Desde que en 1968 se comunicasen los primeros casos de infección en humanos por Streptococcus suis (S. suis)1, son ya más de 200 los casos publicados. La mayoría proceden de Holanda, China u otros países del extremo Oriente, donde la cría de ganado porcino y el manufacturado de su carne es una de las bases de la economía. En España se han publicado hasta la fecha 14 casos2,3.
Presentamos el caso de una mujer de 33 años, fumadora de 20 cigarrillos/día y que trabaja en una granja porcina en contacto directo con los animales en tareas de alimentación y limpieza de instalaciones. Consultó a su médico de cabecera por un cuadro de dos días de evolución de congestión nasal, tos poco productiva, cefalea holocraneal y fiebre de más de 38°C. Se trató con 500mg/día de azitromicina y paracetamol que no fueron efectivos. Ante la aparición de cefalea occipital y náuseas sin vómitos decide acudir al servicio de Urgencias. A su llegada, la exploración física general y las contantes eran normales (T.A. 103/60 mmHg, T.a 36,5°C y frecuencia cardíaca 55 latidos/min), no había lesiones cutáneas y en la exploración neurológica destacaban somnolencia y rigidez de nuca con signos de Kernig y Brudzinski. En sangre periférica había 12.820 leucocitos/μL con 84,5% de neutrófilos; el resto del hemograma, bioquímica, coagulación, electrocardiograma y radiografía de tórax fueron normales. La paciente presentó entonces un pico de más de 38°C, por lo que con la sospecha clínica de meningitis aguda se realizó una punción lumbar, obteniéndose un líquido cefalorraquídeo (LCR) de aspecto claro con 404 leucocitos (84,5% polimorfonucleares), 45mg/dL de glucosa (115mg/dL de glucemia simultánea) y 0,7g/L de proteínas. En la tinción GRAM del LCR se observaban células polimorfonucleares sin gérmenes. Se instauró tratamiento empírico con 2 gramos de ceftriaxona IV/12 horas y 2 gramos de vancomicina IV/12 horas. En el cultivo del líquido cefalorraquídeo y hemocultivo crece S. suis serotipo 2 por los sistemas Api 20 Strep y Vitek (BioMerieux). Se realizó antibiograma por el método de difusión en agar (disco-placa) en medio Mueller-Hinton con sangre (incubación a 35°C/18 horas en atmósfera de CO2) y el aislamiento fue sensible a penicilina, ceftriaxona, vancomicina y rifampicina; y resistente a eritromicina y clindamicina. En consecuencia, se suspendió la vancomicina y se completaron 4 semanas de tratamiento con ceftriaxona. La paciente refería en los primeros días del ingreso acufenos y una sensación de plenitud en el oído derecho, por lo que se completó el estudio con resonancia magnética cerebral a fin de descartar absceso, una audiometría y potenciales evocados de tronco cerebral. Todas las pruebas fueron normales y los síntomas remitieron espontáneamente, siendo favorable la evolución clínica posterior. En la revisión, un mes y medio tras el alta hospitalaria, la paciente permanecía asintomática.
El S. suis tipo 2 (grupo R de la clasificación de Lancefield) es un germen grampositivo y anaerobio facultativo, frecuentemente hallado como saprofito en cerdos, donde causa múltiples infecciones4,5. Además de los casos esporádicos, se han comunicado en China dos brotes de infección por S. suis en humanos6,7. En la gran mayoría de los infectados existe contacto reciente con ganado porcino o con sus derivados crudos. La meningitis aguda es la presentación clínica más frecuente8 (entre el 75 y el 85% de los casos), si bien se han descrito casos de bacteriemia, espondilodiscitis, artritis, endocarditis, uveítis o más recientemente de aneurismas micóticos9. Aunque la mortalidad es baja (de un 7 a un 9%), en más de la mitad de los casos persisten secuelas en forma de hipoacusia grave y lesión vestibular.
Aunque la incidencia de meningitis por S. suis continúa siendo baja, debemos incluir a este patógeno en el diagnóstico diferencial de pacientes expuestos a ganado porcino o a sus derivados crudos, pues un tratamiento precoz es clave para evitar sus secuelas. Así mismo, se deberían generalizar entre los trabajadores del ganado porcino el uso de métodos de barrera que impidan la contaminación de las heridas cutáneas en manos y antebrazos, pues son puertas de entrada reconocidas del S. suis.