It is currently accepted that effective diabetes control involves both health professionals (nurse, treating physician) and patients, who must monitor themselves and control their lifestyles. This has led to the concepts of selfmanagement and self-testing. The development of technology that facilitates pre– and postprandial self-blood glucose control is crucial in the self-management of diabetes, because it aids both correct treatment administration and adequate distribution of food intake.
Since the development of the first in vitro devices in the 1980s, tremendous technological advances have been made, with the aim of facilitating not only the hospital use, but also the home use of these devices. Manufacturers have been trying to reduce the number of potential errors due to variables that interfere with measurements, while maintaining the precision and accuracy required by current regulations. At the same time, sample volume and response time have decreased. Nowadays, capillary blood glucose has an important diagnostic role, and the reliability of its results is well established. Nevertheless, some parameters can influence blood glucose measurement, such as sample volume, the presence of substances that interfere with measurement, hematocrit concentration, type of blood, time after meals, and the calibration of the meter, as well as environmental factors such as temperature, humidity and altitude.
Therefore, to gain thorough knowledge of what determines a given glycemic value registered by an in vitro diagnostic device, deeper insight into the technical, clinical and even legal aspects of these devices is required.
En la actualidad, se entiende que un control adecuado de la diabetes implica no sólo el seguimiento por parte del personal sanitario, médico o de enfermería, sino que también ha de ser el propio paciente el que realice una vigilancia de sí mismo y de sus hábitos de vida, lo que ha dado lugar al desarrollo de los conceptos de autocontrol y autoanálisis. El desarrollo de una tecnología que facilita la medida de la glucemia pre y posprandial es esencial en el control de la diabetes por el propio sujeto, ya que contribuye tanto a una adecuada administración del tratamiento, como a una apropiada distribución de las ingestas.
Desde la aparición, en la década de los ochenta, de los primeros dispositivos de autodiagnóstico, ha habido un gran desarrollo tecnológico, encaminado a facilitar el uso de estos dispositivos a todas las personas en su entorno habitual, es decir, fuera del ámbito puramente sanitario. Manteniendo unas características de precisión y exactitud aceptables según la normativa vigente, los fabricantes han ido buscando una menor posibilidad de error debido a variables que interfieran en la medición, a la vez que se ha ido disminuyendo el volumen de la gota y los tiempos de respuesta. La glucemia capilar tiene hoy en día un importante valor diagnóstico y la fiabilidad con que se consideran sus resultados es innegable. Sin embargo, existen ciertos parámetros que pueden influir en la medición de la glucemia capilar, que conviene considerar, como son el volumen de la gota de sangre, sustancias que interfieren en la medición, rango de hematocrito, tipo de sangre aplicada, tiempo desde la ingesta, calibración del propio medidor, así como ciertos factores ambientales, como la temperatura, la humedad o la altitud. Por ello, para conocer en profundidad qué hay detrás de un cierto valor de glucemia dado por un dispositivo de autodiagnóstico, es necesario profundizar en los aspectos técnicos, clínicos e incluso legales que son aplicables a estos sistemas.