La yoduria es un buen marcador de la ingesta de yodo. En los países desarrollados existe una yodoprofilaxis silente, como consecuencia de un creciente contacto con sustancias y alimentos yodados.
ObjetivosConocer los determinantes ambientales de la yoduria en el curso de un estudio poblacional sobre deficiencia de yodo y bocio endémico.
Material y métodosA 756 niños de la población escolar de la Axarquía aleatoriamente seleccionados se les realiza una exploración clínica y medición de yodo en orina y hormonas tiroideas en sangre. A 548 niños se les realizó una encuesta alimentaria y de otros factores ambientales que pudieran condicionar el aporte de yodo.
ResultadosLa prevalencia de bocio ha sido del 37% y la mediana de yoduria, de 120 μg/l. Las siguientes variables han condicionado la yoduria de los niños: función tiroidea, procedencia geográfica, procedencia del agua de bebida, desinfección local de heridas recientes y muy especialmente la cantidad de leche ingerida.
ConclusionesLa ingestión de leche ha sido la fuente más estable y consistente de yodo. El estudio demuestra que en ausencia de una yodoprofilaxis sistemática una mediana de yoduria de 120 μg/l es conseguida predominantemente a partir de fuentes (alimentarias y no alimentarias) que están sometidas a una gran variabilidad y discrecionalidad tanto en su composición de yodo como en su consumo, sobre todo si tenemos en cuenta el bajo consumo de sal yodada de la población. Ante la dificultad para conseguir una política institucional de yodoprofilaxis parece necesario aumentar la ingestión de lácteos en la población escolar, una recomendación, por otro lado, necesaria también para conseguir otros objetivos de salud.
Urinary iodine is a good marker of iodine intake. In developed countries there is a silent prophylaxis resulting from increased contact with iodized substances and food.
AimTo determine the influence of environmental factors on urinary iodine excretion during the course of a population study on iodine deficiency and endemic goitre.
Material and methodsA total of 756 randomly selected schoolchildren from the Axarquia area of Malaga, Spain, under went a clinical examination and measurements of urinary iodine and thyroid hormones. 548 of the children answered a questionnaire concerning food and environmental factors which could affect the supply of iodine.
ResultsThe prevalence of goitre was 37% and the median urinary iodine excretion was 120 μg/L. The following variables influenced urinary iodine levels in the children: thyroid function, geographical origin, source of drinking water, recent local disinfection of wounds, and very expecially the amount of milk consumed.
ConclusionsConsumption of milk was the most stable and consistant source of iodine. This study shows that in the absence of a systematic iodine prophylaxis a median urinary iodine level of 120 μg/L can be achieved mainly from sources (alimentary and non alimentary) which undergo great variability and discretionality in both their iodine content and their consumption, especially if we bear in mind the low consumption of iodized salt by the population. Faced with the difficulty of getting an institutional policy of iodine prophylaxis it seems necessary to increase the intake of dairy products in schoolchildren, a recommendation which is also necessary in order to achieve other health objectives.