a los usuarios, ya que los distintos sistemas de salud adolecen de tomar en consideración únicamente las preferencias de los distintos grupos profesionales que trabajan en los centros, ignorando, en la mayoría de los casos, la opinión de los usuarios.