Sr. Director:
Las metástasis más frecuentes en los carcinomas de tiroides se localizan en el pulmón y el hueso, con una incidencia del 10 al 15% de los pacientes1. Otros lugares menos frecuentes de metastatización son el cerebro, el hígado y la piel2. Las metástasis cutáneas de carcinoma de tiroides son raras, excepto en la vecindad del tumor3 y, cuando aparecen a distancia, generalmente es en el contexto de una enfermedad diseminada4. Presentamos el caso de un carcinoma papilar de tiroides que se presentó de forma simultánea a una metástasis cutánea, en ausencia de otros lugares de diseminación. Tras revisión de MEDLINE 1966-2000 (palabras clave: thyroid, metastasis, skin, cutaneous) no hemos encontrado otros casos similares descritos en la literatura española.
Mujer de 72 años con antecedentes de bocio e hipertiroidismo diagnosticado en 1981, por lo que había recibido tratamiento con carbimazol y posteriormente se había sometido a lobectomía derecha siendo el estudio histológico compatible con adenoma folicular. En 1985, la paciente presentó recidiva del bocio a expensas del lóbulo izquierdo e istmo. Se practicó una punción-aspiración con aguja fina (PAAF) cuyo estudio citológico fue diagnóstico de quiste coloide sin células foliculares y con presencia de macrófagos con citoplasma espumoso. La paciente recibió tratamiento con levoritoxina sódica a dosis frenadas de la TSH hasta 1992 quedando desde entonces asintomática por lo que se suprimió dicho tratamiento. En marzo de 1999 consultó al servicio de dermatología por presentar un tumor en cuero cabelludo. Se practicó biopsia de la lesión cutánea y el diagnóstico histológico fue de metástasis de carcinoma folicular de tiroides. Una gammagrafía con 131I evidenció un área nodular de hiperfijación en el lóbulo derecho tiroideo y un área de hipofijación, en el izquierdo. Estudio hormonal: T4 libre 1,1 ng/dl, TSH 3,2 uU/ml, tiroglobulina 16,30 ng/ml. Anticuerpos antitiroideos (triglobulina y microsomales) negativos. Se completó la tiroidectomía en junio de 1999 y el estudio histológico de la pieza quirúrgica puso de manifiesto un carcinoma papilar con patrón folicular en 3 focos de ambos lóbulos tiroideos, el mayor de aproximadamente 0,8 cm. La gammagrafía con 131I realizada a las 5 semanas de la cirugía evidenció una pequeña acumulación de actividad en el cuello, por lo que se administró una dosis ablativa de 131I (95 mCi) siendo la gammagrafía de distribución similar a la previa y sin detectarse acumulaciones extratiroideas. La paciente recibe, desde entonces, tratamiento con levotiroxina a dosis frenadora de la TSH siendo las determinaciones de tiroglobulina indetectables, permaneciendo asintomática y sin signos de recidiva de enfermedad a los 10 meses del tratamiento.
Las metástasis cutáneas de carcinoma de tiroides son raras. El tumor primario más frecuente es el papilar, seguido del folicular, anaplásico y medular4. Las localizaciones más frecuentes son cabeza y cuello5, sobre todo cuero cabelludo. Este hecho puede explicarse por la migración de las células malignas a través de arteria carótida externa hasta este lecho capilar6. El diagnóstico suele ser histológico, y es necesario, en ocasiones, recurrir a métodos de inmunohistoquímica con anticuerpos policlonales antitiroglobulina que demuestran tinción citoplasmática de las células del tumor5.
Aunque las metástasis cutáneas de carcinomas tiroideos suelen implicar una enfermedad diseminada, se ha descrito algunos casos de metástasis cutáneas recidivantes como única manifestación de la enfermedad tras un seguimiento de 11 años3 o como forma de presentación5,7. En nuestro caso, la metástasis cutánea fue la primera manifestación de la enfermedad. Además, aunque tras tiempo de seguimiento escaso, no se ha acompañado, por el momento, de otras localizaciones metastásicas más frecuentes.