La fiebre Q todavía es una enfermedad poco conocida, a pesar de que se describió hace más de 60 años. Aunque tampoco se conoce la prevalencia exacta, probablemente el número de casos de fiebre Q está subestimado. La presentación clínica es muy variada e incluye formas graves con un mal pronóstico. Frecuentemente, los casos agudos se presentan como una infección asintomática, un síndrome gripal, una neumonía o una hepatitis. Probablemente, los factores del huésped juegan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad crónica, que se puede presentar como una endocarditis con hemocultivo negativo. El diagnóstico de fiebre Q debe considerarse en los casos de fiebre de origen desconocido, especialmente si el sujeto ha estado en contacto con mamíferos probablemente contaminados. Los mejores métodos de diagnóstico microbiológico son los que permiten la detección directa de la bacteria (cultivo celular y reacción en cadena de la polimerasa, PCR), si bien estos procedimientos deben realizarse en laboratorios con un nivel de bioseguridad adecuado y con personal especializado. Para el diagnóstico indirecto el método de referencia es la inmunofluorescencia indirecta (IFI), que es muy sensible y específica. En los casos de fiebre Q aguda el diagnóstico deberían confirmarlo unos títulos de anticuerpos (IgG y/o IgM), obtenidos por inmunofluorescencia, superiores al punto de corte calculado para cada área geográfica, o bien por seroconversión.
In spite of being described over 60 years, Q fever is still a little known disease. The exact prevalence is also unknown, but probably the number of cases of Q fever is underestimated. There is much variation in the clinical presentation, including severe forms with a poor prognosis. Acute cases often present as an asymptomatic infection, flu-like syndrome, pneumonia or hepatitis. Presumably, host factors play an important role in the development of chronic disease, which may present as endocarditis with negative blood culture. The diagnosis of Q fever should be considered in cases of fever of unknown origin, especially if the subject has been in contact with mammals suspicious to be infected. The best methods of microbiological diagnosis are those that allow direct detection of bacteria (cell culture and PCR), although these procedures should be performed in laboratories with adequate biosafety measures, and with specialized personnel. For serologícal diagnosis, the reference method is indirect immunofluorescence (IIF), which is very sensitive and specific. In suspected cases of acute Q fever, diagnosis should be confirmed by serum titers (IgG and/or IgM), obtained by immunofluorescence above the cutoff calculated for each geographic area, or by seroconversion.