Presentamos el caso de un varón de 55 años, fumador y bebedor importante con carcinoma epidermoide supraglótico T4aN1M0, portador de reservorio subcutáneo y acceso venoso periférico para tratamiento quimio-radioterápico. A la semana de recibir el primer ciclo de cisplatino ingresa en urgencias y es trasladado a la UCI por shock séptico (fiebre, hipotensión, disminución del nivel de conciencia, procalcitonina de 46ng/ml y lactato de 5,47mmol/l) con alteraciones hidroelectrolíticas severas (hiponatremia, hipopotasemia, hipocloremia, hiperglucemia y acidosis metabólica), fracaso renal agudo y bicitopenia severa (leucopenia de 300, con 60 neutrófilos y trombocitopenia de 19.000) sin coagulopatía.
Se inicia tratamiento de soporte con cristaloides, transfusión de plaquetas, aminas vasoactivas y antibioterapia endovenosa empírica con piperacilina-tazobactam y, posteriormente, con meropenem, amikacina y linezolid. Presenta una evolución tórpida, fibrilación auricular rápida e insuficiencia respiratoria con mala respuesta a pesar de la ventilación mecánica y amiodarona en perfusión. Fallece en pocas horas tras parada cardiorrespiratoria y fracaso multiorgánico.
En la radiografía de tórax destacaba un infiltrado bilateral (fig. 1).
En los hemocultivos obtenidos al ingreso creció en todos los frascos un bacilo gramnegativo largo, fusiforme y microaerófilo. El crecimiento fue lento y a las 48h, la colonia era pequeña, gris y bien definida. Mediante la espectrometría de masas (MALDI-TOF) se identificó como Leptotrichia buccalis.
Leptotrichia spp., es un bacilo gramnegativo, a veces se ha descrito como gran variable, inmóvil, anaerobio facultativo, fusiforme, fermentador de hidratos de carbono y productor de ácido láctico. Algunas especies no crecen en medios convencionales y cuando lo hacen son de crecimiento lento. La identificación por métodos fenotípicos es difícil, y por ello se cree que sus infecciones están infradiagnósticadas1 por identificarlas como Fusobacterium o Lactobacillus. Actualmente se identifica por espectrometría de masas o por secuenciación del gen del ARNr 16S. Leptotrichia buccalis habita fundamentalmente en la cavidad oral por lo que suele causar enfermedades odontológicas y abscesos bucales, aunque en pacientes inmunodeprimidos actúa como patógeno oportunista2. Posee una similitud taxonómica con las fusobacterias, por lo que antiguamente pertenecían a la misma familia1–3. La patogenicidad de Leptotrichia spp. se debe a la producción de LPS y secreción de endotoxinas que desencadenan una reacción inflamatoria mediante citoquinas2.
En una reciente revisión4 se han descrito aislamientos de esta bacteria en casos de septicemia, fiebre neutropénica, trombocitopenia, disnea subaguda, halitosis y diversas enfermedades odontológicas (pulpitis o necrosis pulpar, periodontitis, placas dentales…) e incluso endocarditis5. Se ha descrito un mayor riesgo de bacteriemia por Leptotrichia buccalis en pacientes con neutropenia febril posquimioterapia y mucositis o infecciones periodontales6,7. El paciente que presentamos, tenía una boca séptica y déficit de piezas dentarias, además del tumor laríngeo con invasión local.
Existen casos publicados de síndrome de Lemierre por Leptotrichia buccalis en pacientes neutropénicos8 con infiltrados radiológicos bilaterales y abscesos pulmonares en TC. En nuestro caso, tras el rápido desenlace fatal y la ausencia de consentimiento para necropsia, no se pudo completar el estudio, pero a pesar de su rareza, no descartamos esta posibilidad. En el diagnóstico diferencial incluimos también neumonía9 bilateral atípica por Leptotrichia buccalis debido a la sepsis grave, insuficiencia respiratoria y radiología compatible.
Por lo general, es susceptible a múltiples agentes antimicrobianos como betalactámicos, carbapenémicos, clindamicina, metronidazol, rifampicina, tetraciclinas y cloranfenicol1,4,6,7, y resistente a aminoglucósidos, macrólidos, vancomicina y fluoroquinolonas4,10.
Creemos que nuestra aportación es importante porque no hay publicado ningún shock séptico por Leptotrichia buccalis. La mayor parte de los casos con bacteriemia descritos en la literatura también tenían neutropenia posquimioterapia, y la puerta de entrada era la cavidad oral. Sin embargo, todos ellos habían respondido a los antibióticos previamente mencionados, a diferencia de nuestro paciente.