Paciente masculino de 26 años de edad sin antecedentes personales de interés ni hábitos tóxicos consultó por síndrome febril con sudoración profusa, cefalea holocraneal, astenia y malestar general de una semana de evolución. Negaba tos u otros síntomas respiratorios. Como antecedentes epidemiológicos, refería haber estado recientemente en Extremadura, en contacto con cabras y otros animales domésticos, y consumido productos lácteos sin pasteurizar.
La exploración cardiorrespiratoria y abdominal fue normal, sin adenopatías ni lesiones cutáneas. Únicamente se constató una temperatura >38°C, sin desaturación de oxígeno. A nivel analítico presentaba leucocitosis de 11,9 × 103/mm3 con desviación a la izquierda y aumento de proteína C reactiva (PCR) (26,5 mg/dl). El resto de las magnitudes del hemograma y bioquímica se encontraban dentro de la normalidad. En la radiografía de tórax (fig. 1) se observaron múltiples infiltrados nodulares en ambos hemitórax sin derrame pleural asociado.
Durante su ingreso recibió tratamiento antibiótico empírico con amoxicilina-clavulánico, persistiendo febril. Se realizó una tomografía computarizada (TC) torácica que mostró condensaciones pulmonares nodulares bilaterales, así como presencia de broncograma aéreo de predominio subpleural con halo en vidrio deslustrado (fig. 2). Una radiografía de control realizada cinco días más tarde mostró un patrón de infiltración diferente (fig. 3).
Los hemocultivos, la antigenuria de Sreptococcus pneumoniae y Legionella pneumophila, y la serología de VIH fueron negativos. Se realizó también en frotis orofaríngeo un panel de virus respiratorios (Anyplex® Seegene) y PCR múltiple (Filmarray®, Biomerieux, España) con resultado negativo para Influenza A y B, VRS A y B, Adenovirus, Enterovirus, Metapneumovirus, Parainfluenzavirus (1,2 3 y 4), Bocavirus, Coronavirus (NL63, OC43, 229E) y Rhinovirus, Coronavirus HKU1, Bordetella pertussis, Bordetella parapertussis, Chlamydia pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae. El cultivo del lavado broncoalveolar (BAL) y del broncoaspirado (BAS) para bacterias mostró flora mixta, se descartó infección fúngica mediante cultivo y secuenciación 18s. El estudio serológico de Brucella sp., Strongyloides stercoralis, Toxocara sp., Leptospira sp., Treponema pallidum y Echinococcus sp. fueron negativas y se demostró la presencia de IgG para Chlamydophila pneumoniae y Mycoplasma pneumoniae siendo las IgM negativas. Finalmente, se realizó un estudio serológico frente a Coxiella burnetii (C. burnetii), con resultados de la IgG en fase II (IFI) de 1/2048 obtenido mediante el instrumento de VirClia® (reactivos VIRCELL®), e IgM (CLIA) de 5,53 mediante el sistema de nueva generación Alinity de ABBOTT® (reactivos de la misma casa comercial). Los resultados para la IgM se consideraron positivos por su elevado valor y se desestimó que fueran debidos a reacciones cruzadas por el título elevado de la IgG.
Se realizó además cribado de enfermedades autoinmunes (CH50, ANA, ANCA y FR) y estudio citológico de BAL y BAS, con resultado negativo.
Con la sospecha diagnóstica de fiebre Q, se decidió comenzar tratamiento antibiótico con doxiciclina vía oral 100 mg cada 12 horas durante 14 días, quedando rápidamente afebril y se observó resolución de los infiltrados pulmonares nodulares (fig. 4).
La fiebre Q es una antropozoonosis de distribución cosmopolita, considerada una enfermedad infradiagnosticada dada su sintomatología inespecífica. El agente responsable es C. burnetii, un bacilo gramnegativo intracelular con afinidad para infectar fagocitos mononucleares1. El mecanismo de transmisión en humanos es habitualmente por vía aérea, por inhalación de microorganismos viables procedentes de orina, heces, leche, placenta o líquido amniótico de ovejas, cabras, vacas y otros animales domésticos. También se han descrito casos de transmisión por consumo de productos lácteos no pasteurizados. La fiebre Q aguda puede ser asintomática hasta en 50% de los casos, y aunque la presentación puede ser muy variada, la manifestación más frecuente es en forma de neumonía, hepatitis aguda o un cuadro gripal1. La prevalencia y la distribución geográficas son muy heterogéneas, aunque sí se observa una mayor prevalencia en áreas rurales. En España se ha descrito una mayor frecuencia de afectación pulmonar en el norte y de fiebre y hepatitis en otras regiones2,3.
La afectación radiológica observada en los casos de neumonía es variable e inespecífica, se han descrito consolidaciones lobares o segmentarias, uni o bilaterales, que pueden afectar a varios segmentos, y también derrame pleural1,4. Asimismo, se han descrito consolidaciones nodulares con halo en vidrio deslustrado en TC de alta resolución, predominantemente con distribución segmental y periférica5. El hallazgo de opacidades múltiples redondeadas, aunque muy infrecuente, se ha descrito con relación a la fiebre Q y se ha sugerido incluso que esta imagen radiológica debe orientar el diagnóstico de neumonía por C. burnetii5,6.
Este caso apoya la afectación radiológica en forma de infiltrados pulmonares nodulares múltiples como una forma de presentación posible e infrecuente de la neumonía por fiebre Q aguda en nuestro medio, siendo la serología frente a C. burnetii necesaria para confirmar la sospecha diagnóstica.
FinanciaciónEste trabajo no ha recibido ningún tipo de financiación.