La tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas es un importante problema de salud pública en los países de Latinoamérica. Actualmente, afecta a 8-10 millones de personas1 y se estima que cerca de 100 millones están expuestas al riesgo de la infección.
Los flujos migratorios de América Latina han originado cambios sustanciales en la epidemiología de la enfermedad de Chagas. De ser una enfermedad muy ligada a la pobreza en zonas rurales de América Latina, ha pasado, primero, a las grandes ciudades del continente americano y, posteriormente, a zonas no endémicas. Otros cambios han sido propiciados por los programas de control que se han realizado en los países afectados, a pesar de que han tenido un desarrollo muy desigual2,3. En general, ha disminuido la tasa de infección a través de la vía vectorial. Chile y Uruguay incluso han sido declarados libres de transmisión vectorial4,5. El control en los bancos de sangre ha hecho disminuir también la transmisión a través de productos sanguíneos. En este contexto, la transmisión vertical ha cobrado mucha más relevancia que en el pasado.
La inmigración latinoamericana en España alcanzó en el año 2007 la cifra de 1.594.338 personas, de las cuales alrededor de 700.000 son mujeres en edad fértil6. Tal como muestran algunos estudios, un porcentaje importante de las personas que han llegado de América Latina padece la enfermedad de Chagas en alguna de sus formas (indeterminada, cardíaca, digestiva, etc.)7,8. Por ello, se puede afirmar que la enfermedad de Chagas es una enfermedad emergente en nuestro país y el impacto en nuestro Sistema Nacional de Salud es y será importante en el futuro.
Los retos que plantea la enfermedad de Chagas en España son: el de evitar o controlar las posibles vías de transmisión, a saber, la transmisión a través de productos sanguíneos o a través del trasplante de órganos y la transmisión vertical. El diagnóstico, manejo y tratamiento adecuados de las personas con complicaciones de la enfermedad es el otro gran reto de nuestro sistema de salud en relación con esta patología.
Desde el año 2005 existe en España una normativa que obliga al cribado de todos los donantes de sangre con riesgo de infección por Trypanosoma cruzi o a excluirlos de la donación si el cribado no es posible9. Por ello, si se sigue estrictamente esta normativa, estaría solventado uno de los principales problemas relacionados con esta enfermedad.
Para el diagnóstico y tratamiento de las personas afectadas, ha habido en España iniciativas diversas originadas desde diversos ámbitos. Existen en nuestro país pruebas diagnósticas fiables para el diagnóstico de la infección por T. cruzi que han sido debidamente evaluadas10. También se ha hecho un esfuerzo de formación continuada con la organización de talleres de trabajo y en la creación de documentación que intenta subrayar los principales problemas del tratamiento de la enfermedad de Chagas, incluyendo los efectos adversos de la medicación específica. Al respecto, ya se han publicado dos documentos de consenso avalados por la Sociedad Española de Medicina Tropical y Salud Internacional (SEMTSI)11,12. El esfuerzo en la difusión de información sobre esta enfermedad deberá proseguir y extenderse, en un campo en el que los nuevos conocimientos han cambiado la perspectiva fatalista que se tenía con respecto a las actuaciones que se podían tener frente a esta patología. Como en todas las especialidades, estar atentos a los nuevos desarrollos permitirá poder ofrecer a los afectados las mejores oportunidades para su tratamiento. Las acciones formativas e informativas deberían estar dirigidas no sólo a los profesionales de la salud, sino también a las personas que padecen la enfermedad.
Sin embargo, actualmente el principal reto con relación a la enfermedad de Chagas en nuestro país es el cribado en embarazadas y el tratamiento precoz de los recién nacidos afectados. Hay dos hechos que dotan de la mayor relevancia el control de la transmisión vertical. Casi la mitad de la población procedente de Latinoamérica que vive en nuestro país son mujeres en edad fértil. Por otra parte, la eficacia del tratamiento con benznidazol en niños menores de 1 año con infección por T. cruzi es cercana al 100%, con un buen perfil de tolerancia y seguridad, a diferencia de lo que ocurre en adultos con enfermedad crónica13.
Estudios como el efectuado por Paricio et al14, y publicado en este mismo número de la revista, son importantes para sensibilizar y obligar al Sistema Nacional de Salud a afrontar este importante reto y a dar una respuesta acorde con esta realidad.
En este trabajo se muestran los resultados del cribado de la enfermedad de Chagas en mujeres embarazadas de la comunidad valenciana. Los autores encontraron 29 mujeres embarazadas infectadas (4,64%), y aunque no diagnosticaron ningún caso de transmisión vertical en esta serie, ya se han detectado y publicado dos casos de Chagas congénito en España15,16.
En otro estudio efectuado en dos maternidades de Barcelona, la prevalencia de infección entre mujeres latinoamericanas embarazadas fue del 3,4% con una tasa de transmisión vertical en las mujeres infectadas por T. cruzi del 7,3%17.
Los resultados de ambos estudios y los de los efectuados en el Banco de Sangre de Cataluña18 y en otros centros7,19,20 indican que el colectivo boliviano es el más afectado por la enfermedad de Chagas en España.
Sólo un pequeño porcentaje de los recién nacidos infectados tiene una sintomatología clínica que permite una sospecha diagnóstica. Incluso en zonas endémicas donde ha habido control vectorial y donde las madres reciben menos picaduras de las vinchucas, se asiste a una disminución de la gravedad clínica del Chagas agudo de transmisión vertical21. En la mayoría de los infectados, la infección pasa totalmente inadvertida. Sean sintomáticos o asintomáticos en la fase aguda, en caso de no tratarse, los niños infectados entrarán en la fase crónica de la enfermedad y alrededor del 25-35% de ellos desarrollará, en la edad adulta, las complicaciones cardíacas, digestivas o neurológicas de la enfermedad. La eficacia del tratamiento específico del que se dispone en la actualidad desciende paulatinamente con la edad y en las personas adultas los resultados son poco satisfactorios22, a pesar de que en algunos estudios recientes se muestran cifras de curación o de menor desarrollo de complicaciones superiores a las cifras de estudios más antiguos23–25.
Además de los datos expuestos, en apoyo del cribado en mujeres embarazadas de origen latinoamericano, están los resultados de dos estudios en España que demuestran que esta estrategia es también beneficiosa desde el punto de vista económico26,27.
Evitar que niños nacidos en España tengan una patología infecciosa crónica, que puede ser la causa de complicaciones importantes e incluso causa directa de muerte en la edad adulta, es el principal reto que tienen nuestro sistema de salud y nuestras autoridades sanitarias en relación con la patología importada.