Rickettsia sibirica mongolotimonae fue aislada por primera vez en 1992 en Beijín como una subespecie de R.sibirica a partir de garrapatas procedentes de la región de Mongolia Interior, de ahí su nombre1. Su patogenicidad se ha comprobado en humanos, y aunque el número de casos descritos es pequeño, en los últimos años se ha comunicado de forma creciente2.
Presentamos el caso de un varón de 29años sin antecedentes médicos de interés que consultó en nuestro centro, en junio de 2021, por fiebre, malestar general, mialgias y cefalea de cuatro días de duración. Había regresado hacía dos días de unas vacaciones en una zona de campo en el Valle de Luena (Cantabria), en el norte de España, y refería que había presentado una picadura de insecto en la cara externa del antebrazo derecho dos días antes de inicio de los síntomas. En el examen físico la temperatura era de 38°C, la presión arterial 110/70mmHg y la frecuencia cardíaca de 90lpm. Presentaba una escara necrótica en el antebrazo derecho de aproximadamente 1cm de diámetro, acompañada de cordones linfangíticos en dirección proximal (fig. 1) y de una adenopatía axilar dolorosa de aproximadamente 1cm no adherida a planos profundos. El resto de la exploración era normal. El hemograma mostraba una cifra de leucocitos de 6.100, con 930 linfocitos absolutos, y cifras de hemoglobina y de plaquetas normales. Las determinaciones bioquímicas, incluyendo transaminasas, fueron normales, excepto proteína C reactiva, de 16mg/l (normal <10,0). En la radiografía de tórax no había hallazgos relevantes. La detección de anticuerpos para Rickettsia, Borrelia, Francisella turalensis y Anaplasma phagocytophilum fue negativa, mientras que una PCR (reacción en cadena de la polimerasa) en tiempo real (Centro Nacional de Microbiología CarlosIII, Majadahonda, Madrid) de una biopsia de la escara necrótica resultó positiva para Rickettsia sibirica mongolotimonae. El paciente fue tratado con doxiciclina 100mg cada 12horas durante 10días, presentando mejoría clínica progresiva hasta la recuperación completa y desaparición de las lesiones cutáneas y de la adenopatía. Seis meses después permanece asintomático.
Además de síntomas generales como fiebre, malestar general y mialgias, las manifestaciones cutáneas de Rickettsia mongolotimonae son muy características, lo que permite un rápido diagnóstico de sospecha. Como en nuestro caso, suele tratarse de escara necrótica generalmente de pequeño tamaño en una extremidad que se presenta hasta en el 90% de los pacientes3, y se han descrito incluso casos con múltiples escaras acompañantes; esta lesión se puede continuar de un cordón linfangítico en dirección proximal de coloración rojiza que está presente en aproximadamente 45% de los casos y se acompaña de adenopatías locales4, por lo que se ha propuesto el acrónimo de RAL (rickettsiosis asociada a linfangitis, o LAR por sus siglas en ingles)5; se ha descrito también otro tipo de lesiones locales como exantema papuloso eritematoso en tronco y extremidades, linfadenopatia y alopecia cicatricial6. La infección es generalmente leve y responde bien al tratamiento con tetraciclinas, pero se han descrito casos con manifestaciones graves, como vasculitis retiniana, hiponatremia, shock, miopericartidis, encefalitis y fracaso renal agudo6.
El diagnóstico ha mejorado notablemente desde que se dispone de estudios de PCR específica en muestras de biopsia o frotis de la escara cutánea6. Los métodos serológicos son menos sensibles y tienen el inconveniente de reacciones cruzadas con otras Rickettsia que están presentes en nuestro medio7.
En Europa se ha aislado Rickettsia sibirica mongolotimonae en garrapatas de los géneros Rhipicephalus e Hyalomma, y la primera infección en humanos se diagnosticó en 1996 en el sur de Francia2. Desde entonces, se han comunicado múltiples casos, en su gran mayoría en la región mediterránea (Francia, España, Portugal, Grecia y Turquía). También se han descrito casos en algunos países de África (Algeria, Egipto, Camerún y Sudáfrica)8. En España se han descrito varios casos predominantemente en la región de la costa mediterránea, centro y norte peninsular9. Hasta donde hemos podido averiguar, nuestro caso es el primero comunicado de contagio en la comunidad de Cantabria.