Los abscesos perirrenales suelen presentarse como una complicación infrecuente de las infecciones del tracto urinario1, pudiendo ser secundarios a bacteriemia. En el pasado el diagnóstico erróneo y tardío producía mortalidad elevada, llegando a ser de hasta un 20-50%. Actualmente, con la utilización de técnicas de imagen modernas, se consigue un diagnóstico más precoz y junto con el drenaje óptimo del absceso y el tratamiento antibiótico la mortalidad es muy baja2.
Presentamos el caso de un varón de 65 años que acude a urgencias por fiebre de hasta 39°C de 4 semanas de evolución, escalofríos, pérdida de peso de 5kg y dolor abdominal en flanco inferior izquierdo, con antecedente de realización de exodoncia 3 semanas previo al inicio de los síntomas. El paciente no presentaba síntomas urinarios. En la analítica destacó un aumento de la PCR (100,5mg/L), de procalcitonina (6,88ng/mL) y neutrofilia. La ecografía renal mostró la presencia de quistes renales simples bilaterales sin otros hallazgos patológicos. Se tomó urinocultivo y hemocultivos, se inició antibioterapia intravenosa empírica con meropenem y vancomicina y el paciente fue ingresado. La TAC renal mostró absceso perirrenal izquierdo (6×5cm) con extensión a bazo, a espacio pararrenal posterior y a fascias, pero no fue posible el drenaje de la lesión renal al no apreciarse colecciones organizadas aptas para puncionarse. El ecocardiograma no mostró imágenes compatibles con vegetación endocárdica valvular, descartando endocarditis. El urinocultivo fue negativo. A las 41,27h se positivizó el frasco anaerobio de hemocultivo observándose cocos grampositivos en cadenas y se realizó pase a agar sangre en anaerobiosis, en el cual crecieron a las 96horas unas colonias blanquecinas y enanas que fueron identificadas como Parvimonas micra por MaldiTof (Vitek MS®). El antibiograma (ATB ANA EU, Biomerieux) mostró sensibilidad a amoxicilina, amoxicilina-clavulánico, clindamicina, imipenem, metronidazol, penicilina, piperacilina, piperacilina/tazobactam, ticarcilina, ticarcilina/clavulánico y vancomicina por lo que se modificó el tratamiento a ertapenem y clindamicina. La TAC renal realizada 10 días después del ingreso mostró discreta disminución del tamaño (3,7×2,6×4,9cm) y densidad del absceso y el paciente fue dado de alta 25 días después del ingreso. Completó el tratamiento intravenoso durante 7 semanas más y posteriormente llevó clindamicina oral durante 6 semanas hasta curación clínica.
Parvimonas micra es un coco grampositivo anaerobio, que forma parte de la flora normal de boca, vías respiratorias y digestivas altas, sistema genitourinario y piel. Su potencial patógeno ha sido discutido durante años, aunque actualmente se sabe que puede causar infecciones oportunistas: abscesos cerebrales y epidurales, bacteriemia, endocarditis, neumonía necrosante y aborto séptico entre otros3–5. Tras realizar la búsqueda en Pubmed con las palabras Parvimonas micra/Peptostreptococcus micra y absceso renal no hemos encontrado ningún caso documentado, de ahí la relevancia del presente caso clínico. El absceso perirrenal se caracteriza por la presencia de signos y síntomas inespecíficos como: fiebre, dolor lumbar, vómitos, dolor abdominal con defensa a la palpación y masa en flanco con irradiación a la pierna, coincidiendo con la sintomatología que presentaba nuestro paciente6. La vía principal de infección es la ascendente, de ahí que se asocie a complicaciones tardías de una infección urinaria, especialmente a urolitiasis. Por esta razón las bacterias implicadas más frecuentemente son Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae y Proteus spp., aunque se han documentado casos de absceso renal por Staphylococcus aureus7. Ocasionalmente los síntomas pueden ser sugestivos de pielonefritis aguda con síndrome febril y dolor unilateral en flanco que no mejoran con el tratamiento de la pielonefritis aguda8. Puede asociarse piuria y proteinuria, pero el análisis de orina es normal hasta en un 30% de los casos con urinocultivos negativos hasta en un 40%, tal y como ocurrió en nuestro caso. En el paciente el absceso apareció como consecuencia de una bacteriemia de origen bucodental, ya que había sido sometido a una exodoncia, que secundariamente dio lugar al implante metastásico séptico en región retroperitoneal, renal y esplénica favorecido posiblemente por la presencia de quistes renales previos. Los factores de riesgo asociados a este cuadro son: diabetes mellitus, obstrucción uretral, reflujo vesicouretral, inmunosupresión o el uso de drogas por vía parenteral9, ninguno estaba presente en nuestro caso, lo que nos hace valorar el potencial oportunista de Parvimonas micra. Con todo esto podemos concluir que es fundamental un diagnóstico precoz y un tratamiento óptimo para conseguir una evolución favorable.