Hemos leído con interés el artículo recientemente publicado por Esteban Araos-Baeriswyl et al.1 en el que presentan un caso clínico inusual de afectación sacroilíaca por Bartonella henselae (B. henselae). A pesar de que las infecciones por Bartonella spp. y, en especial por B. henselae, provocan un amplio y creciente espectro de manifestaciones clínicas, nos ha llamado la atención este diagnóstico y quisiéramos hacer una serie de consideraciones. Se trata de una paciente con un cuadro de neumonía adquirida en la comunidad (NAC) de presumible origen bacteriano con hipertransaminasemia leve y esplenomegalia, cuyo único antecedente epidemiológico de interés es el contacto con gatos. La etiología de la NAC es muy amplia y uno de los microorganismos que se debe considerar es Coxiella burnetii (C. burnetii), agente productor de la fiebre Q2. Su distribución es mundial y provoca un amplio espectro de manifestaciones clínicas que van desde cuadros asintomáticos u oligosintomáticos, a síndromes gripales con o sin afectación neumónica, hepatitis febril, endocarditis, y osteítis-artritis entre otros2,3. El diagnóstico de la infección por C. burnetii, al igual que sucede con Bartonella spp., se realiza habitualmente mediante técnicas serológicas, siendo la técnica de referencia la inmunofluorescencia indirecta. A este respecto, una de las limitaciones que tiene la realización de esta técnica es la existencia de reacciones cruzadas con otros agentes infecciosos. De hecho, la reacción cruzada entre C. burnetii y Bartonella spp. es muy frecuente4. Por otro lado, las manifestaciones osteoarticulares provocadas por C. burnetii no son inusuales5 y en todo caso más frecuentes que las provocadas por B. henselae. A pesar de que las Bartonella spp. provocan una gran variedad de manifestaciones clínicas, no son agentes habituales de NAC y en la literatura los escasos casos comunicados están relacionados con complicaciones de la linfadenopatía por arañazo de gato6. Llegados a este punto, y con los datos aportados por los autores, pensamos que es un poco arriesgado realizar el diagnóstico definitivo de sacroileítis por B. henselae. Por un lado, no han cultivado el microorganismo, tampoco lo han amplificado mediante técnicas de biología molecular y, un simple título de anticuerpos frente a B. henselae, fuera del adecuado contexto clínico, no quiere decir que exista infección definitiva por este agente. La determinación de anticuerpos frente a Bartonella spp no permite tampoco distinguir entre las diferentes especies de Bartonella. Por otro lado, se han preguntado ¿cuál es la prevalencia de anticuerpos frente a Bartonella spp. en propietarios de gato en su Comunidad? En España y en otros lugares del mundo donde se ha estudiado llega a ser muy elevada en ciertos colectivos7. Otra pregunta que nos surge y que es el motivo fundamental de nuestra carta: ¿no creen que el paciente pudo tener una NAC por C. burnetii con una osteítis secundaria y que sus resultados serológicos se hayan debido a una reacción cruzada entre ambos microorganismos? Ambos son agentes zoonóticos y de distribución mundial. C. burnetii se considera una zoonosis emergente en Chile. Un artículo reciente ha demostrado una seroprevalencia estimada de un 3%, llegando a ser de un 5,6% en personas mayores de 65 años8.
En conclusión, los pacientes infectados por C. burnetii y B. henselae pueden presentar manifestaciones clínicas muy variadas, difíciles de distinguir, así como tener historia de contacto cercano con gatos y otros animales. En ambas, el diagnóstico de laboratorio se realiza principalmente mediante serología y una reacción cruzada entre las dos es frecuente. En todo caso, hay algunas secuencias clínicas que son más lógicas que otras y todo debería valorarse en el adecuado contexto.
FinanciaciónEl presente trabajo no ha recibido financiación de ningún tipo.