La micobacteria Mycobacterium bovis (M. bovis) es una de las especies integrantes del complejo Mycobacterium tuberculosis (M. tuberculosis). En la actualidad es una causa rara de infección tuberculosa en los países industrializados1–3. La principal vía de transmisión se debe al consumo de productos lácteos no pasteurizados. La presentación clínica y los hallazgos radiológicos son similares a los de M. tuberculosis. La micobacteria M. bovis causa principalmente infecciones extrapulmonares, por lo general en el aparato digestivo, en relación con la vía de entrada, siendo un porcentaje menor la afectación pulmonar causada por transmisión entre humanos entre otras vías. Se han descrito casos de afectación peritoneal y pleural por separado4,5, por lo que creemos de interés presentar el caso de una enferma con infección simultánea de ambas serosas.
Mujer de 61 años, natural de Marruecos que ingresó por presentar dolor abdominal intermitente en hipogastrio y ambos flancos, junto a sensación distérmica y pérdida de peso no cuantificada desde hacía 6 meses. En la exploración física destacaba hipofonesis en la base pulmonar derecha y dolor abdominal en hipogastrio y flanco izquierdo, sin signos de irritación peritoneal. En los datos analíticos destacaba: Hb 13g/dl, Hto 42%, leucocitos 13.200×103/μl (67% neutrófilos, 27,4% linfocitos), VSG 56mm/h, PCR 3,2mg/dl, Ca 125: 183U/ml y serología de VIH negativa. La radiografía de tórax mostró derrame pleural derecho que ocupaba la mitad del hemitórax. La TC abdominal confirmó la presencia del derrame pleural, mostrando además múltiples nódulos diseminados por todo el peritoneo de entre 1-3cm aproximadamente, además de ascitis de distribución atípica. En la toracocentesis se obtuvo un líquido amarillento con características de exudado linfocitario, con 3.200 leucocitos (99% mononucleares), ADA 68U/l y citología negativa para células neoplásicas, resultando los cultivos negativos. En la laparoscopia se apreciaron múltiples nódulos diseminados por el peritoneo que, biopsiados mostraron múltiples granulomas sin caseum, obteniendo el crecimiento de M. bovis resistente a pirazinamida. Se inició tratamiento vía oral con isoniazida (300mg), rifampicina (600mg), etambutol (800mg) y pirazinamida (1.500mg) retirándose este último ante los resultados de resistencia, manteniendo el resto de fármacos hasta completar 9 meses, con lo que se normalizó su estado y desaparecieron las alteraciones pleurales y peritoneales.
El diagnóstico de tuberculosis peritoneal, dada la escasa frecuencia de esta infección en nuestro medio y por las manifestaciones clínicas sugestivas de síndrome constitucional, suele confundirse con una neoplasia de origen abdominal, por lo que es necesario presentar recurrencias a la toma de muestras quirúrgicas para su estudio6. En el caso de nuestra enferma, las características del líquido pleural (exudado linfocitario con absoluto predominio de mononucleares y elevación significativa del ADA), buena respuesta al tratamiento y el crecimiento de la micobacteria en la muestra obtenida del peritoneo, sugieren que su origen sería provocado por la infección tuberculosa. Una característica que diferencia a M. bovis del complejo M. tuberculosis, también presente en esta enferma, es la resistencia intrínseca a la pirazinamida que se ha comprobado hasta en un 80% de las ocasiones7, lo que nos debe hacer sospechar de esta micobacteria. El tratamiento antituberculoso reglado con 3 fármacos, consigue una completa remisión de las manifestaciones clínicas8. Con el aumento de personas en nuestro medio procedentes de países donde la infección por M. bovis es prevalente, es necesario mantener un alto índice de sospecha y considerar la posibilidad de infecciones por esta micobacteria.