Sr. Editor: La parotiditis, producida por un virus ARN perteneciente a la familia de los paramixovirus, es una de las infecciones virales de declaración obligatoria más frecuentes 1. El único reservorio es el ser humano y la transmisión es aérea por lo que los brotes ocurren sobre todo en colectivos cerrados 2-4. Aunque la infección es asintomática en un tercio de los casos, la manifestación clínica más frecuente es la inflamación de la parótida o de otras glándulas salivares 1-4. Otras manifestaciones son la orquitis, la afectación del SNC y la pancreatitis 1-4. Desde la introducción de la vacunación universal en España entre 1982 y 1985, la incidencia de parotiditis ha disminuido progresivamente: en 1983 se declararon 222.908 casos y en 1993 sólo 6.218 5. Sin embargo ha habido diversos brotes tanto en Europa 2,3,6,7 como en España 1,4,6 que se han atribuido a una baja eficacia vacunal o a la acumulación de personas susceptibles.
Entre enero y abril de 2002 ingresaron en el servicio de medicina interna 12 pacientes, con una edad media de 21 años (18-27 años), con un cuadro clínico de infección por el virus de la parotiditis. Sus características se exponen en la tabla 1.
Al igual que en esta serie, un dato característico de la parotiditis en la etapa posvacunal es que la edad de los afectados es mayor 1,3,7. Esto se debe a la introducción progresiva de la vacuna, de modo que hay un porcentaje importante de adultos jóvenes mayoritariamente varones que ni están vacunados ni han estado en contacto con el virus de forma natural y son susceptibles de padecer la enfermedad si entran en contacto con un caso de parotiditis 1-3,7. En esta serie se desconocía el estado vacunal en el 33% de los pacientes, pero el que sean jóvenes nacidos antes de la implantación de la vacuna unido al alto porcentaje de serologías IgM positivas nos hace pensar que la causa más probable sea que no estaban vacunados. Esta agregación de casos se produjo en relación con una onda epidémica de parotiditis más amplia ocurrida en Galicia en 2002: en ese año se declararon 1.080 casos de infección por el virus de la parotiditis, mientras que en 2001 fueron 153 casos y en 2003 fueron 140 casos 8. Cuando la infección afecta a los adultos hay un mayor porcentaje de orquitis y meningitis, mientras que en los niños predomina la afectación de las glándulas salivares 1-4. Aunque lo habitual es la parotiditis, también pueden afectarse otras glándulas salivares, como en uno de estos pacientes, que presentó aisladamente dolor y tumefacción en la región submandibular derecha en relación con submaxilitis. La orquitis puede llegar a afectar al 50% de los varones 1, suele ser unilateral y no complicarse con esterilidad 2,3. El 1-23% puede desarrollar meningitis, pero la presencia de pleocitosis linfocitaria sin datos de meningitis puede alcanzar el 50% 2,3. El alto porcentaje de meningitis en esta serie podría estar en relación con el hecho de limitarse a enfermos que requirieron hospitalización. Un dato típico, a diferencia de otras meningitis víricas, es la hipoglucorraquia, que ocurre en el 10-30% de los casos 3. La encefalitis es muy rara, pero suele tener mala evolución y es la causa más frecuente de mortalidad 2,3. El diagnóstico es fundamentalmente clínico y debe sospecharse ante un paciente con tumefacción parotídea y fiebre que puede acompañarse de meningitis y/o orquitis. El diagnóstico serológico viene dado por la demostración de anticuerpos IgM o aumento cuatro veces del título de IgG entre la fase aguda y la de convalecencia. Al igual que en 2 casos de este grupo, con frecuencia las personas vacunadas que desarrollan la enfermedad son IgM negativos 4,9,10 y en estas situaciones la determinación del título de IgG puede ser un buen método diagnóstico 10.
Con esta comunicación queremos llamar la atención sobre una enfermedad que aunque suele tener una evolución benigna, cuando afecta a adultos suele ser motivo de baja laboral y/o hospitalización con las consiguientes repercusiones económicas y personales. A pesar de la elevada cobertura vacunal que hay en la mayoría de los países desarrollados, la acumulación de personas susceptibles (nacidas antes de la implantación de la vacuna y la población inmigrante no vacunada) nos debe mantener en alerta ante nuevos brotes de parotiditis en adultos.