Durante el pasado siglo xx se ha producido un extraordinario avance de la ciencia en general y de la medicina en particular, habiendo sido los microbiólogos algunos de los principales protagonistas de este progreso. Estos avances científicos se han reflejado en nuestra vida diaria haciéndola más fácil y segura, previniendo y en ocasiones erradicando enfermedades infecciosas que en el pasado eran causa de una alta morbilidad y mortalidad. Sin embargo, los tiempos actuales nos siguen enfrentando a nuevos retos profesionales para el diagnóstico, prevención y tratamiento no sólo de las enfermedades infecciosas que podrían considerarse tradicionales, sino también de las nuevas o emergentes.
Ante este panorama de progreso y protagonismo de los microbiólogos, resulta paradójico que nuestro horizonte profesional se encuentre afectado por numerosas dificultades e, incluso, amenazado por el nuevo enfoque economicista de la práctica médica. Esto se produce en unos momentos en que muchos de los grandes avances de la moderna medicina como los trasplantes de órganos, uso de prótesis, supervivencia de los inmunodeprimidos, etc., son posibles gracias al control del riesgo de infecciones de los mismos y a tratamientos específicos con sustancias antimicrobianas más eficaces. En todos estos procesos, la microbiología clínica desempeña un papel insustituible.
Un grupo de microbiólogos clínicos y de especialistas en enfermedades infecciosas, bajo el patrocinio científico de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) y la Comisión Nacional de la Especialidad Médica de Microbiología, consideramos que era necesario analizar críticamente el presente de nuestra especialidad y tratar de definir el futuro de nuestro ejercicio profesional en sus aspectos científicos, tecnológicos y organizativos. La generosidad de bioMérieux nos permitió llevar a cabo este análisis con la necesaria tranquilidad en Lyon, en septiembre de 2001.
Este número de la revista refleja lo expuesto en esa reunión. Queremos agradecer a bioMérieux y especialmente a su director general, Philippe Auriol, su sensibilidad a los problemas de los microbiólogos, no sólo haciendo posible la reunión, sino también la publicación de los resultados de la misma. Finalmente deseamos que los microbiólogos clínicos encuentren con su lectura una ayuda para entender los problemas que nos afectan y así tratar de mejorar o modificar nuestro futuro profesional.
Bibliografía
Perea EJ. La microbiología clínica: ¿Una especialidad en crisis? Enf Infecc Microbiol Clin 1998;16:445-8.