El diagnóstico definitivo de la infección del tracto urinario (ITU) se realiza por cultivo cuantitativo de orina. Tradicionalmente se ha considerado que la presencia en orina de 100.000 o más bacterias/ml representa una bacteriuria significativa, indicativa de ITU. Sin embargo, este criterio sólo es aplicable a ciertos grupos de población y actualmente no se puede considerar un criterio absoluto. La presencia “real” de cualquier número de bacterias en orina puede representar una ITU cuando existen síntomas específicos y piuria.
En los últimos años se han comercializado diferentes sistemas automáticos que, adaptando técnicas clásicas de diagnóstico, permiten descartar de forma rápida la existencia de ITU, aunque su utilidad clínica es controvertida. Los nuevos medios de cultivo cromogénicos permiten asimismo la identificación directa de los uropatógenos en el medio y, sobre todo, facilitan enormemente la detección de cultivos polimicrobianos. Del mismo modo, hay sistemas automáticos que permiten obtener resultados de identificación y sensibilidad en el día. Sin embargo, la continua aparición de nuevos fenotipos de resistencia ha obligado a modificar el modelo de antibiograma que se venía realizando a los uropatógenos clásicos, por lo que se requieren técnicas especiales para su detección y caracterización. La interpretación correcta del antibiograma, en estos casos, resulta fundamental para detectar estos fenotipos y conseguir el éxito terapéutico.
Definitive diagnosis of urinary tract infection (UTI) is performed through quantitative urine culture. Traditionally the presence of 100,000 or more bacteria/ml in urine has been considered to represent significant bacteriuria, indicating UTI. However, this criterion is only applicable to certain population groups and cannot currently be considered an absolute criterion. The “real” presence ofany number of bacteria in urine can represent a UTI when there are specific symptoms and pyuria.
In the last few years various automatic systems have been introduced onto the market which, by adapting classical diagnostic techniques, allow the presence of a UTI to be rapidly ruled out, although their clinical utility is controversial. In addition, the new chromogenic culture media allow direct identification of uropathogens and, in particular, are of enormous help in the detection of polymicrobial cultures. Likewise, automatic systems can provide results on identification and sensitivity to be obtained in a single day. However, because new phenotypes of resistance are continually appearing, the antibiogram model used with classical uropathogens has had to be modified, requiring special techniques for pathogen detection and characterization. Correct interpretation of the antibiogram in these cases is essential to detect these phenotypes and achieve therapeutic success.